Parte 2

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He hecho todas mis maletas, lo que al final suma una sola mochila

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He hecho todas mis maletas, lo que al final suma una sola mochila. Me gusta viajar ligero, ¿qué puedo decir? Eso de cargar no es lo mío, además, puedo comprar lo que necesite. Dentro de un par de horas sale mi vuelo, ¿a dónde? Ya lo olvidé, en serio, debo revisarlo, no quiero terminar en Australia, tengo una mala experiencia con los canguros. Sería curioso contar esa anécdota, pero está un poco borroso el recuerdo, sólo mi subconsciente que me susurra que no les gusta que desconocidos entren en sus bolsas.

Bostezo a la vez que cuelgo mi equipaje en la espalda para salir. Llevo unas bermudas cómodas que me permiten ir fresco por todos lados, una camisa de mi último viaje a Hawai y la máscara de mi traje. Pensé en llevar una base de maquillaje en el rostro para disimular, pero al final me ha dado flojera. Tomo las llaves y salgo del departamento, cierro y voy bajando para, al salir, tomar un taxi que me lleve al aeropuerto. El camino es tranquilo y, hasta cierto punto, aburrido. Voy contando los autos rojos en un intento de amenizar, pero es imposible. Lo peor es que así estaré en el avión, menos mal llevo mis comics para entretenerme lo más que se pueda, si es que no me duermo ni bien subir, cosa que es bastante posible. Traigo un poco de sueño, no he dormido en un par de días. Las pastillas de dormir no me hacen el efecto suficiente para siquiera intentarlo y, además, en la farmacia no venden sedante de caballo. Qué difícil es dormir.

Llego al aeropuerto, bajo y sin problemas cruzo los controles. Nunca cargo armas en los vuelos, así que es normal. Lo que sí fue un problema fue cruzar con la máscara puesta. Querían que me la quitara y, como me rehusé, me llevaron a otro lado. Al final consiguieron que me la quitara, para que luego se disculparan al verme. Por eso suelo preferir maquillarme, este asunto siempre es un fastidio. Un poco de mal humor me fui a abordaje, pasando sin miramientos. Así estaba mejor, pero me fastidiaba sus miradas, al parecer les habían llegado con el chisme. Aunque supongo es normal, soy jodidamente sensual como para no pasar la voz.

Como yo me estoy costeando lo que se me pega la real gana, me compre boletos de primera clase. Viva la champagne y los cortes finos en medio del vuelo, las pantallas para ver el partido y la silla que se vuelve cama. Es un vuelo un tanto largo, según me dijo la atractiva azafata,  así que ir cómodo es casi una necesidad para mí. He vuelto a olvidar a dónde es que iba, esperen que reviso. Oh, Francia. Vamos por los croissants. Me pregunto si estamos cerca de la semana de la moda, me dan ganas de poner una colección y todo. Una colección Deadpool haría mejorar la industria. Como fuese, estoy dejando mi mochila de un lado, me acomodo en la silla y trato de ubicar cada cosa, como los botones para acomodar la silla y el lugar donde se ponen los vasos. No sé cuánto me llevó reconocer el terreno, cuando avisan que pronto despegará el avión. Me remuevo un poco y suelto un suspiro, mirando por la ventana, aguardando. Tras unos minutos anuncian que nos vamos, y miro cómo comenzamos a movernos. Estamos en camino, van empezado mis vacaciones.

Pronto estamos en el cielo, se ven lejanas las cosas en el suelo. Es curioso verlos, con mis manos simulo tomar las pequeñas cosas, pero lo dejo después de unos segundos cuando se me escapan los edificios. Me quedo mirando al frente, nada en específico que llame mi atención. Aun no quiero encender el televisor, ni sacar mis revistas. Es extraño, sólo quiero quedarme así. Cierro los ojos, tal vez sea el cansancio por no dormir. He estado un poco desorientado después de ese sueño que tuve, y ha sido todo un problema el volver a dormir.

Ademanes || Cablepool ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora