Capítulo 4

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Sasuke iba conduciendo tranquilamente mientras oía un instrumental ya que no tenía ganas de oír ninguna voz, con la de Sakura ya había sido suficiente para hartarlo.

Había sido una semana difícil, tener que sobrellevar el trabajo y las palabrerías de su esposa.

—Necesito unas buenas vacaciones.

Paró en un semáforo al decir aquello y se quedó observando a su alrededor, pero algo llamó su atención, o mejor dicho alguien...

Aquel joven, se le hacía conocido. Frunció el ceño al verlo acercarse.

—Así que eras tú, ¿Qué haces por aquí? —negó—. La última vez que supe de ti fue hace cuatro años y según tengo entendido te quedarías en Corea por al menos ¿Toda tú vida? —terminó sarcástico.

—¿Esas son formas de tratar a tu hermano mayor? —preguntó un azabache de cabello algo largo y negro.

—Tsk, de todos modos ¿Qué haces? Además… —miró hacia los costados como buscando algo— ¿No tenías un auto?

—¿Sabes que estás muy preguntón? —respondió con burla—. Deberías de preguntar al menos como me encuentro o como me va la vida, además ¿Sabés que las piernas las tenemos por algo?

—Como sea —iba a arrancar pero la voz de su hermano lo detuvo—. ¡¿Qué Itachi?!

—¿No me podrías dar un aventón?

—¿Sabes que las piernas las tenemos por algo? —dijo burlón y luego sin dejar que Itachi dijese algo arrancó alejándose del lugar.

Vendaba su mano lentamente perdido en sus pensamientos, tanto que ni sentía el dolor que le producía la forma en que ajustaba la venda.

«¿Realmente pasó?» Se preguntaba una y otra vez.

Ese pensamiento, esa incógnita, no dejaba de darle vueltas.

Aunque el haberse despertado en el mismo lugar en donde había perdido la consciencia le decía todo.

Aún así, seguía sintiendo aquella sensación, la misma de cuando se hundía lentamente en aquellas aguas. La sensación de tranquilidad, como si pudiese cerrar tranquilamente los ojos y dejarse llevar por la corriente, como si con tan solo eso sus problemas tuvieran un fin.

Miró con atención su mano ahora vendada.

—Si hubiese sido real, yo…

—¿Tú qué? —preguntó una voz ajena.

—Tal vez… Hubiese aceptado su propuesta —respondió sin pensar y se arrepintió al instante al sentir un agarre sobre su cuello.

—Vengo a tú habitación para ver cómo te encuentras y resulta que me entero que te estabas viendo con alguien —apretó más el agarre sobre el frágil cuello del rubio quién con su mano sana intentaba librarse.

—¡N..no e..s lo q..que crees! —gritó lo último al ser arrojado al suelo.

—¿No? —preguntó sacándose el cinturón.

«¡No bastardo! ¡Tu siempre escuchas lo que quieres solo para salirte con la tuya!» —pensó pero no se atrevía a decirlo en voz alta.

—N..no.. —no se atrevía a mirarle.

Orochimaru enroscó parte del cinturón en su mano y sonrió.

—Sabes… no me gusta que me mientas —le dijo acercándose y poniéndose a su altura—. Desde un principio te lo dije y aún así sigues haciéndolo sabiendo cual es el precio a pagar.

El rubio negó con lágrimas en los ojos al ser tomado del cabello.

—Ahora sabes lo que viene —levantando la mano con el cinturón la dejó caer con fuerza, impactando el cuero en el rostro del rubio.

Ardor, eso seguido de un pitido y como si clavasen miles de agujas en su piel. Una y otra vez sentía el impacto del cinturón en diferentes partes de su cuerpo dejándole marcas rojizas, como si fueran quemaduras.

—Es todo por hoy —dijo y lo soltó dejándolo allí sufriendo.

Ni bien lo oyó salir quiso largarse a llorar, se había contenido durante los golpes, cerrando sus ojos e intentando no gritar del dolor, pero no quería darle el gusto al loco que se hacia llamar su padre.

Sentía aquel nudo en su garganta asfixiándolo, apoyó su mano sana e hizo amago de levantarse pero no lo logró, cayendo y sintiéndose débil.

—P..por qué a mí… —se quejó bajito, rasgando el suelo con su mano sana.

Se alegraba de haber visto nuevamente a su hermano, aunque le preocupó verle con síntomas de cansancio, como aquellas ojeras y mal carácter.

—¡Ha! —dejó escapar con una pequeña risa.

Lo amargado en realidad era ya natural de Sasuke, de nacimiento.

Dobló en la esquina y se adentro a un edificio, una vez allí tomó el ascensor presionando el botón para ir al quinto piso.

Sasuke tenía razón, el había ido a Corea y aunque no sabe de dónde sacó su hermano el que él se fuese a quedarse allí para siempre, sí pensaba estar por bastante tiempo.

¿El motivo?

Había conocido a una joven hermosa llamada Roseanne, pelirroja, alta y con buen cuerpo.

Quería que ella fuese su esposa y madre de sus hijos, pero para su desgracia pronto cayó de la nube descubriendo que la joven era… Le tiraba a los dos bandos.

Sí, era bisexual.

Y aunque la imagen de dos mujeres besándose y manoseándose le dio morbo y quería unirse a la fiesta, su orgullo Uchiha no lo permitía, por lo cual mató a ambas jóvenes y sus cadáveres los dejo en medio del bosque esperando que los animales salvajes hagan el resto…

En realidad, solo la dejó sin darle explicación ninguna explicación a la chica, aunque esta no parecía quererlas.

Se veía tan despreocupada que por un momento el pensó si acaso ella sabía que él la había visto.

Una vez que estuvo de nuevo en Japón, con el fin de olvidar aquella fallida relación, pensó en ir a ver a su abandonado hermano menor.

Él también tenía noticias de él, le habían comentado que se había casado y bla, bla, bla.

Quería ver con que tipo de mujer se había juntado su hermano y de paso preguntarle el porque no le había invitado a la boda.








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Carnivore [ItaNaru]Onde histórias criam vida. Descubra agora