Capítulo Final

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Mi madre está ahí, tumbada en el sofá con el mismo rostro desencajado y mirada perdida

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Mi madre está ahí, tumbada en el sofá con el mismo rostro desencajado y mirada perdida. Su costado bañado en sangre. Rompo a llorar ¿Que está pasando joder?. De pronto un golpe en la puerta seguido de dos golpes más que consiguen derribar la puerta de casa.

- ¡Vamos, vamos, vamos! - una voz frenética.
- ¡Está aquí! - dice otro hombre uniformado, lleno de protecciones y portando una pistola - ¡Al suelo con la manos arriba, vamos!

No entiendo nada. Hago lo que me piden aún con lágrimas en la cara.

- Ayuden a mi madre por favor, creo que le han atacado - ruego.
- ¡Calla, las manos sobre la cabeza! - dice con rabia.

Opongo resistencia al ver que nadie me hace caso y recibo un culatazo en la cabeza. De nuevo fundido en negro.

Despierto de nuevo en comisaría, esta vez en el calabozo. Un agente se acerca a la celda, lleva consigo una carpeta.

- Cristofer Llanes - dice con voz serena mirando el interior de la carpeta - Rezaba para que este día nunca llegara.

Simplemente le observo en silencio. Aún sigo esperando que alguien me explique de una vez que está pasando. Da la sensación de que este policía sabe que es lo que pasa.

- Elisabeth, tú madre... ¿Has matado a alguien más Cristofer? - ya empezamos - Entiendo por lo que estás pasando, al menos un poco. Si me lo cuentas todo, me aseguraré de que recibas los mejores cuidados.
- Yo no he matado a nadie, ¡Nunca! - respondo alterado.
- Se que es difícil de creer y que tú mismo te intentas engañar, pero padeces la misma locura que sufrió tu padre, Cristofer - ¿Locura?¿Mi padre?
- Ni se te ocurra nombrar a mi padre.
- Lo se Cristofer, estabas muy unido a él, yo también lo estaba, hasta que empezaron las jaquecas. Conseguiré un buen abogado, no te preocupes.

Todo es muy confuso, me falla el cuerpo y desplomo. Para colmo, otro ataque me trae un flash en el que puedo ver a mi madre tumbada en el sillón. Los ojos que la observan cambian el rumbo y apuntan a un espejo que hay a la derecha, soy yo y en mi mano derecha un cuchillo. Me acerco a ella y fríamente la atravieso varias veces en el costado. En ese mismo instante se repite la escena, está vez en el chalet con Elisabeth como víctima. Mis viejos guantes acaban empapados con su sangre. Por  último, estoy mirando desde la puerta a la madre de Elisabeth, pero se da cuenta de mi presencia y huyo.

Abro los ojos y ahora sí, soy consciente de todo. Yo realice todos esos actos macabros. Tengo miedo y me arrepiento pero a su vez siento una profunda paz, como aliviado de entender por fin lo que soy, lo que he hecho. Me siento bien

InocenciaWhere stories live. Discover now