- Capítulo 4 -

31 4 0
                                    

Han pasado 20 minutos desde que mi abuelo falleció y estoy sentada con mi madre al lado abrazándonos, hacía tiempo que no la sentía así, desde mucho antes de lo que le pasó a Clara, no estamos pasando por muy buena racha la verdad pero así es la vida.

Mi madre y yo nos fuimos en mi coche, ella parecía que no estaba y no sabía si hablarle o callarme. El trayecto a casa no fue incomodo ya que cada una estaba en su mundo, la verdad es que me parece muy injusto, no he hecho nada malo y no me considero mala.

- Cariño, voy a estar en mi cuarto, si necesitas algo dímelo por favor- Me dice mi madre con la voz un tanto ronca por las lágrimas.

- Claro mamá, tú también puedes llamarme si me necesitas.- Le dije casi en un susurro, ella se acercó y me besó la frente.

- Pasado mañana es el funeral.- Me dijo y vi como se le cristalizaban los ojos, yo simplemente asentí y me fui a encerrarme al cuarto. Ya en mi habitación le mandé un mensaje a Alba y a María, como casi no nos veíamos por los estudios y tampoco vivíamos cerca nos distanciamos un poco.

------

Sara. Hola amigas, hace tiempo que no hablamos y lo necesito./ No pasó ni un minuto y me contestó Alba.

Alba. Te he escuchado bastante estresada¿Te apetece quedar?/ Sonreí y empecé a llorar.

María. Sara ¿Qué ha pasado?/ Recuerdo que ellas todavía no saben de la muerte de mi hermana, ni de que mi padre nos abandonó y tampoco saben de la reciente muerte de mi abuelo.

Sara. Si puede ser ahora mejor. / Dije, necesitaba soltarlo todo y así volver a abrazar a mis mejores amigas.

Alba. Voy a recogerte.

María. Voy a tu casa.

-------

La verdad es que siempre se han preocupado por mí y me han ayudado en todo, estaría bastante perdida sin ellas. 

Llaman al timbre y bajo corriendo, cuando abro la puerta me abalanzo sobre ellas y empiezo a llorar como una niña pequeña.

- Hey, tranquila, se que somos importantes pero no para eso.- Dice Alba riéndose un poco, agradezco su simpatía.

- ¿Tantas ganas tenías de vernos?- Dice María sonriendo con su perfecta sonrisa.

- No os he contado nada de lo que me ha estado pasando durante este año, lo siento.- Dije mirando al suelo.

- Bueno, ya estamos aquí.- Dicen las dos al unisón.- Les hago un gesto de que pasen y les guío a mi cuarto, nos sentamos en la cama y le explico la vida que tengo.

- Bueno quiero empezar por el foco de todo esto.- Digo y ellas asintieron.

- Todo empezó cuando descubrí a mi hermana fumándose un porro, yo le dije que eso estaba mal y que lo dejara, pero ella insistía en que controlaba y que si lo quisiera dejar lo haría sin ningún problema, pasaron los meses y mi madre se entera, Clara se enfada conmigo porque decía que se lo dije a nuestra madre, fue así pero lo hice para ayudarla, a partir de ese momento me hizo la cruz y no me decía nada, salía de casa y venía con bolsas de maría, yo pasaba de ella ya que me dijo que yo estaba muerta para ella, pasó un mes y estaba yo sola con mi hermana en casa, olía raro pero no sospeche nada, pasadas la hora bajé porque olía extremadamente mal y me encontraba un poco mal, abrí la puerta de su habitación y había demasiado humo, entré y la vi tirada en el suelo con una botella, pastillas y un porro de marihuana, la saqué de su habitación y respiraba muy poco, la metí en el agua fría pero no reaccionaba, llamé a la ambulancia y a nuestros padres. Poco tiempo después la ambulancia se lleva a Clara y yo la acompaño, en camino al hospital los señores me miran con pena y me dan la mano, no sabía lo que significaba hasta que taparon la cara de mi hermana, esa era la última vez que la vería y yo estaba enfadada con ella, no quería que se fuera así, tan joven.- Solté todo con lágrimas en los ojos, mis amigas no daban crédito a lo que estaba diciendo.

Ojalá tenerte.Where stories live. Discover now