Capitulo 2

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Los domingos son días poco productivos, al menos para mi

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Los domingos son días poco productivos, al menos para mi. Me levanto tardísimo y me paso el dia entero bajo mínimos. La hora de desayunar ya paso, así que directamente esperaré a comer. En la sala, mi madre ve las noticias con la cara desencajada.

- ¿Que pasa? - pregunto con el seño fruncido y los ojos aun entrecerrados.

No obtuve respuesta. Tampoco hizo falta, lo pude ver por mi mismo. Las imágenes que retransmitían eran en el enorme chalet de la cumpleañera.

"Hoy nos encontramos en la casa de los Villalobos, donde se produjo el asesinato de la joven Elisabeth la pasada noche, en el dia de su cumpleaños..." - comunica el reportero de un telediario nacional - "...La chica fue brutalmente apuñalada en tres ocaciones mientras dormía."

Me quedo paralizado, frío y noto punzadas en todo el cuerpo ¿Cómo había podido pasar tal desgracia? La retransmisión es en directo y puedo ver que han vuelto muchos de los invitados de ayer. Tengo que volver al chalet. Mi madre no dice absolutamente nada desde que me levanto hasta que salgo por la puerta.
Cojo el bus hasta el chalet, donde hay un gran barullo entre medios, amigos y familiares. Tampoco faltaban los curiosos. Puedo ver al grupito de invitados de ayer hablando con la policía y me pongo muy nervioso. Acabo de caer en la cuenta de que presuntamente, soy la ultima persona que vio a Elisabeth con vida. Eso me sitúa como sospechoso principal. Una parte de mi pensaba en obviar esa parte, pero mi sentido de la justicia me estaba obligando a contarlo. No tenia nada que esconder y confiaba en la ley.
Me acerco tembloroso al agente y noto como todos me miran de forma extraña.

- Hola, he visto las noticias y he venido cuanto antes - digo con voz apenada algo forzada.
- ¿Tienes algo que contar chico? - pronuncia mirando de lado con la cabeza firme.
- De hecho si, agente. Hasta donde yo se, fui el ultimo que vi a Elisabeth con vida.

Mientras le explico los hechos, puedo ver perfectamente como al fondo, dos agentes al borde de la vía retiran mis viejos guantes de debajo de un arbusto. De repente un fuerte dolor de cabeza trae consigo un pequeño flash a mi mente. En el flash puedo ver a la madre de Elisabeth en la oscuridad de su dormitorio durmiendo, creo que me ha visto. Vuelvo en mi, arrodillado en el césped aun húmedo.

- ¿Te encuentras bien chico? - dice el agente con su mano derecha estirada hacia a mi.
- Si creo que si - ¿que ha sido eso?.
- ¿Te importa venirte conmigo a comisaria joven?
- Para nada agente - miento descaradamente, no sonaba muy bien.

InocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora