Chapter 3

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Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco me pertenece, esta pertenece a galfoy y esta historia fue beteada por AliciaBlackM.

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Un profundo temblor sacudió su suelo, acompañado por un murmullo que lleno los sueños febriles de Draco con visiones de fuego y muerte. Era un sonido familiar. Si solo pudiera identificarlo...

«¡Dragón!»

Sus ojos se abrieron de par en par, pero contuvo la respiración y mantuvo su cuerpo inmóvil, su visión todavía estaba demasiado difusa para determinar la ubicación de la amenaza. Todo lo que podía esperar era que el dragón estuviera lo suficientemente lejos como para dejarlo escabullirse sin ser notado.

El problema era que no tenía ni idea de dónde estaba.

«Piensa. Piensa antes de ser incinerado».

Titubeo un momento, y pedazos de recuerdos comenzaron a volver a él. La guerra. Luna. El curso. El metro. Granger.

«¿Granger?».

Se sentó de repente, y de inmediato se derrumbó con un grito de dolor. Una gasa pegajosa y que le daba picazón cubría su torso, el aire olía a antiséptico y sangre. Por supuesto... La maldición. ¿Lo había curado, entonces? ¿Por qué haría algo tan estúpido? Ni siquiera estaba encadenado. Draco miró a su alrededor, jadeando mientras trataba de combatir las náuseas que de repente amenazaban con alcanzarlo.

No había ningún dragón que pudiera ver. Había una fea iluminación en la parte de arriba, del tipo que los muggle parecían tener en los espacios públicos. Zumbaban y silbaban por encima de él. Cuando sus ojos se ajustaron, vio paredes con azulejos agrietados y cremosos como en el metro, y antiguos tubos oxidados. Era una extraña y pequeña habitación, obviamente creada a través de algún tipo de encanto de remodelación, largas paredes habían sido retorcidas para cerrar el espacio, dejando ese aspecto ligeramente descontrolado que era único en el mundo mágico.

No había puerta.

¿Dónde carajo estaba?

Draco miró su cuerpo, y su cuello protestó dolorosamente ante el movimiento. Estaba acostado en un catre, con vendas envueltas alrededor del pecho, sus pantalones habían desaparecido. Afortunadamente le había dejado puestos sus boxers. La Marca Oscura se destacaba con fuerza contra su pálida piel. Había otros catres en la habitación, así como tambaleantes literas. Todo vacío.

—¿Granger? ¿Lovegood? —exclamó, mirando a su alrededor, pero la habitación estaba vacía.

Madam Pomfrey se materializó a su lado. —¡Me temo que no, señor Malfoy!

—Jodido infierno —maldijo, mirando a su antigua enfermera de la escuela con sorpresa—. ¡Una pequeña advertencia!

—Cuide su lenguaje, joven. Tienes suerte de estar vivo. —Inmediatamente empezó a ocuparse de sus vendas, apretándolas en algunos lugares y causándole un nuevo choque de agonía en sus costillas. Gimió ante la sensación, y luego se mordió la lengua con dificultad para callarse.

—¿Por qué estás aquí y cómo estoy exactamente vivo? —preguntó, con la cabeza dándole vueltas por el esfuerzo de mantenerse consciente—. Pensé que no había manera de revertir esa maldición. —Ciertamente no había forma en su mansión, de todos modos. Habían perdido algunos soldados por el Clavus Corpus.

—Trabajo para la Resistencia, por supuesto, he tenido seis años de esta guerra para practicar para sanar maldiciones excepcionalmente crueles... por suerte para ti, ya he visto esta, aunque fue difícil hacerlo a último momento.

Uno de los monstruosWhere stories live. Discover now