Fuga

2.4K 223 37
                                    


Fue inevitable no fruncir el ceño ante el pedido de la rubia.

-¿Huir?- reí -¿Te has vuelto loca, Swan? ¿A dónde? ¿Quieres escaparte de tu propia barbacoa sorpresa en conmemoración de tu compromiso?- crucé los brazos y la encaré, irónica.

Emma se encogió de hombros y respondió sencillamente.

-Sí, eso mismo.

-Vale...¿y a dónde iríamos? ¿Cómo crees que vamos a poder hacerlo sin ser vistas o llamar la atención sobre todo de tu señora madre?

-A dónde iremos, ya lo sé...- su mirada brilló y su sonrisa se alargó aún más –Ahora, para salir, haremos como niñas pequeñas, ok...bien despacio, de puntillas...sin llamar la atención de nadie y, cuando no haya moros a la vista, ¡echamos a correr!

No pude resistirme y me eché a reír alto de la cara que estaba poniendo: la de una chicuela lista para cometer la mayor travesura de su vida.

-Ah, Emma...no sé, no...- me rasqué la cabeza.

-Regina...- se acercó más a mí y en ese momento sentí cada parte de mi cuerpo estremecerse. Emma cogió mis dos manos en las de ella y miró hondamente en mis ojos. Sus pupilas estaban dilatadas, como si me implorase algo. Y como siempre hacía conmigo sin darse cuenta, Swan me desmontó entera, haciendo que me quedara blanda como gelatina, me derretí toda dentro de su mirada –Por favor...¡vamos! No me niegues esto, ¡venga! Necesito respirar un poco, pasar tiempo contigo...- ¿qué? ¿Pasar tiempo conmigo? Si Emma no notó los temblores que se apoderaron de mis manos, es porque tiene que ser muy burra –Echo de menos...¡te echo de menos! Echo de menos a mi amiga...

La encaré profundamente, más de lo normal. Me quedé ahí, mirándola, en un silencio agradable, mientras ella me miraba también esperando. Pues claro que la ruia sabía que yo no podía negar un pedido como ese viviendo de ella.

-¡Está bien...has ganado!- respondí en un suspiro.

-¡Bien!- aquella rubia linda dio una sonrisa tan maravillosa y una risa tan placentera que no pude dejar de sonreír y reír con ella –Ahora vámonos ya, que esta fiesta de familia está muy aburrida...- en un acto impulsivo, Emma me cogió de la mano y caminó arrastrándome, miró una única vez hacia atrás y se llevó un dedos a los labios, indicándome que no hiciera ruido.

Yo reí una vez más. ¡Qué a gusto me sentía al lado de Swan! ¡Cómo echaba de menos estar así con ella, solo nosotras dos, sin Killian para molestar, en aquel mundo particular tan acogedor que nos pertenecía a nosotras dos y a nadie más!

Emma me guió hasta la puerta de atrás de la cocina que daba al otro lado de la casa, donde todo estaba desierto. Killian y David estaban allí, pero más lejos, riendo y comparando algunas cañas de pescar, y como en las películas de acción, pegamos nuestros cuerpos a la pared esperando a que los dos se apartasen más y ver el momento oportuno para escapar. Aguantamos las risas, mirando de soslayo una a la otra. Emma se puso la mano en la boca para ahogar la risa. Estaba adorando la aventura de huir de su propio almuerzo de compromiso.

Pasados algunos minutos, como esperábamos, los dos hombres se alejaron hacia el lado opuesto del jardín, donde estaban todos los demás. Había que actuar rápido, pues Blanca no tardaría mucho en darse cuenta de mi ausencia y la de los vasos que no le llevé. Miramos hacia lo lejos. De momento, se encontraba distraída conversando y riendo de algo que Granny decía.

Era el momento oportuno. Dado que todos estaban distraídos, Emma y yo corrimos hacia el fondo del jardín que estaba desierto y partimos a toda velocidad hacia la calle, como dos niñas eufóricas y traviesas riendo satisfechas de nuestra maldad. Corrimos más y más, riendo a carcajadas, hasta que paramos a unas cuatro manzanas, las dos jadeantes de tanto reír, rojas como tomates y apoyando las manos en las rodillas.

Diario de un gran amorWhere stories live. Discover now