A salvo contigo © (Borrador)

CAPÍTULO 10

Hola, dulzuras, paso a dejar el capítulo 10.... y va para ti mi hermosa gemela ❤️

¡Feliz lectura!

       

—Esto es... tanto que asimilar ¿príncipe? ¡UN PRÍNCIPE!

—Lo haces sonar como algo malo.

—No te burles.

—No lo hago, Synne.

—Lo sé. Ahora más que nunca, lo sé. Siempre tan educado, caballeroso, atento, sincero...

—¿Lo... siento? Es el modo como me educaron. Seré rey.

—¡Mierda!

—¿Necesitas agua?

—¡Mejor una botella de whisky!

—No creo que el embriagarte aclare tus dudas. Vamos, cálmate, se que tienes muchas preguntas que hacerme... —un tipo vestido con traje negro y corbata, irrumpe frente a nosotros.

—Alteza, siento interrumpir, pero nos queda media hora para partir —buena madre de Dios. Lo ha llamado  alteza —Gregory, asiente, con un aire diferente. Tan... aristocrático y de la, realeza.

—En media hora estaré listo, Julian.

—Permiso, señor —se despide y creo que va a hacer una reverencia o algo pero me observa  y asiente —señorita.

—Bien pueda —es lo único que atino a decir. Media hora es poco tiempo para que me aclare el montón de dudas que se están aglomerando en mi cerebro como avispas a la miel.

—Synne, por favor, háblame, ya escuchaste, tengo media hora para partir, no podría irme sin aclarar antes las cosas contigo —la palabras "partir" se incrusta en mi pecho y duele ¿no lo volveré a ver? Mis ojos se humedecen.

—Primero, no te perdono que me digas todo esto así, de sopetón, me siento acorralada Greg.

—¿Escuchaste cuando dije que fue por mi seguridad?

—Si... discúlpame... esa gente... ¿Por qué quiere hacerte daño a ti o a tus padres?

—Básicamente es mi cabeza la que quieren. Aun no sabemos quién o quienes quieren asesinarme. Creemos que esto se debe a la manera como ha venido gobernando mi familia, apoyamos y protegemos mas al pueblo, a los desvalidos, y esto no tiene muy felices al resto de la nobleza; yo voy a sustituir a mi padre, es por ley, que dicta que al cumplir los 23 años debo hacerme cargo de mi país. Como rey, mi papel es sumamente preponderante, y aunque contamos con  un consejo de ministros que discuten cada tema a tratar, al final, la responsabilidad recae sobre mí.

—Vaya... estoy segura que serás el mejor rey del mundo.

—No pretendo ser el mejor del mundo, pero sí de mi país.

—No comprendo, si tu padre es el rey actual, él ha permanecido en Londres durante todos estos años.

—Dime algo, Synne, de todas las veces que viniste a mi casa ¿Cuántas de ellas, viste a papá?

—Oh... solo pensaba que se encontraba trabajando o en diligencias.

—En realidad, trabajaba —sonríe de lado.

—Y ¿Su vida? Al estar allá corría peligro.

—La seguridad era reforzada cuando estaba allá.

—No quiero ni imaginar lo angustioso que debió ser para ti y tu madre, con el señor Robert, lejos.

—No podía desatender su obligación y deber.