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"Hay que salir por ahí a dar alguna que otra vuelta Lili, esto de estar de vacaciones encerrado en mi casa 24/4 y en tú casa 24/3 no es nada cool. Aunque no me lo tomes a mal, amo no tener que ir a sufrir más a aquel colegio del demonio." Habló Michael mientras tiraba una pelotita hacia el aire desde mi cama, en donde se encontraba tumbado boca arriba.

"Sería una buena idea Gordon." Le contesté a la vez en la que daba vuelta desde la silla de mi escritorio para voltearle a ver. "Además es Lunes, no habrá gente en ningún lugar." Dije restándole importancia.

"Punto para los que tenemos vacaciones pelirroja." Estiró su brazo con la palma de su mano estirada para que la chocara con la mía y eso es justamente lo que hice. Acto seguido se levantó dejando la pelotita azul sobre mi cama y dio tan solo un paso para quedar así frente a mí y volver a hablar. "Vayamos al mall del centro, ese que tiene el cine subterráneo. "

"Fui ayer con Syd." Miré hacia su dirección y me tendió la mano, se la di y me jaló hacia mi cama haciéndonos caer de espaldas contra esta, quedando así en la posición en la que Michael estaba hace algunos segundos atrás. Reímos a carcajadas.

"Pero no conmigo. Venga Lili, vamos. Me está consumiendo el aburrimiento, estoy a nada de decirte que deseo volver al colegio y créeme que eso no es nada bueno." Dijo sonriendo mientras ambos mirábamos al techo.

"Uh, está bien Gordon, vayamos." Terminó por convencerme, como siempre lo hacía.

Y dicho y hecho, bajamos de mi habitación y tomé prestado el auto de mi padre para ir hacia nuestro destino. No tardamos ni 20 minutos cuando ya estábamos entrando en el estacionamiento de varios pisos que se encontraba frente aquella grande plaza, mejor conocida como Mall.

Bajamos del auto y metí las llaves de este a la bolsa que hay en mi chamarra de mezclilla. Cruzamos la calle y entramos por aquellas grandes puertas, seguido de esto Michael habló. "Hay que ir al cine." Le miré para seguido de esto sonreírle dándole a entender que accedía. Me tomó de la mano como siempre y fuimos al elevador para llegar al cine subterráneo, lo que claro está, caracterizaba este Mall.

Compramos las entradas y unas palomitas de Caramelo junto con nuestros refrescos y entramos a la sala a la que nos tocaba y nos dedicamos a mirar aquella rara película.

Pasó alrededor de una hora y media y por fin salíamos de aquella sala de cine. Me dolía mi espalda.

"Fue una terrible película Michael. No sé por qué me obligas a ver este tipo de cosas cuando venimos al cine." Hablé una vez fuera de aquel lugar.

"Ni te quejes Libra, la mayoría del tiempo eliges tú la película que veremos." Dijo alcanzándome para volver a tomar el elevador y este nos llevase a la planta alta de aquel Mall. En cuanto llegamos el ascensor abrió sus puertas de par en par y salimos. Aún no le decía nada. "Vamos Lili no te enojes conmigo. Es más, para que no te enojes te invito un helado. De esos que te gustan." Dijo a la vez en la que me abrazaba poniendo su brazo sobre mi hombro. "¿Qué dices?"

Me tomó de los hombros y me puso frente a él, alcé la vista dada la estatura de mi mejor amigo y respondí. "Está bien, vayamos." Y seguido de esto me dio un efusivo abrazo. Me soltó y caminamos hacia la heladería que había visitado ayer.

A cada paso más que nos acercábamos mi estómago daba mil y un vueltas, estaba nerviosa. Si, nerviosa de volver a ver a aquel chico. Aquel que tenía una hermosa sonrisa y cabello rubio. Vaya que era muy atractivo.

En cuanto llegamos mis nervios desaparecieron al ver que quien estaba en aquella caja de pedidos no era el alto y bello chico. Me desilusionó aunque minutos antes mis nervios estaban a flote.

Michael pidió un cono cubierto de chocolate para mí y un Blizzard de Pay de Queso para él. Amaba probar todos y cada uno de los sabores, aunque el de oreo jamás dejaría de ser su favorito. Pagó, nos los entregaron y nos dirigimos a la salida de aquel centro comercial en dirección al auto, entramos y esta vez le tocó conducir a él. Mientras llegábamos a mi casa comíamos nuestros helados en completo silencio pero con la radio encendida.

Una vez llegamos se quedó a cenar conmigo y con mi padre.

Y horas después se fue de casa agradeciendo y seguido de esto dándome un fuerte abrazo seguido de un "Te quiero Lili." Como solo él solía llamarme desde que ambos tenemos memoria.

Le di las buenas noches a papá seguido de un beso en la mejilla y subí a mi habitación. Me desprendí de todas mis prendas y me cambié por una sudadera larga y un short de tela. Me recosté sobre la fresca tela de mi cama aún sin des tender y miré al profundo techo color blanco. Generalmente pensar en algo en específico se me complicaba mucho ya que siempre terminaba pensando en otras mil cosas, pero no ocurrió ahora.

Pensé...

Pensé en aquel chico rubio de linda sonrisa que había encontrado atendiéndome ayer en aquella heladería. Pensé, en que no le había vuelto a ver hoy. Decepción era el sentimiento que había provocado en mí no haberle vuelto a ver esta tarde parado frente a mí, quizá regalándome otra sonrisa que no podía corresponder por pena. Y finalmente; frustración. Frustración, porque no le había admirado tanto como me hubiese gustado. No podía dar más detalles de él, como el color de sus ojos, si llevaba alguna perforación o tatuaje, si sus labios eran carnosos y rosas o si sus pómulos tomaban algún color rojizo, si tenía heterocromía o si acaso las pecas rellenaban sus mejillas.

Pero a pesar de no saber aquello me había gustado. Sí.

Bien, quizá no. No conocía nada de él. Supongo que lo correcto para describir mis emociones era decir que había llamado por completo mi atención. Me había hecho perderme en su sonrisa y en su grave voz masculina.

Hoy no le había visto pero de algo estaba segura.

Volvería mañana a ver si contaba con la suerte de volverlo a ver.

Mi único fin sería ese, volverlo a ver.

Dairy Queen [l.r.h]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora