Capítulo 9.

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Era domingo y como siempre el hospital se quedó vacío y silencioso.

Seguí caminado por los pasillos mirando los dibujos de peces pintados en las paredes y me acerque más al oír una melodía de una canción.

Me coloqué al lado de la puerta abierta de la habitación y pude ver como Aidan daba su clase de música a seis niños que habían quedado en el hospital.

A la mayoría pude reconocerlos, tres de ellos bailaron con nosotros cuando nos disfrazamos de zanahoria y de mono, también reconocí a Melody, una niña de seis años que tenía cáncer de médula y unos hermosos ojos azules como el mar, muchas veces pase tiempo con ella en las quimioterapias cuando su madre no podía llegar a tiempo.

Sonreí al ver la imagen de Aidan tocando un pequeño piano que había en la sala y como los niños lo miraban con admiración. Melody volteo su cabeza en mi dirección y me miro para luego sonreír.

-¡Itzel!- grito Melody, Aidan dejó de tocar el instrumento para prestarme atención.

Él inmediatamente sonrió y me invitó a pasar para estar con ellos.

-Ya termino con la clase, ¿no te molesta esperar un poco?- preguntó acercándose a mi.

-No hay problema, no te preocupes. Tu sigue.-le sonreí para calmarlo, no tenía nada más interesante que hacer ahora.

Él siguió enseñando como tocar algunas melodías fáciles y luego cuando la clase termino unas enfermeras vinieron a buscar a los niños para llevarlos a su habitación.

Cuando se marcharon, Aidan se sentó en un sofá y me invitó a sentarme junto a él.

-¿Nadie ha venido a buscarte para salir de aquí?- preguntó mirándome con ojos curiosos.

-No, mamá dijo que vendría por mi pero la llamaron de su trabajo porque sucedio un problema con unas telas.- conteste restando importancia y fije mi vista en su guitarra que estaba colocada contra una pared.

-¿Sabes tocar?- pregunto y volví a mirarlo, al darme cuenta que hablaba de la guitarra negué con mi cabeza- ¿quieres que te enseñe?- me miró con una sonrisa ladeada.

El entusiasmo invadió mi cuerpo y asentí rápidamente, siempre quise aprender a tocar algún instrumento, cuando era niña tomé algunas clases de piano pero solo fueron dos y no cuentan mucho que digamos.

El pelinegro se levanto y tomo su guitarra junto con otra que había en un estuche en una mesa, volvió a su lugar y me extendió con la que me enseñaría.

-Te presento a mi amada guitarra llamada Star- dijo mientras ponía ante mis ojos su instrumento.- mi madre me la regaló cuando tenía once años antes de que muriera y desde entonces la he cuidado como oro.

-Es hermosa Aidan.- respondí, y recordé que él me había contado que su madre murió en un accidente automovilístico. La guitarra que le había dado era del típico color marrón clarito, la única diferencia era que en la parte de atrás tenía una pequeña inscripción junto con el dibujo de una estrella.

-Lo sé, lo sé, es igual a su dueño- dijo con aire arrogante y mirándome con insuficiencia y arrogancia.-pero basta de tantas palabras- dijo mientras acomodaba su guitarra en su falda- cuando termine contigo serás mejor que Slash.

-Creo que me tienes mucha fe- solté con una pequeña risa.

-Se que puedes lograrlo, eres increíble- respondió con una sonrisa ladeada mirandome sin despegar sus ojos de mi.

Las siguientes horas las pasé entre risas y quejas de Aidan por no aprender un acorde, cuando me enoje por esto el paraba y me empezaba a hacer cosquillas para que lo dejara de ignorar, cuando logre aprender alguna canción Aidan me felicito y como recompensa me invitó a tomar un helado. 

Luego de eso fuimos a caminar por el hospital hasta que Karen vino a buscarlo diciendo que su padre quería hablar con él, cuando se marchó Aidan, ella se me quedó mirando fijamente.

-Lo lastimaras- dijo con su vista puesta en mi- alejate de él.

-De qué demonios estás hablando- le respondí con irritación, quien carajos se cree para decirme que me aleje de él.

-Solo hago lo mejor para él, no quiero que una zorra le rompa el corazon a mi hermano.

-Zorra tu abuela para empezar, no se que demonios te pasa para venir a decirme todo esto, no se cual es tu problema pero no creas que porque tu me dices que me aleje de él lo haré.- dije con indignación y molestia- Ahora, me voy cariño, tengo mejores cosas en qué gastar mi tiempo.

Me di la vuelta y escuche como soltó un gruñido a mis espaldas y como se marchó dando fuertes pasos.

Entiendo que tal vez tenga celos de que hable con su hermano pero ¿llegar a este punto?, no soy la persona más rencorosa pero definitivamente hablaría más con Aidan para molestarla.

Al darme cuenta que no tenía nada que hacer y estaba sola decidí ir a mi habitación a escuchar algo de música y terminar unos dibujos que había empezado.

Cuando llegue pare inmediatamente en el marco de la puerta al ver sentada en mi cama a la chica que estuvo hablando con mi madre el otro día. Cuando vio que entre rápidamente se paro y cuando estuve a punto de decir algo me interrumpió.

-Por favor, déjame hablar- suplico- se que no sabes quién soy y la forma en que nos conocimos no fue la mejor, pero tengo que hablar de algo importante contigo.

Mi mente se llenó de incertidumbre y misterio, mi madre me había dicho que si está chica se acercaba a mi me alejara y no la escuchara, pero mi lado curiosos y detectivesco me pedía a gritos que averiguara qué estaba pasando, sin olvidar el hecho de cómo había entrado a mi habitación.

Nos sentamos, yo en mi cama y ella en una silla cerca de mi, lucía nerviosa y movía sus manos inquietamente.

-Me llamo Sarah, soy tu hermana y nuestro padre está muriendo.

El aire escapó de mis pulmones y todo se volvió negro.

La última canción. (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora