૯ςƿɿՈคς ע ƿ૯Րძɿძคς

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Los gritos de dolor y agonía podrían escucharse por todo el palacio. Zuko esta seguro de eso, pero no le interesa. No ahora. Lo único que le interesa es la persona que esta en esa sala a pocos metros de él. Sufriendo y gritando. 

Volvió a morder su labio, haciéndolo sangrar, otra vez. 

No esta seguro cuanto tiempo a pasado.

No esta seguro de cuanto mas tendrá que escuchar sus gritos.

Pero esta seguro de sentir los brazos de aquella persona a su alrededor. Susurrándole palabras de consuelo y animo. Y devuelve el abrazo con desesperación.

Ama a Mai. Tal como ella lo ama. Pero ellos nunca se amaron romanticamente. Solo vieron que.. La vida seria soportable si estaban juntos, no es que realmente lo desearán, tenían a alguien mas a quien amar de aquella manera tan intima y especial, pero ninguno tuvo la valentía de decir nada. Ahora, con solo 19 años, Zuko vera a su primer hijo. O al menos eso espera. Eso espera por los gritos de su mejor amiga, de aquella que ama y que lo ama.

Y si. 

Es lo que espera.

Pero al mismo tiempo no.

Una de las sirvientas que a ayudado en el parto sale de la sala, algo cabizbaja pero con una dulce sonrisa, con las cejas arqueadas y una postura rígida. A Aang se le tensa todo el cuerpo al leer las palabras en sus ojos grandes y vistosos. Sabe lo que dirá y no lo quiere escuchar. No quiere que Zuko lo escuche, porque lo destrozara.

Ella suspira, y espera a que Zuko se separe del Avatar. Baja la cabeza con respeto.

—Su hija a nacido, su Majestad. Pero.. Nuestra Señora, la Dama Mai.. No a sobrevivido al parto. Lo sentimos, mi Señor.

Zuko puede ver como tiembla de miedo y dolor. Mai había sido una mujer fuerte, valiente, y determinada. Era una buena esposa y amable con los sirvientes. Seguramente, toda la Nación del Fuego se pondría de luto por ella. Y lo que Zuko no puede entender es el porque.. El porque de que una mujer tan buena y fuerte como Mai siempre demostró ser podría morir de es manera. Zuko sabía que Mai había anhelado una muerte digna de recordar. Sangrienta y llena de valor. Algo que demostrara su potencial. No.. No de esta manera.. Ella.. Ella debía vivir. Vivir para ver a su pequeña crecer, para estar rodeada por nietos y sobrinos, para estar como un apoyo para Zuko. Ella tenia mucho por delante. ¡Ella era especial! ¡Ella debía haber vivido!

—Zuk.. 

Se alejo de inmediato de Aang que intento tomar su hombro. Recordar que tenia a la persona msd especial para a su lado solo lo empeoraba. Y saber que alguien tan importante para él había muerto y su cadáver frío y pálido estaba a solo unos metros le hizo querer vomitar. Las lágrimas hacían escozor en sus ojos. Se marcho. Se fue con pasos rápidos hacia sus habitaciones. Tenia que llorar, gritar, suplicarle a los Espíritus que le devolvieran a Mai. La valiente y perfecta Mai que él había conocido.

Aang observo preocupado a su amigo alejarse. Miro a la joven sirvienta que aun temblaba. Suspiro.

—¿Se me permitiría ver a su hija.. Y a Mai?

No podía usar modales, no ahora. Mai también había significado algo para él. Una amiga y aquella que cuidaba y protegía a la persona que él.. Cerro los ojos solo por un segundo. No. No era hora de pensar en eso.

—Por supuesto, Avatar.

Ella parecía aliviada. Seguros que estaba preocupada por la joven princesa. Sin su padre que la sostuviera, y sin su madre por el resto de su vida. 

Aang trago saliva, y camino hacia la sala. Observó con gran pesar y dolor el cuerpo ahora inerte de Mai. Aun estando acogida por la Muerte, era hermosa. Su rostro suave, enmarcado por su largo cabello azabache, alguna vez ondulante en el viento. Su sangre manchandola de una manera que no era bonita. Su rostro tranquilo y sereno. Las cosas no debieron terminar así. Ella debía ver su cabello volverse gris. Debía ver a su hija. Debió hacer muchas mas cosas.

Aɪʀ ᴀɴᴅ Fɪʀᴇ •Zukaang• //ZukoxAang//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora