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"En lugar de enseñarme a quererla, me enseño a quererme, algo que nunca antes me habían enseñado"

***

—¿Buscabas esto?— mi cuerpo se congela cuando escucho esa voz, la había escuchado en pocas ocasiones pero definitivamente causa temor.

Pongo todo mi esfuerzo para enderezarme y voltear a verlo, en cuanto lo hago, veo que sostiene mi mochila con su dedo indice.

—Veo que te crees muy valiente como para entrar a mi oficina y hurtar cosas que no te pertenecen— sonríe de forma burlona — pero más sabe el diablo por viejo que por diablo y ya te habrás dado cuenta que soy mucho más inteligente que tu muchacha babosa— siento como si mi mamá me estuviera regañando.

—No me da miedo— alza una ceja y se acerca más, me quedo firme, no me acobardaré.

—Tu valentía no me impresiona— me señala con su dedo indice en el hombro— podrás haber puesto a mi hijo en mi contra, pero no lo necesito, sabia que él no era el indicado para llevar mi apellido— ríe burlón de nueva cuenta, sus dientes lucen amarillos y desgastados, ew.

—Jefferson es mucho mejor que usted, no lo necesita— 

—Eso cree él, cuando me encargue de ti no tendrá de otra más que hacer lo que yo le diga—

—Sus amenazas no me dicen nada, soy la heredera de ese pueblo y será mío, no dejaré que siga jugando con la voluntad de mi abuelo— 

—Tu abuelo era un pobre viejo, sin la ayuda de mi familia jamás habría podido pagar sus deudas—

—Eso es mentira, no lograra ensuciar su nombre— mi manos se forman en puños. 

—Sera mejor que dejes esto por la paz— 

—Eso jamás sucederá—  me armo de valor, con un movimiento rápido tomo la lampara de noche que esta justo alado del sofá, lo golpeo en la cara con ella y le arrebato mi mochila.

—Eres una perra— veo como su ceja sangra y se incorpora, da grandes pasos y cuando llega a mi, me abofetea, siento que mi mejilla arde, le doy una patada en su pantorrilla haciendo que se vuelva a inclinar. 

Corro a la puerta, pero mi cuerpo choca con un cuerpo grande, alzo la mirada para encontrarme con uno de los tipos que lo esperaban en la entrada del edificio.

—¿A donde crees que vas niñita?— me toma de los hombros y sin pensarlo dos veces, le golpeo la entrepierna, haciendo que se ponga de rodillas, brinco por encima de él pero de nuevo, una mano me detiene y me jala, siento un golpe en la cara mucho más fuerte que la bofetada, me llevo mi mano a mi labios, esta sangrando, percibo el sabor a metal.

—No dejaré que te salgas con la tuya, no quería llegar a esto pero me estoy viendo obligado a hacerlo— siento su puño en mi pómulo —Ahora, dame esa maldita mochila—

—Sé la daré, pero si cree que soy tonta esta muy equivocado— la aviento y la toma en el aire con una sonrisa. 

Me acerco a él.

—Estoy dispuesta a perder todo lo que mi abuelo me dejo, pero tenga por seguro que usted también lo perderá todo— lo golpeo en la entrepierna justo como a su gorila y cuando esta en cuclillas, le doy una patada en la barbilla haciendo que se vaya para atrás. Aprovecho que esta tirado en el suelo para correr. 

NO ES UN MONSTRUODonde viven las historias. Descúbrelo ahora