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-En primer lugar, vámonos de aquí. Venga, estoy seguro de que este es el lugar menos cómodo de todo el depósito. -Andy recoge los libros y se dirige a un rincón que hay más lejos. Se sienta cruzando las piernas en un lugar iluminado por un tenue rayo de sol que se cuela entre los altos ventanales y le señala a ________ un lugar junto a él.

-Aquí tampoco tendremos que preocuparnos por las luces -le explica.

_________ se sienta en el suelo, a su lado, y agarra el libro de su padre. Es un volumen pequeño, encuadernado con una tela azul clara. Siempre le ha gustado el tacto de los libros de sus padres: la textura, casi áspera, tan diferente de las tapas brillantes de los libros de éxito de las librerías. Pasa las páginas, tomandolas con cuidado por el extremo superior, tal y como le habían enseñado sus padres. _________ las examina con detenimiento, sin decir ni una palabra, parándose para leer algunas descripciones.

Mientras, Andy está en silencio. Unos momentos más tarde, deja el libro en el suelo y le mira.

-¿Me podrías explicar algo de la conferencia?

-¿Qué quieres saber? -pregunta Andy. Agarra el libro y se pone a hojearlo. ________ está sorprendida de cómo lo sostiene, casi, si cabe, con más respeto que ella.

-Bueno, en realidad, todo. ¿Qué pensaste de ellos?

-Mmm... -Andy echa la cabeza a un lado y piensa-. ¿De tu padre? Que era brillante, claro.

-Bien -asiente ________, animándolo-. Pero no me digas solamente lo que crees que quiero oír.

-Mmm... De acuerdo. Pues, entonces, que contaba unos chistes muy malos.

-¡Los peores! Lo sé. Josh y yo solíamos avergonzarnos de él. O sea, que tenía buen sentido del humor, se reía de las cosas graciosas, pero contando chistes... Un desastre.

-En serio, no le hubiera venido mal salir de su torre de marfil y entrar en el mundo real de vez en cuando. Me dio bastante la impresión que no se había hecho suficientes rondas de tragos cuando le tocaba.

-Exactamente.

-Pero era tan convincente. -En la voz de Andy se nota la admiración-. Se emocionaba de verdad con lo que explicaba. Amaba lo que hacía.

-¿Y mi madre? ¿Qué pensaste de ella?

-Quizá no era tan impresionante hablando del tema, pero conectaba más con el público, no sé si entiendes lo que te quiero decir.

-Lo entiendo perfectamente.

_________ cierra los ojos un segundo.

-Hablaron un montón del viaje, el de Guatemala. Y tengo que decirte que hacían que el trabajo de campo pareciera la cosa más emocionante del mundo.

-Ya -contesta ________ con un bufido.

-¿No lo es? -Andy la mira con escepticismo.

-Quizá para alguna gente. -Se encoge de hombros-. Pero a mí lo que más me llamaba la atención eran los mosquitos. Siempre había mosquitos, daba igual adónde fuéramos; y las duchas eran una pesadilla.

-¿En serio? -Andy se ha quedado totalmente sorprendido-. No creo que pudiera soportar algo así.

-Oh, te encantaría -le asegura _______-. Tú eres el tipo de persona ideal para una situación así. Y no solo eso. -Levanta las manos como para advertirle que no le salga con excusas-. Josh me dijo que eres muy inteligente. Y trabajador. Créeme, no dice eso de mucha gente. -________ hace una pausa para pensar en lo que ella misma opina-. Eres cuidadoso con las cosas, podría decir, y considerado... Así es como uno debe ser para hacer ese tipo de trabajo... Supongo que debes pensar que yo soy una niña mimada -concluye finalmente.

La chica de la sonrisa rota. [Andy Biersack y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora