*después de un largo día en el área, buscaste a Newt para saber cómo estaba. Lo encontraste recostado en su cama, parecía muy cansado*
–¿todo bien?–me acerqué al rubio, quien al verme sonrió.
–Sí, solo estoy cansado.–
–¿quieres que te haga masajes? No es por presumir, pero tengo manos mágicas.–sonreí sacudiendo mis manos.
El rubio asintió mientras se sentaba al borde de la cama, por lo que me posicione detrás de él.
–¿qué hiciste hoy, linda?–sonreí, amaba cuando me llamaba así.
–Ayudé a Sartén con la cocina, a Chuck con la limpieza y a Winston preparando un poco de carne seca. No fue agradable, pero sin duda es mejor que trabajar con el señor amargado y perfeccionista ¿puedes creer que Gally me hizo armar y desarmar la misma silla 4 veces?–suspiré–. "Está mal, tiene las patas torcidas" ¡él tiene las cejas torcidas y yo no le digo nada!–Newt rió ante aquello–. ¿y tú qué hiciste?–
–Ayudé a Zart en la huerta, quién diría que estar agachado todo el día me arruinaría la espalda. Es maravilloso...–
–¿es eso sarcasmo? No dejes que Minho te contagie, ¿ok?–el chico asintió y aunque me estaba dando la espalda, pude notar que sonreía.
–¿quieres dormir hoy conmigo?–
–Esperaba que lo preguntaras...–
No era la primera vez que dormía con el rubio y aunque en un principio nos daba mucha vergüenza, actualmente lo disfrutábamos bastante.
–Tenías razón, tus manos sí son mágicas. Ya me siento mucho mejor.–lo abracé por la espalda, depositando un casto beso en su mejilla.
–Te lo dije.–
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