Capítulo XVIII: Organización.

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A pesar de que las luces estaban apagadas, hice lo posible por analizar cualquier cosa de la habitación de Nevra, así fuese insignificante. Creí que tendría aparatos de tortura y demás cosas BDSM, pero en general, su habitación parecía bastante normal. Todo estaba perfectamente arreglado, no había nada fuera de lugar y la decoración armonizaba tanto con su personalidad como con cada pequeña cosa de la habitación.

Solté una pequeña risa al terminar de inspeccionar el lugar. El vampiro podía ser todas las atrocidades que yo pensaba de él, pero parecía ser un obsesivo con la perfección y parecía que le gustaba dar lo mejor de sí en todo. Eso por sí sólo hablaba muy bien de él, y no pude evitar sentir mi pulso acelerarse por ese pequeño instante.

Sin más distracciones, me dirigí a una de las esquinas de la habitación, quedando sólo en ropa interior para así ponerme la camisa que me había prestado y dormir por fin. Para no irrumpir el orden al que parecía estar acostumbrado, doblé mi ropa y la coloqué encima de una de las cómodas. Tomé un instante para inspeccionar aquella prenda; era una camisa negra de manga larga, y a pesar de estar recién lavada, la leve esencia a hombre seguía ahí. Esa mezcla entre el jabón para ropa y la fragancia de Nevra me era estúpidamente irresistible.

Moví la cabeza de lado a lado, como si eso ayudara a despejar mi mente. Una de las razones por las que estaba aquí era para demostrarme a mí misma que si iba a tomar la decisión de hacer algo tan incómodo como salir con alguien que prácticamente vive en el mismo lugar que yo, mi elección positiva hacia Leiftan era el mejor camino. No iba a dejar que algo tan primitivo como dejarme llevar por el aroma de alguien me desplazara del objetivo real.

Una vez que me vestí con aquella prenda prestada, poco a poco me fui recostando en la cama, haciendo lo posible por no hacer demasiado ruido. Después de todo, Nevra realmente se veía cansado y no quería perder 200 puntos por despertarlo o algo por el estilo. Justo cuando le iba a dar la espalda y dormir de una vez, me frenó al colocar su mano sobre mi brazo, y simplemente me detuve, regresando a estar acostada sobre mi espalda.


—¿De qué te sirve dormir conmigo si vas a estar muy lejos? Así no puedo espantar tus pesadillas...— pude notar que estaba bastante adormilado y seguramente no sabía lo que decía, pero era suficiente para comenzar a doblegar mi voluntad de alejarme de él.

—No recuerdo que estableciéramos reglas para dormir juntos.— a pesar de estar a la defensiva, me recorría poco a poco hacia su lado, siendo tan poco discreta que podía apostar que se había dado cuenta.

—Nuestra única regla es que nadie puede tocar al otro a menos que este haya tenido una pesadilla.— rozó su mano con la mía, la frialdad estremeciéndome por un segundo. —¿Recuerdas por qué razón decidimos eso?— aunque no lo veía, estaba segura de que tenía su maldita sonrisa en los labios al decir eso.

—Porque eres un pervertido que provoca a las jóvenes inocentes y castas como yo sólo para divertirse.— contraataqué, una risa ronca siendo mi respuesta. ¿Por qué su voz era tan malditamente sexy cuando estaba adormilado?

—Te recuerdo que fuiste  la que se aprovechó de mi inocencia al meter tu mano en mi camisa y manosear mi torso.— puse los ojos en blanco al escucharlo. Lo peor es que tenía toda la razón y no podía negarlo.

—Pero  me acorralaste contra mi propia cama cuando yo sólo quería dormir.— seguí con mi intento desesperado de ganar esta discusión, siendo más bien una cortina de humo a lo que realmente quería hacer. Poco a poco, me fui poniendo en esa posición tan cómoda en la que estuvimos a punto de dormir la otra vez.

—Mínimo te hubieras molestado un poco más en esconder los gemidos que te arrancaban mis excepcionales besos en tu cuello.— me ruboricé al instante cuando lo escuché, y sin más, escondí mi rostro en su torso mientras lo abrazaba. Era mejor hacer eso que admitir mi derrota, después de todo.

Re;Birth [Eldarya] (Re;Birth #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora