Parte 1

837 52 22
                                    

Suena un motor viejo fuera del edificio, un automóvil que a duras penas está andando sobre la calle

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Suena un motor viejo fuera del edificio, un automóvil que a duras penas está andando sobre la calle. Está oscuro, silencioso y un poco helado. Aun así visto cómodo, escuchando el murmullo del televisor. ¿Qué era una tarde más frente a esa caja parlanchina? No mucho. No si nunca ganaba quien yo quería y al final terminaba ignorando los programas en adelante. Por un lado, bien podría llegar a algún concurso a hacer entrar en razón a los jueces, pero, por el otro, viajar no era algo que se me apeteciera lo suficiente. No tengo idea de qué hora es, en cambio, por la programación saturada en la televisión en incontable cantidad de anuncios basura, estimo alrededor de las 2 de la mañana. Me encuentro limpiando una de mis armas nuevas, nunca se sabe quién las tocó primero o si se lavaron las manos siquiera. ¿Qué si se rascaron el trasero antes de enviarla? Sobre las dudas un poco de desinfectante, aroma a fruta por supuesto.

Una llamada llega y atiendo sin ver el número. Por lo general son privados, así que sólo sería una pérdida de tiempo. Preguntan por Deadpool y sin miramientos me pongo en pie, regresando a los pocos instantes con mi máscara puesta, listo para los negocios. Deadpool es quien atiende esas llamadas, no Wade. Es como si pidieran a Bruce Wayne que combatiera contra Joker. No lo hará, pero Batman sí. Lo mismo con Clark Kent y Superman salvando de meteoritos. Para cada cosa un traje, espero quede claro porque explicarlo más es un rollo que prefiero ahorrarme. Al parecer me quedé divagando más de lo aparente, porque de la otra línea de la llamada clamaban por mí.

"Deadpool al habla", respondí con naturalidad, mientras retomaba la limpieza en mi nueva arma. Es un proceso cuidadoso que requiere tiempo, comprensión y cariño.

Tras un diálogo de la otra línea a la que no presté mucha atención nuevamente, me di cuenta que al parecer querían que me infiltrara en una base para robar unos datos informáticos. Me ofrecieron mucho, pero mucho, dinero. Joder que me cubría unas buenas semanas en Las Vegas apostando a lo bestia sin sentir bajar la cuenta. Sin embargo, con escuchar donde era la misión, se cayeron mis planes para vaguear y mirar en primera fila el show de Cirque du Soleil.

"¿Providence? Lo siento, no me meto con sitios en guerra", fue mi respuesta, apuntando mi arma a la pared donde tenía un poster de Wolverine, Lobezno para la traducción internacional y Loby para los compis.

"No está en guerra", me respondieron. Me causó risa su ignoracia.

"Eso es lo que crees, ¿conoces algo llamado Guerra Fría?", argumenté, clavando un par de balas de salva en la pared. No daba la misma satisfacción de cuando repartía buenas dosis de plomo en los idiotas que se me atravesaban en el trabajo, pero estoy tratando de cambiar mis costumbres.

"Estoy seguro que eso fue hace años, y Providence ni siquiera estaba", sonó a una contraposición un poco cohibida al escuchar balazos. Como fuese, poco me importaba lo que dijera.

"Guerra o no, yo no me meto con soldados futuristas con complejo de mesías, así que no lo haré", colgué. Lo único que lamentaba era perder esa buena pasta, pero los principios son primero. Yo no tocaría Providence en un buen tiempo, no al menos hasta cambiar ciertas cosas. Para empezar: yo.

Ademanes || Cablepool ||Where stories live. Discover now