Capítulo 8

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Llevo el vaso de agua hasta mis labios, no tomo, solo juego con el borde del vaso plástico mientras pierdo mi mirada en la pantalla del monitor de Penz

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Llevo el vaso de agua hasta mis labios, no tomo, solo juego con el borde del vaso plástico mientras pierdo mi mirada en la pantalla del monitor de Penz. Él parece no querer tomar un descanso, sus dedos teclean con rapidez mientras sus ojos se mueven al compás de lo que escribe, lo que busca, lo que encuentra. Relajo mis hombros, pongo el peso de mi cuerpo en el otro, llevo hacia atrás mi cabello y vuelvo a concentrarme en lo que estaba leyendo. De vez en cuando intercambiamos una que otras palabras, otras veces, me limito a señalarle algo que parece se pierde a propósito entre toda la información que tiene delante de sí; me agradece, anota y volvemos a lo mismo de antes.

El sol ya se ha ocultado, la noche a emergido con lentitud, pero el trayecto de su encuentro ha sido favorecer para nosotros.

Desplazo mis ojos cansados para encontrarme con Schmidt sujetando una carpeta que deja de lado cuando nota que lo estoy mirando, sus cejas oscuras y abundantes, suben y se concentra en un punto: La salida. Es un gesto rápido, breve, me hace saber que quiere hablar conmigo un momento, a solas. Asiento dejando caer los párpados. Antes de irme, palmeo el hombro de Penz para llamar su atención, le entrego un vaso con café con nada de azúcar como le gusta y le susurro que vuelvo en minuto, asiente tomando del café.

—¿Por qué ustedes no han querido hablarme de mi accidente? —le pregunto después de unos segundos, recostados de la pared, uno al lado del otro, donde antes de que reinara el aura del silencio me preguntó cómo me sentía con toda la situación —.De los detalles que han querido obviar por una razón que no entiendo.

—Solo seguimos las indicaciones de Penz —se justifica —.Tu mente...No es como las demás...Tu pérdida de memoria no es convencional Luz. No fue por el accidente, o por tu enfermedad que perdiste la memoria; fue algo inducido, apropósito. Tu cerebro está trabajando de manera distinta ante ese proceso de invasión de la cual fuiste una víctima, por eso hay que tratar tus recuerdos de manera diferente a un caso típico de amnesia.

»Solo estamos siguiendo recomendaciones pertinentes. No queremos que nada te afecte más de lo debido, con lo que has pasado, con lo que has descubierto, con lo que sabes...No queremos correr ningún tipo riesgo. No cuando no sabemos cómo reaccionaras.

Una diminuta sonrisa sarcástica se delinea en mis labios.

—Me encantaría poder reír de verdad, te lo juro. Me dan ganas de eso —Alzo la cabeza para tratar de encontrar sus ojos, pero solo veo su perfil —.Entiendo tu punto, el de Penz, el de la OFIC. Pero ustedes parecen no entender el mío.

—Si lo entendemos.

—Entonces, ¿por qué ocultar todo lo que ocurrió el día del accidente? ¿Por qué no hablarme de lo que hice ese día, de a quien mate? Ella no era cualquier persona, era mi tía, la hija de Diego Baermann —cuestiono, sin sobresaltarme más de lo debido —. ¿Porque antes no me hablaron de ella? Ella era hija de Diego, así como lo era, Derek, mi papa; y Donovan, mi tío. ¿Por qué omitirla si ella también era una Baermann?

FIN DEL JUEGO © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora