Capítulo 4

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Narra Alexandre

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Narra Alexandre

—Buenos días Señoritas—Saludo observándolas seriamente, a una en especifico la que supongo es la Señorita Miller—usted debe ser la señorita Miller ¿no es así?

—Así es. Violette Miller, mucho gusto—me extiende su delicada mano y me observa directamente a los ojos.

Le tomo la mano respondiéndole a la vez:

—El gusto es mío Señorita, Alexandre Williams —la observo con intensidad a esos cautivadores ojos azules.

Es una mujer hermosa en todo el significado de la palabra. Tiene un cuerpo exuberante, y un rostro divino, a leguas se ve que es una mujer con carácter fuerte y ese simple hecho me despierta un increíble interés por ella. Por esa cautivadora mujer.

Presiento que esta mujer será mi perdición sino me controlo.

Lentamente suelto su mano y vuelvo a mi postura anterior y me alejo unos dos pasos de ella. Para mi ella es una mujer que destila peligro. Esa encantadora mujer me puede llevar a la ruina, lo sé con certeza.

—La estaba esperando, por favor sígame —dije apartando mi vista de ella y dándome la vuelta caminando hacia la sala de reuniones donde se encuentra el resto de los socios.

Abro la puerta y me hago a un lado para que las damas pasen. Quienes me sonríen en agradecimiento.

—Buenos días, Señores —saluda ella educadamente y tomando asiento a un extremo de la mesa.

Mientras tanto yo me dirijo a mi silla, que es la que está en la cabecera de la mesa.

—Muy bien señores. Ella es la Señorita Miller —la señalo con uno de mis brazos —puede comenzar señorita Miller, queremos oír su propuesta.

Ella asintió y se puso de pie y le hizo un ademan a su secretaria, esta última se puso de pie y nos repartió a todos el informe de la propuesta.

Ella comenzó a hablar y a explicar paso a paso la propuesta, diciéndonos los pro y contras de este negocio, afirmando que todos íbamos a salir ganando. Todos los socios estaban de acuerdo con esta inversión solo faltaba mi opinión, la más importante, yo decidiría si llevarla a cabo o no.

—¿Qué opina, Señor Williams? —pregunta con cierto nerviosismo.

Mientras yo me dedico a observarla intensamente, me llevo la mano a mi barbilla, pareciendo pensativo.

La verdad es que su proyecto esta muy bueno, nos beneficia bastante. Lo pienso unos segundos más, lo cual provoca que sus nervios aumenten, lo que me hace sonreír para mis adentros.

—Me parece una muy buena idea Señorita Miller —ella sonríe —¡Señores tenemos una nueva socia!

Los socios le aplaudieron y sonrieron amistosamente.

Destruido CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora