Una de las primeras y más importantes cosas que Jungkook había tenido que aprender en el ejército era a controlar su miedo.
Un soldado nunca debía dejar ver que tenía miedo, bajo ninguna circunstancia. El campo de batalla, fuese cual fuese, no era un sitio en el que podía dejar entrever sus emociones y el miedo era la peor de todas ellas. Durante su paso por la academia militar, Jungkook aprendió a controlar su cuerpo para estar mucho tiempo quieto, a respirar con calma al momento de disparar y a no mirar a los ojos; aprendió a ser un hombre rígido en el momento de actuar.
Sin embargo, cuando ingresó en la Unidad de Fuerzas Especiales, todo lo que había aprendido en los años anteriores dejó de servir.
Durante las misiones de la unidad de fuerzas especiales no servían de nada las simples lecciones de la academia, no servía de nada ser simplemente un hombre rígido que se limitaba a seguir órdenes al pie de la letra. Su miedo se convirtió en su principal enemigo y su misión más importante era vencerlo a como diese lugar.
Contralar su respiración y sus latidos para que su cuerpo soportase largas horas quieto en posiciones incómodas o ambientes extremos, convertirlo en su principal herramienta de lucha, disparar y atacar mirando a los ojos a tu enemigo. Jungkook aprendió cada una de las lecciones con magistral capacidad y fue su indudable capacidad de control lo que le llevó pronto a ser nombrado Capitán.
Nunca dejaba ver su miedo, pero eso no quería decir que Jungkook no lo sintiera.
Jungkook tenía miedo cada día de su vida; como militar y como ser humano.
Como el Capitán Jeon Jungkook, el miedo es entrenar hasta caer del cansancio, es la ansiedad antes de una misión y el sudor excesivo en sus manos al recibir el sobre con información secreta. El miedo es la sensación de asfixia debido a su uniforme negro con la máscara para el rostro, la picazón producida por sus guantes de cuero que sostienen la ametralladora y como sus rodillas se debilitaban al pisar sangre.
Todo ello es sólo la muestra de su miedo a no regresar a casa, de morir en servicio.
Como Jeon Jungkook, el simple joven en sus veinte, el miedo es diferente. No se trata de un uniforme negro que lo cubre por completo, ni del arma elegida para el momento ni siquiera de la sangre de tantos hombres que se resbala por sus manos. El miedo para el Jungkook que es un simple joven adulto se traduce en las horas que pasa sentado en el borde de su cama, mirando a la puerta en completo silencio.
Es el miedo a que Kim Taehyung nunca vuelva a entrar por esa puerta.
Jungkook, durante una misión es el pilar de sus compañeros y como líder, nunca ha dudado de recibir una bala o una puñalada por uno de los suyos o por el propósito por el que lucha; incluso cuando eso significa hacer realidad su miedo de no regresar a casa con Tae. Jungkook, el capitán, es capaz de hacerle frente a ese miedo porque es lo que ha aprendido y defendido.
Pero ese otro Jungkook, el simple humano, no puede enfrentarse a la idea de que su amante nunca regrese.
Y no es sólo el miedo por las misiones de Taehyung, quien también expone su vida a las balas, los golpes y las puñaladas, quien puede no regresar a casa completo o vivo sino en un ataúd de madera clara sin ningún adorno en él. Es también el miedo a que Taehyung no regrese porque se ha dado cuenta que vivir con miedo no vale la pena.
Porque, así como Jungkook tiene miedo, Taehyung también y el menor de los dos se levanta cada mañana rogando que Tae siga a su lado, que siga pensando que su amor es incluso más fuerte que el miedo que los atraviesa de lado a lado cuando uno de los dos tiene que cerrar la puerta y partir hacia lo que podría ser su muerte, que el vivir a escondidas de todos los que les rodean porque no es aceptado amar a un hombre.

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Sin identidad.
FanfictionPorque amar a un soldado nunca será fácil. Mucho más cuando tú también eres uno. Drama/Romance Taekook Mención de Hopemin.