5 | propuesta

10.2K 1.1K 202
                                    

—Madame Pink—

Oups ! Cette image n'est pas conforme à nos directives de contenu. Afin de continuer la publication, veuillez la retirer ou télécharger une autre image.

—Madame Pink—

El hormigueo en mi espalda desnuda me despierta y me hace sonreír porque sé que se trata de él. Abro los ojos y suspiro estirando mis brazos.

Sus besos en mi espalda no se detienen a pesar de que sabe que ya estoy despierta. Su corta barme me causa cosquillas, pero es una sensación que me encanta. Sus labios ascienden por mi columna vertebral hasta llegar a mi hombro.

— buenos días, dormilona.

Recibo su beso en mis labios sin poder borrar mi sonrisa — buenos días.

Toma mi rostro con ambas manos y pega sus labios a los míos, esta vez con mayor intensidad, dejándome sentir su aliento fresco.

— te ha llamado el alfa, dijo que quisiera verte temprano — informa alejándose para sentarse al borde de la cama y agacharse, se está poniendo los zapatos.

Me incorporo arrastrando las sábanas blancas conmigo — entiendo.

Bostezo y veo mi reflejo en el gran espejo de la pared, mi pelo rizo está hecho un desastre, pero contra eso no se puede hacer nada. No me importa porque después de todo este hombre que duerme cada noche conmigo ya me ha visto de todas las maneras posibles, sería inútil sentir vergüenza por algo a esta altura del juego.

— debo ir a trabajar, Dianne — protesta cuando me abrazo a su espalda.

— solo cinco minutos más... — pido apoyando mi rostro en sus omóplatos — Tu cuerpo es muy cómodo... Me gusta.

Suspira colocando su mano sobre la mía. Al parecer se queda pensando en algo muy lejos por varios segundos hasta que por fin habla.

— cásate conmigo, Dianne.

Arrugo el ceño — ¿qué?

— conviértete en mi esposa — murmura en baja voz. Me quedo callada — lo he estado pensando durante un tiempo, incluso compré esto — abre el cajón de su mesa de noche, rebusca entre las cosas allí hasta encontrar una pequeña caja, muy, muy escondida. Escucho como sonríe — compré esto hace más de un año, buscaba la oportunidad y la manera correcta para pedírtelo, pero me daba miedo. Solo hasta ahora me atrevo a hacerlo.

Deslizo mis brazos por sus costados hasta dejarlos caer, dejando de abrazarle. Retrocedo un poco sorprendida. No puedo pensar con claridad.

— ¿por qué? — cuestiono — ¿por qué haces esto?

Escucho como sonríe — ¿porque estoy enamorado, tal vez? — suspira pasando su mano libre por su pelo — sé que lo nuestro va bien como estamos y eso me tiene muy feliz, pero tengo un deseo tan grande de poder llamarte mi esposa que ni siquiera puedo pensar en otra cosas — hace una pausa para abrir la caja de porcelana, revelando el anillo de diamante en su interior — ¿te casarías conmigo?

El hijo de DráculaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant