Dairy Queen [l.r.h]

2.1

Después de nuestra primera cita tenía miedo; miedo a volver a ir. Sinceramente la razón no era concreta y no la sabía en absoluto pero tenía miedo.

"Por favor Libra, quiero saber quién es el chico que vuelve loca a mi mejor amiga" habló Sydney mientras tomaba una patata de la bolsa de Sabritas y se la llevaba a su boca rosa bien pintada. Hoy era miércoles, hacía una semana tan solo que había salido con Luke; una semana de uno de los mejores días de mi vida.

"Dios Sydney, ya te he dicho mil veces que no quiero ir." Dije exasperada.

"Y yo te he dicho otras mil que debemos de ir." Contestó y rodeé los ojos con cansancio. "No tiene nada de malo ir, sería algo casual y nos iríamos." Fruncí mi ceño y me lo pensé un par de veces; quizá no sea una mala idea. "Por favor." E hizo hincapié alargando la última vocal.

Suspire y respondí. "Está bien Sydney, pero tú pagarás mi helado." Sonrió dándome una vista de sus claros dientes blancos y seguido de esto nos levantamos para irnos.

(...)

"Ya Libra, entremos por favor." Suplicó por décima vez mi amiga.

"No no no, esto ha sido una muy mala idea Syd." Dije negando con mi cabeza mientras ella sostenía mis manos jalándolas para así poder entrar a aquel local.

"Por dios Libra, ya estás lo suficientemente grande como para hacer este tipo de berrinches. No me obligues a ir por él." Sostuvo su mirada firme en mí y mi corazón comenzó a palpitar demasiado fuerte, ¿Que él venga aquí por mí? Ni loca. Quité las manos de Sydney de sobre mí y me erguí.

"Bien, bien. Vamos." Sydney sonrió y me tomó del brazo hasta que entramos al local susurrándome antes un "Tranquila." Que solo me calmó por unos segundos hasta que vi sus bellos y preciosos ojos azules.

Me sonrió y no dudé en hacerlo de la misma forma. Sydney seguía tomándome del brazo y me dio un leve empujoncito para que caminásemos hacia la caja de pedidos en donde se encontraba el bello chico.

"Hola Libra." Mencionó Luke regalándome una sonrisa blanca mientras Syd y yo nos acercábamos más.

"Hey Luke." Saludé torpemente.

"¿Lo de siempre?" Dijo mirándome a mí y a mi amiga. Mis mejillas se tornaron de un color carmesí y sonreí bobamente indicándole que sí.

"Sólo si vienes a sentarte un rato con nosotras." Habló la peli negra sacándome de mi trance y haciendo que la sangre volviese a subir a mis mejillas y fuera más intenso, si es que eso era posible.

Luke abrió sus ojos como platos pero rápidamente cambió de mirada, como si lo que mi amiga le soltó no le hubiese impactado siendo que no fue así. "Eh, si... Supongo que puedo ir un rato." Y tenía razón, podía estar con nosotras un rato puesto que no había nada de gente. Éramos las únicas locas comprando helado a las 11:00 am, demasiado temprano y desde mi punto de vista; demasiado obvio.

Luke nos sonrió tensamente y seguido de esto hizo nuestros pedidos, le pagamos y preparó nuestros helados. Mientras tanto Sydney y yo nos fuimos a sentar a uno de esos cómodos sillones azules acolchados esperando a por el pedido y al ojiazul.

"Es bastante guapo eh." Susurró Sydney mientras se sentaba frente a mí. "Ahora veo por qué te gusta tanto."

"Eh, aquí tienen sus helados." Habló Luke interrumpiendo a la peli negra y sus comentarios sobre lo que sentía hacia el chico para poner ambos helados en la mesa y sentarse a mi lado.

Mi corazón bombeaba sangre al mil y mis piernas flaqueaban aunque estuviese sentada, doy por seguro que si hubiese estado de pie yo ya estaría en el piso. Cerré los ojos con fuerza negando varias veces mientras deseaba que ojalá no hubiese escuchado nada de lo que la morena había dicho segundos atrás.

El día/tarde con ambos fue graciosa, incómoda y divertida. Cuando comenzó a llegar gente Luke no pudo quedarse más tiempo con nosotras así que decidimos irnos. Una vez salíamos del local Sydney dijo que había olvidado su bufanda, regresó a por ella y volvió con la prenda rosa en la mano y una sonrisa de oreja a oreja en la cara indicándome solo una cosa.

"¿Qué es lo que hiciste?"