Un paréntesis después del matrimonio

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Henry regresaba molesto de la municipalidad, traía puesto una camisa blanca manga larga, pantalón negro rata, unos zapatos de color negro azabache y una corbata del mismo matiz, venía manejando su motocarro y en el asiento de los pasajeros se encontraba linda, su actual esposa. Hacía unos instantes se habían casado, por esa misma razón Linda estaba arreglada de un vestido celeste agua, no era el que ella quería, pero fue el más económico que encontró. Lo había planeado desde hace unos meses, Henry había regresado con ella después de casi veinte años, ella lo amaba con toda el alma, no le importó que su hombre regresara separado de los brazos de otra mujer que le había sido infiel, ella se dispuso a olvidarlo todo, y tratar de que Henry volviera a sentir lo mismo que ella sentía sin importar los años perdidos. Ella estaba en el asiento de los pasajeros escuchando como su esposo le reclamaba sobre su comportamiento en su maridaje. Fue un matrimonio civil, sólo estuvieron cuatro personas, dos como testigos eran el pastor y su esposa, encargados de manejar la iglesia que linda acudía siempre, se habían vuelto muy allegados y cuando les pidió el favor, ellos accedieron con humildad. Los otros dos testigos era una pareja de enamorados, el chico era Jack, el hijo de linda y Henry, y la chica era Liz, enamorada de Jack, ellos estuvieron grabando todo el espectáculo, todo lo que sucedía lo capturaban con la cámara de sus celulares.
Perdóname por favor- le decía linda a su esposo- estaba muy emocionada y no pude controlarme. Hay cosas que sólo ocurren una vez- le decía Henry, y esta primera y única vez !la has cagado¡. Discutían por todo el camino a casa, Henry con una sonrisa fingida tuvo que despedir al pastor y a la esposa de éste, dándoles un pequeño bono por el favor de ser los testigos de su boda, cuando se fueron su rostro cambió repentinamente acordándose de las risas burlonas que linda hacía durante su matrimonio. Amor, perdóname por favor, no me estaba burlando, estaba muy emocionada-le decía linda con una sonrisa. Y todavía te sigues, riendo, ¿te parece gracioso?, !ridículo¡, siempre contigo hago el ridículo.
Jack y su chica esperaban a los recién casados en casa, estaban viendo todo lo que habían grabado, las fotos y las sonrisas de los novios. Debimos aprovechar y casarnos también nosotros- dijo Jack y su chica se reía. Tu mamá no paraba de reírse, se la veía muy agitada, me dieron ganas de llorar- dijo Liz. Ya lo sé, no esperaba otra cosa- dijo Jack. Sus padres llegaron y Linda fue donde su hijo algo avergonzada pero la sonrisa de su rostro no se borraba del todo.

-Hijito, mira, tu padre me está sermoneado porque dice que me la pase riendo en todo el matrimonio.

-Lo hiciste- dijo Jack.

- ¿Ves, has escuchado, tu hijo también te vio, me hiciste pasar ridículo, no crees que tu madre se reía demasiado hijo? - dijo Henry.

-Si papá- dijo Jack.

-Mientras yo repetía todo lo que me decían, mientras te juraba amor eterno, mientras te decía que estaría contigo en cualquier momento, ¡tú te reías!, ¡te burlabas!, ¡no sabía dónde esconder el rostro! - decía Henry.

-No me estaba burlando amor- decía linda avergonzada y Henry la interrumpía.

-Cuando te tocó hablar, tenías que jurarme amor como yo lo hice ¿y qué hiciste?, hablabas riéndote, burlándote, no sé qué es lo que pensabas para que te comportes así.

-No podía aguantarme, mis lágrimas me salían.

-Y cuando la señora nos dijo que podíamos besarnos, ¿Qué hiciste?, ni si quiera te moviste, yo tuve que ir hacia tu boca, ni si quiera me quisiste besar, apenas te di un piquito y tu giraste un poco el rostro y me ignoraste, ¡no parabas de reírte! - y Henry continuaba.

Jack salió con Liz por un momento a la acera, afuera estaba estacionado el motocarro de su padre, la calle no estaba muy transitada, la vecina que vivía al frente de mi casa, como todos los días estaba sentada en su vereda junto a su caja de golosinas, esperando a que alguien compre si quiera un chicle, la vecina se sentaba durante todo el día ahí, sabía todo lo que pasaba en la calle, pero por extraña coincidencia, la boda de Henry y linda aún era un chisme que no conocía, sin embargo sus ojos examinaban a todas las direcciones para que pueda estar enterada de todo, ni Henry, ni linda, tampoco su hijo decidieron contarle a alguien, excluyendo a los que estuvieron, sobre su matrimonio. Va a ser un secreto, pasará mucho tiempo para el resto del mundo se entere, decía Henry, y lo mismo quería Linda, por eso cuando tuvieron que cumplir con el requisito de publicar sus deseos de contraer nupcias en algún periódico, decidieron buscar uno de los menos leídos y más olvidados. Jack se sentó junto con Liz en el asiento de los pasajeros, se sentía bien sentarse en ese lugar, cuando pasaba otro vehículo, agitaba el ambiente y la brisa era fresca en el rostro de cualquiera.

DíasWhere stories live. Discover now