La muerte no necesariamente es el final

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El beso de dementor es descrito como un destino peor que la muerte. Tener a un Dementor con la capucha baja mientras coloca sus mandíbulas alrededor de la boca de su próxima víctima era una imagen difícil de digerir. Ver como poco a poco consume su alma dejando tras de sí un cascarón vacío. Una persona cuya existencia es tan representativa como la de un vegetal en el congelador. Es imposible recuperar tu alma, ni siquiera se tiene la certeza de que es lo que pasa con ella. Puede que quedes atrapado dentro de esta criatura al igual que todos aquellos que haya consumido antes. Un destino que rara vez le desearias a alguien. Un destino que no estaba ni cerca de ser lo suficientemente cruel como para dejar a James Potter tomarlo.

Después del juicio, intentando tomar la mayor ventaja posible, y no es como si eso fuera necesario. Mostrarse como víctima había sido muy complicado para Riddle, sobre todo porque de hecho eso era. Ser vulnerable y visto como débil había sido un gran precio que estaba dispuesto a pagar. La tentación de ver a Potter pudrirse en Azkaban era mucha, el verlo entre las garras del dementor mientras este le succionaba el alma le emocionaba de una manera obsesiva casi enfermiza. No podía evitar pensar que alguno de ellos sería el castigo más correcto para alguien que destruiría su vida. Pero tal vez estaba siendo muy benévolo.

Saber que estaría en una celda toda la vida pudriéndose era una excelente idea, aunque con la información de que era un animago probablemente podría usar sus habilidades para escapar, lo que más temía de esa idea no era que fuera a enfrentarlo, sino que por el contrario tomará las cosas contra Harry. En cambio, el beso del dementor aun siendo terrorífico y casi imposible de presenciar no era todo lo que quería, ciertamente nadie sabría lo que le pasa a su alma pero ¿Y si no era tan terrible como lo deseaba? ¿Y si solo moría y ya? Quería verlo pudrirse toda la vida, no solo que acabará en un instante.

Tan pronto escuchó que su "amada" pelirroja comenzó a abogar por él frente a todo el mundo, no solo con el jurado, sino que fue capaz de persuadir al jefe de aurores que los apoyara diciendo que seguramente todo era cosa de un plan confabulado para encarcelarlo y claro que le iban a creer ¡Era de Tom Marvolo Riddle de quien hablábamos!

Pero eso solo resultó aún mejor para Riddle, quien sin pensarlo mucho descubrió cuál sería un peor destino para un mago sangre pura. Claro que no tenía que ver el casarse con una sangre sucia, eso lo había logrado por cuenta propia.

Durante varios meses estuvo investigando sobre un viejo hechizo. No era magia oscura como muchos habrían pensado, ni siquiera estaba legalmente prohibido porque era ridículo pensar que alguien se sometiera a tal rito. Aunque claro, no le iba a dar opción.

Una vez encontrado el método correcto no importó que su descarada y claro que victimizada esposa comenzará a hacer creer a la gente que las cosas no podían ser ciertas. Nada de lo que ella hiciera le quitaría la culpa, había registros médicos del ataque a Severus Black y también estaba una clara presencia de la magia de los Potter marcando a su hijo, Harry. Que si bien no estaba seguro de que fuera producto de la violación, no había duda alguna de quién era el padre.

Por eso no era de extrañar que llegara tan contento con los miembros de su ahora extraño círculo social para contarles la nueva noticia. La expresión de sorpresa por parte de los Alfa no tuvo precio, parecían tan emocionados como él y aún así afirmaban tenerle lástima al pobre bastardo. En cambio, con Severus fue distinto. Parecía algo conforme con el resultado pero sabía que quería más.

—¿Y luego qué? ¿En serio crees que aceptará?— pregunto Severus con claro escepticismo, ni él mismo aceptaría tal trato.

—Quién decidirá será la pelirroja, es su representante y estoy seguro que preferirá eso a ver a su esposo muerto— aquel tono de confianza podría aterrar a cualquiera.

Viviendo con el enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora