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"No sé a qué le tengo más miedo, si a volver a verte o a no verte de nuevo"

                     ***

— Puedo explicarlo— abro los ojos y me encuentro con el causante de esto.

Le regalo una mirada amarga y paso alado de el ignorándolo. 

  —¿ A donde vas?— camina atrás de mi pero mi plan de ignorarlo sigue en pie.

Llego hasta la entrada y el tipo alto me mira de arriba a abajo y por instinto cierro mi bata aun mas.

— Tengo que irme— le digo sin mas.

— Lo siento, tengo ordenes de los padres de Meli de no dejar salir a ninguna señorita hasta el medio día de mañana— 

Bufo —ya, pero surgió un problema en mi casa y tengo que irme ahora— un trueno hace que me sobresalte y pequeñas gotas empiezan a caer.

¿Lluvia en Noviembre? Por eso debemos de cuidar el planeta.

— Lo lamento señorita pero no puedo dejarla salir— es lo ultimo que dice antes de cerrar la ventanita.

Giro la cabeza un poco y veo a Jefferson recargado en un carro mirándome. Las gotas se intensifican y corro abajo de un árbol, mis pies se empiezan a mojar, busco a Jefferson con la mirada pero no lo veo.

— Aquí no puedes escapar— me estremezco al escuchar su voz detrás de mi.

— Déjame en paz— le digo lo mas seria que puedo.

— Solo déjame explicarte—

— ¿Que me vas a explicar?— me volteo para enfrentarlo— estoy harta de ti, solo complicas mi vida, no sé que es lo que quieres de mi— me mira boquiabierto, hasta yo misma me sorprendo por el tono de voz que use, pero se merece eso y más.

— Leni...yo...lo que te dijo Meli es verdad— ahora la de la boca abierta soy yo— pero se lo dije porque ella cambio, ella...— piensa un poco— yo creí que dejarla volver seria lo mejor y así te demostraría que no soy como todos dicen, pero no fue así.—

Lo que más llama mi atención es el "ella cambio" ya que Alex me había dicho lo mismo.

— Por qué dices que ella cambio—  la lluvia empieza a intensificarse y pequeñas bolitas de hielo caen en mis pies.

— Te contare todo lo que quieras si aceptas venir conmigo— lo pienso un poco hasta que el aire sopla tan fuerte que hace que del árbol caigan gotas mojándonos a los dos.

— Esta bien— me toma de la mano y corremos, el granizo me golpea en todo el cuerpo, duele.

— Entra— me dice y entro dando brinquitos, el entra detrás de mi y cierra la puerta.

— ¿En donde estamos? no salimos del residencial—

— En mi casa— sacude su pelo y camina hasta las escaleras — ¿te vas a quedar ahí?—

Camino atrás de el, su casa es igual de grande que la de Alex, solo que está luce más vacía y silenciosa, seguimos caminando por el pasillo y entra en la ultima puerta, entro yo también y cierro la puerta.

— ¿Quieres que te preste algo para que te quites lo mojado?— me pregunta mientras abre y cierra cajones.

— No, así estoy bien— la verdad es que estoy muriendo de frió.

— ¿Segura?— giro los ojos y asiento — como quieras— se quita su playera dejando su torso descubierto, quito mis ojos de el y trago saliva, observo su cuarto con detenimiento.

NO ES UN MONSTRUODonde viven las historias. Descúbrelo ahora