Chapter 4

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Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco me pertenece, esta pertenece a galfoy y fue beteada por AliciaBlackM.

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Milagrosamente la mansión estaba tranquila cuando Draco y Narcissa llegaron al punto de aparición. Los dos se sintieron incómodos.

—Debe haber habido otra incursión —murmuró Narcissa con las cejas fruncidas—. No escuché hablar de eso, que extraño.

—Estabas buscándome —dijo Draco. —Probablemente sólo surgió inesperadamente.

—Hmm. —Narcisa estaba claramente poco convencida. Se volvió hacia Draco y le apretó el brazo—. Voy a mi reunión diaria con el Señor Oscuro, recuerda Draco: ni una palabra a nadie sobre lo que realmente te pasó, necesitaremos manejar esto con mucho cuidado.

—Por supuesto.

Lo besó en la mejilla y se volvió para alejarse.

—Madre, espera. —Draco extendió la mano y arrancó algo de su hombro, examinando el objeto. Era una pluma negra.

—Debí de haberla recogido en aquel asqueroso restaurante muggle —dijo Narcissa, tomándola en sus dedos con una mirada de disgusto—. Podrían usar elfos domésticos allí.

Dejando caer la pluma al suelo, ella le sonrió y se alejó. Con un simple ajuste de su postura, Narcissa Malfoy se transformó de madre cuidadora a estratega mayor de los mortífagos. Draco la observó irse, preguntándose si alguna vez dejaría de sentirse impresionado por cómo imponía respeto con nada más que una desaprobadora ceja arqueada y una mirada amenazadora.

«¿Qué vendría de su encuentro con el Señor Oscuro?», se preguntó. Sus discusiones deben ser muy extrañas. El Señor Oscuro solía ser mucho más activo en la guerra, haciendo reuniones regularmente con los mortífagos e incluso mostrándose en las batallas más grandes, aterrorizando a la Resistencia con su presencia. Su madre tenía razón, sin embargo... el Señor Oscuro se había quedado callado. Draco ni siquiera recordaba la última vez que lo vio aterrorizando la mansión, se quedaba en el ala este del edificio y rara vez salía.

Tal vez había renunciado.

Uno podía tener esperanza.

A los mortífagos no parecía importarles tener un Señor Oscuro más moderado, significaba que menos de ellos terminaban torturados cuando las cosas iban mal. Sólo la tía Bella parecía perturbada. Draco la había oído preguntarle a su madre en varias ocasiones, preguntándole si sospechaba que algo le pasaba. En este punto era difícil decir si era paranoia o realismo.

Narcissa siempre se encogía de hombros. Si no quería que lo supieran, tendrían que esperar hasta que él decidiera explicarlo, le dijo. Draco estaba dispuesto a estar de acuerdo. El Señor Oscuro podría estar en la puerta de la muerte y no se enterarían de nada a menos que él mismo se los contara.

No es que realmente pudiera morir. Draco sabía todo acerca de los Horrocrux, era una cosa que su padre le había confiado. Era aterrador saber que nunca se desharían de él.

Dioses, todo esto era un desastre.

La pluma yacía en el suelo, y Draco la aplastó con su bota. Había algo molestando en su cerebro, algo que debía recordar.

Lo recordaría más tarde. Él apretó los dientes y comenzó el largo paseo hasta sus aposentos, trataría de arreglar el lío en su cabeza.

Después de bañarse y cambiarse de ropa, Draco se sintió significativamente refrescado, y dejó escapar un largo suspiro, masajeaba el puente de su nariz. Todavía había tanto que no sabía, tanto que no entendía. Granger podría haber tenido la reputación de una gran inteligencia en la escuela, pero Draco sabía que ella no hacía cosas al azar. Él siempre había sido rápido para ver las conexiones, rápido para resolver puzzles. Sin embargo, este tema en particular estaba más allá de él. Era un enredo total y simplemente no tenía todos los hechos.

Uno de los monstruosWhere stories live. Discover now