Comienzo

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Cuando giró la cabeza para poder mirar al americano, este lo observaba con una sonrisa amable y apartó su mano segundos después para levantarse del suelo. El inglés aún estaba algo confuso por su comportamiento. ¿Por qué tanto interés en ayudarle? No lo conocía de nada.

- Resolveré este caso como buen detective que soy~
- Eh... ¿No decías que eras periodista?
- Es lo mismo~

Alfred no le dio importancia a ese hecho y le extendió la mano al chico para ayudarlo a levantarse también del suelo. Si iban a hablar prefería hacerlo sentados en otro lugar más cómodo y, si podía ser, seguro. Aquella mansión no le transmitía seguridad al americano. Aunque luego volvió a pensarlo e imaginó que el inglés no querría salir de allí. Arthur aceptó su ayuda y se levantó sacudiéndose un poco la ropa, mirándolo de reojo.

- ¿Y qué piensas hacer?
- Mm... Primero debo saber todo sobre el caso~ ¿Me contarías lo que te pasó?

El inglés se lo pensó por unos segundos hasta que dejó salir un leve suspiro mientras se dirigía hacia la puerta para salir de aquella habitación.

- Vayamos al salón a hablar...
- Mm... De acuerdo.

El americano lo siguió con un semblante más serio, ya que este tema lo requería. No todos los días se veía a alguien medio esqueleto. Cuando llegaron a lo que era el salón se sentaron en el sofá desgastado por los años y por las personas que pudieron entrar antes de que se cerrara este lugar. Hubo unos segundos de silencio mientras Arthur pensaba en cómo empezar a contarle su historia. Al final el americano tendría que conformarse con hablar allí, aunque seguía pensando que el edificio podría caerse en cualquier momento.

- ¿Qué es lo que sabes sobre todo esto?

El inglés prefirió enterarse primero sobre qué era lo que el otro sabía acerca de lo sucedido. Así podría saltarse algunas partes y resumir la historia.

- Pues... Que todo ocurrió hace quince años en una noche de Halloween. Te dieron por perdido, donde tu última señal de vida fue en el bosque. Encontraron tu bolsa con las chuches y parte de tu disfraz...

Después de contarle todo lo que sabía, el americano esperó a que Arthur empezase a narrar la parte de la historia que nadie sabía. Pudo escuchar un leve "está bien" por su parte, que más bien fue un murmullo para autoconcienciarse de lo que tendría que contar.

- Lo que pasó realmente fue que... Me encontraba caminando por las calles del pueblo como hacía siempre, era algo normal. Fui llamando a algunas casas para pedir caramelos hasta que me topé con otro niño que no conocía. Me resultó algo extraño al principio, ya que este pueblo es pequeño y prácticamente nos conocemos todos. Pero me dijo que era porque se acababan de mudar y bueno... No le di mucha más importancia a eso.

Alfred escuchaba todo atentamente mientras escribía cosas en su libreta, lo que veía que era más importante. Pero Arthur sabía que no importaba nada de eso, ya que cuando terminara de contarle la historia no habría forma de ayudarlo. Sabía que no la había, y aún así se aferraba a toda leve esperanza que se le ponía por delante.

- Al final decidí ir con él a pedir más caramelos. De todos modos estaba solo, no tenía nada mejor que hacer, y me llevó hacia el bosque, diciéndome que su familia había montado una pequeña fiesta para darles chuches a los niños del pueblo.
- ¿Te fuiste con él nada más conocerlo a un sitio tan peligroso?

El americano se quedó algo asombrado al oír eso, a lo que el otro lo miró como si fuera lo más lógico del mundo.

- Solo era un niño. No me digas que tú no te irías con un desconocido si te ofreciesen algo que te gusta.

The CurseWhere stories live. Discover now