17.- Squad

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Cuando Alexander entró alardeando sobre su nuevo novio a la cafetería, John no pudo evitar sonrojarse por completo

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Cuando Alexander entró alardeando sobre su nuevo novio a la cafetería, John no pudo evitar sonrojarse por completo.

Alexander estaba más que feliz. Ni siquiera Jefferson (su compañero de trabajo), ni sus bromas pesadas y sus insultos habían podido acabar con los buenos ánimos del extranjero.

—Me gusta verte tan feliz —le dijo John a su novio en cuanto se acercó a saludarlo.

Ir a la cafetería a diario se había vuelto parte de la rutina del moreno —no es como si antes no lo hiciera—; pero ahora John se había vuelto parte de su rutina. Le encantaba poder verlo como más que un solo amigo.

John también se veía mucho más contento estos últimos días. Le gustaba ver al mayor todos los días. Se sentía mucho mejor consigo mismo, y no solo eso, su buen humor y carisma hacía que los clientes también se sintieran bien (y por consiguiente, que compraran más).

—Es que me hace feliz verte sonreír así todos los días —le contestó Hamilton dándole un pequeño pico.

—¡Ay, por favor! —se quejó Hércules. —Ustedes dos —dijo señalando a cada uno de ellos —me dan diabetes.

John se separó rápidamente de Alexander y se volvió a poner rojo. Sus mejillas bien podían competir con el color rojo del auto de Hamilton.

Por su parte, el moreno solo miró mal a Hércules.

—Oh, vamos, Herc. Déjalos ser felices, se lo merecen —le dijo el francés viéndolos con una gran y ensanchada sonrisa.

Y sí que se lo merecían. Después de todo lo que habían pasado juntos, ¿quién no se merecería ser feliz?

—Pero cariño... —dijo Hércules haciendo puchero mientras alargaba innecesariamente la última vocal de la palabra.

Incluso Lafayette era más feliz ahora. Le estaba dando una oportunidad a su relación con Mulligan, y este estaba más que agradecido. No se quería separar del francés ni un solo momento.

—Que te calles —le recriminó Lafayette cambiando la mirada.

—Bueno, ya. Perdón —les dijo Hércules.

—Mañana habrá una exposición de arte por donde trabajo —Alexander volteó para que los tres chicos lo pudieran escuchar con claridad —. ¿Quieren venir?

—¡Claro! —se apresuró en contestar el pecoso, emocionado.

—Bueno, John, la verdad a ti no te preguntaba. Como eres mi novio te llevaría a rastras aunque no quisieras —le sonrió inocentemente y John frunció el ceño.

—Creo que será una buena idea —dijo el francés esta vez —, no salimos los cuatro juntos desde las vacaciones en la playa.

Hamilton les sonrió. Volverían a juntar al squad.

 Volverían a juntar al squad

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juntos / lamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora