Capítulo 1

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Eran las doce y cuarenta y cinco de la noche y Miriam no podía despegarse de su guitarra. Le había llegado esa corriente espontánea de inspiración repentina de las que siempre llegan a horas comprometedoras con el sueño.

Sentada sobre su cama mira el reloj, y dejando su guitarra sobre el parante para guardar su cuaderno de canciones, se alista para irse a dormir.

Una notificación del móvil le interrumpe el plan. Se acuesta sobre la cama mirando la bandeja de entrada del What's App, descubriendo que el mensaje es enviado de un número desconocido. Aquello la hace dudar por unos minutos en si aceptarlo o no.

La gallega no lo piensa dos veces y acepta el mensaje. Al hacerlo la imagen del perfil muestra a una chica rubia de ojos azules con todo el perfil andaluz.
El número desconocido resultaba ser de su mejor amiga participe de todos los cotilleos y su mayor fan. Una de las pocas personas que había tenido la oportunidad de escuchar alguna de sus canciones.

Si. La leona era una artista vergonzosa, y muy pocas veces se había decidido por mostrarles a otro sus dotes musicales. Otros que no fueran su familia o su almohada.

Eh payasa, ¿te cambiaste de número sin decirme nada?
12:48am

Te lo dije, pero para variar estabas con los audífonos en las orejas y no me escuchaste.
12:48am

¿En serio? Estoy fatal.
12:49am

Ya amiga, es lo que tienes. Y, ¿componiendo a estas horas?
12:49am


A menos que este completamente sola no puedo cantar en esta casa.
12:49am

¿Mimi no había salido el fin de semana?
12:49am

Si, se fue a casa de Ana. Pero mi madre y la otra enana probablemente sigan despiertas.
12:50am

Ya veo.
12:50am

¿Qué?
12:50am

Nada. Mimi fue a casa de Ana y tu te quedaste solita llorando ¿no?
12:50 am


Me alegro de que prestes atención a mi verdaderos dramas, eres todo un apoyo.
12:51am


Aunque le molestara, la andaluza no se equivocaba. Su sarcasmo lo hacía evidente.

Ana. La chica de la que había estado enamorada desde la pubertad. O pero aun, la mejor amiga de su hermana mayor.

Las cuatro estudiaban juntas, solo que ellas le llevaban dos y tres años de diferencia a la gallega y su amiga. Claro que a diferencia de su hermana, Ana era un encanto de persona. A pesar de su inmensa popularidad y ser el ideal de chica perfecta (no solo para las demás si no que también para los chicos) era la gentileza en persona.

Mimi, por otro lado, era todo lo contrario. Siendo la líder del grupo de mayor importancia, disfrutaba de demostrar su importante influencia en todo y en todos. Principalmente en Miriam, su principal acosada.

Con lo cual el único respaldo con el que la gallega podía contar fuera de la escuela era su madre y su mejor amiga, quienes eran las únicas que quedaban fuera del temor colectivo que lograba causar en las personas.

Mireya era cinco años menor que Mimi, y aun así había asumido el papel de defensora de Miriam. Así, siempre que viajaba a Madrid para las vacaciones de verano se encargaba de protegerla de sus abusos. Ambas se detestaban a más no poder. Más que nada porque la andaluza estaba segura de que Mimi nunca conseguía mostrar su lado auténtico dentro de tanta pose que ella amaba mostrar hacia los demás. Según Mireya, sin motivo alguno.



- Tienes que tener más carácter, amiga. ¡No puedes dejar que Mimi te trate como se le antoje todo el tiempo!

Mireya se sienta en la cama mirando a su amiga acojonada a su lado.

- ¿Y que hago? Si me enfrento a ella seguro que me mete una hostia y me deja en ridículo frente a todos. - se acomoda quedando cara a cara con ella - Además hace poco que encontró mi libreta de canciones.

- ¿Y?  - gesticula con las manos sin entender el problema.

- Que me amenazó con leerlas  frente a todos.

- ¡¿Y qué?! ¡Tus canciones son preciosas!  - exclama exasperada.

- Gracias amiga, pero será mejor que dejes las cosas como están. De todas formas no me molesta tanto como piensas.

- ¿Ah no? ¿Y por qué le faltaban dos cuerdas a tu guitarra la última vez? - la reta llevando sus manos a sus caderas.

- ¿Por mucho tocar? - se excusó sin querer armar más escándalo.

- Vale, tu sabrás. Pero yo no voy a estar siempre en Madrid para defenderte, amiga - le aclara la andaluza colocando una mano en su hombro y frotándolo de arriba a abajo.




Y así, las palabras de la andaluza la acompañaban desde entonces.

La leona había conseguido hacerse más fuerte en el exterior. Ahora una armadura y un escudo separaban sus sentimientos de las acciones y palabras de los demás. Sin embargo, por más que lo intentara, aun le costaba aun poco enfrentarse a la rubia de ojos verdes con sesenta kilos de pura maldad. El título de hermana, provocado por el matrimonio de su madre con el padre de la rubia, le había complicado notablemente la existencia.

Y es que, a pesar de no ser hermanas de sangre, Mimi tenía el control total sobre Miriam en ese entonces. Algo que tiempo después la habría convertido en una persona de carácter y muy distante. Muchas personas que ella consideraba que siempre estarían ahí, terminaron dándole la espalda de las formas más crueles.

Mireya había descubierto a lo largo de su amistada con su leona, que le costaba mucho respaldarse en las personas. Pues sabía que además de su hermana, otros presumían de jugar con sus sentimientos, rompiéndola poco a poco. Y Miriam siendo muy pequeña iba creciendo con la idea de que tenía que la única persona que iba a estar ahí para ella era ella misma.

¿Miri?
12:55am

Otra notificación la saca de sus pensamientos. Regresa la mirada a la pantalla y ahí encuentra que su amiga se había quedado expectante a la obvia respuesta.

¿Llorando? No, para nada. Solo...
12:55am

Solo... Celosa.
Admítelo, te mueres por la canaria. Lo único que quieres es que algún día por obra y gracia del señor te llenes del valor suficiente como para hablarle.  Pero no te atreves.
12:55am


¿Y tú quien eres? ¿Mi psicóloga o algo?
12:56am


Podría serlo perfectamente, amiga.
Te conozco enterita. De los pies a la cabeza.
12:56am


NOS conocemos, así que deja de ir de chula, que yo también puedo jugar ese juego.
Y cambiemos de tema ya por favor.
12:56am


Vaya, por fin. La Miriam amenazante.
Así está mejor.
Vale, muy bien. ¿Entonces nos vemos mañana antes de que regrese a Málaga?
12:57am


Por supuesto.
12:57am



Genial. Dos en punto de la tarde estoy en tu casa.
12:57am


Vale, nos vemos mañana.
12:58am


Hasta mañana.
12:58am



Cierra What's App y conecta el móvil al cargador dejándolo nuevamente sobre la mesita de noche junto a su cama y revisa por última vez los números de su reloj. Eran las dos menos veinte de la mañana. Sin duda ya todo el mundo estaba durmiendo en la casa.

La gallega salta de la cama convencida de que podía aprovechar este momento para terminar los arreglos a la canción a la que no paraba de darle vueltas.


CONTINUARÁ...

EL RUGIR DE LA LEONA  #WARIAMWhere stories live. Discover now