La feria del libro

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Acudí a la plaza 28 de Julio. Supe que había una feria del libro. Cuando terminé de matricularme en la facultad de educación, cogí mi moto y me fui al evento. No había muchas personas, no es de extrañar que a pocos hombres les gustan los libros. Estaban algunos escritores, junto a ellos el profesor Gabel Sotíl, también era escritor y hace poco se ganó el título de caballero amazónico. No lo saludé. No me reconoció. Pregunté a uno de los encargados del evento si los libros se vendían, no tenía dinero para comprar si quiera un cigarrillo, me dijo apuntándome con su mano izquierda cuales eran para leer gratis y cuales estaban en venta. Fui a la sección de libros gratis empezando por donde estaban los de literatura infantil, por suerte encontré uno que un profesor de la universidad me había recomendado anteriormente, era para sacarme de la duda del por qué en un concurso de cuentos donde había participado confundieron mi historia pensando que era un plagio del libro que se encontraba en la sección gratuita. El libro se titulaba la noche de los mashos. Jamás lo había leído, y el título de mi historia era diferente, lo había llamado En diciembre no hay noche buena, trataba sobre temas del hambre, la miseria, inmoralidades que ocurren en algunas familias sin educación, y otras cosas más. Me acomodé para poder leerlo de principio a fin, había mucho ruido, cincuenta metros más allá estaba un estrado con personas hablando por micrófono y el enorme parlante que los difundía. Abrí mi mochila y saqué unos audífonos, necesitaba música lenta para poder leer. Entonces un tipo de aspecto gordo y viejo pero lleno de vigor se me acercó y me pidió que le tomara una foto, yo le dije que, por su puesto, me dio un celular que se veía bastante caro, dejé mis cosas en el asiento y fui, todo el grupo de escritores que había visto al llegar estaban reunidos esperando a que yo capturara el momento, a aquellos los había visto en distintas presentaciones de libros, las personas parecían admirar sus trabajos, los reconocían y deseaban tomarse una foto con ellos. Yo no los reconocía, no tenía dinero para comprar sus libros, cuando iba a Internet a tratar de descargar alguna obra de autor amazónico de manera gratis, la red siempre me llevaba a páginas para pagar con tarjeta de crédito, nunca había tenido tarjetas, excepto de las de un viejo juego de monopolio que me regaló un amigo en la infancia. Seguro que hacían un buen trabajo, y me dije que algún día los leeré. Capturé la foto. Se veía legendaria. Él tipo me agradeció con una agradable sonrisa, le entregué el lujoso celular y volví a mi asiento, ¿habrá sido también un escritor?, me preguntaba. Reproduje la pista que siempre escuchaba cuando oía algún creepypasta, y me puse primero a examinar la carátula del libro, no se veía muy llamativo, tal vez eso me daba una buena primera impresión, la mayoría de libros con caras llamativas que había leído traían pura basura en su interior. los dibujos de la portada eran ánimas echas de sólo líneas negras, figuras deformes que se asemejaban a personas con cigarrillos y botellas de licor, o eso es lo que alcancé a estimar, arriba decía con letra Forte "La Noche de los Mashos" de Juan Soregui Vargas, no sabía quién era el tipo, la melodía Lilium de una cajita musical se reproducía en mi celular, mis audífonos tapaban mis oídos por completo, pero mi mente no podía escapar del todo del bullicio exterior. Me resigné y comencé a leer. Antes de iniciar con la historia le eché un vistazo a la presentación del autor, se podía sentir la confianza y la seguridad en sus palabras que estaba haciendo algo bien, decía las cosas claras y trataba un tema en general, la deshumanización de la sociedad, me pasé a la historia, el libro estaba divido en cuentos como lo decía su prólogo, el primero se trataba de una madre que esperaba a su hijo, su pequeño a adolescente que amaba tanto y que sabía que era adicto al alcohol y a las drogas, sus otros hijos no la ayudaban, y una noche la madre salió desesperada en busca de su pequeño, entonces lo encontró muerto con el cuello cortado en un charco de sangre tirado en una vereda. El segundo cuento se trataba de un sujeto el cual tenía una sangre muy extraña, poco común en su territorio, ese sujeto era padre de un único hijo que había heredado su tipo sangre, una noche el sujeto salió a cobrar con la promesa de que volvería enseguida para pasar una buena navidad, el problema era que éste también era un adicto al alcohol y a las drogas y cuando le dieron el dinero fue directo a un bar con sus amigos del trabajo y estuvo de fiesta toda la noche, al día siguiente se encontraba en la cárcel, lo habían atrapado con drogas, estando ahí le avisaron que su hijo había muerto desangrado y que no pudieron encontrar dicha extraña sangre que abundaba en cuerpo del sujeto. El tercer cuento se trataba de un muchacho que buscaba a su madre, no la había visto hace mucho tiempo, éste vivía del dinero que encontraba en las billeteras de los borrachos tirados en la calle, un día pudo obtener mil soles de un ebrio que había quedado tendido en la acera de una casa, el muchacho se entusiasmó mucho, comenzó a hacer planes con ese dinero, separando lo que sería para una fiesta y para cuando encuentre a su madre, primero fue la fiesta, aquella noche se emborrachó, se drogó y contrató a un prostituta, que también estaba drogada, para calmar sus deseos sexuales, en la mañana los dos estaban en la cama y la prostituta despertó primero, se quedó viendo con mucha atención al muchacho, luego de un par de reflexiones entre lágrimas fue hacia la cocina, trajo un cuchillo y le clavó en el corazón, el muchacho resultó que era su hijo y ella lo reconoció. El cuarto y último cuento se trataba de otro padre que se mostraba muy devoto ante la gente, pero su hija sabía que engañaba a su madre con su secretaria, cada vez que él trataba de cariñar a su hija, ésta se ponía indiferente y malcriada, una vez cuando andaba triste por la calle pensando en su padre y en la secretaria de su padre, un grupo de muchachos se le acercó invitándole a una pequeña fiesta, en aquella había alcohol y drogas, con el tiempo la hija se envició y en una oportunidad tuvo que vender su cuerpo virgen para otra dosis, al poco tiempo la policía capturó a los muchachos y a la hija tuvieron que llevarla a un centro de rehabilitación, pero el problema más grave fue cuando pasó un examen médico por problemas de excreción en abundancia, y le detectaron SIDA, entonces la hija murió al poco tiempo, su padre lo perdió todo incluso a su amante por tratar de salvar a su hija.

DíasWhere stories live. Discover now