Capítulo XXXIV: Expectativas Rotas.

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Papá.

Esa fue la primera y única palabra que cruzó mi mente al escuchar la noticia de Leiftan. Sentí que el corazón se me paraba por un instante, y la ansiedad comenzaba a apoderarse de mí. Tomé una bocanada de aire, haciendo lo posible para mantenerme serena. ¿Y si no estaba entre las personas que acababan de llegar? Siempre había pensado que el dolor de haberte ilusionado y que no sucediera nada al final causaba un dolor insuperable, y más en este momento.

Mi padre era la persona a quién más apreciaba. La única persona de mi familia a quien realmente podía decir que amaba incondicionalmente. Un título que usualmente son las madres quiénes lo poseen, pero mi conexión con mi padre había sido tan fuerte toda mi vida, y pensar en que él estaba aquí tras esperarlo por más de medio año desataba un millón de emociones en mí.


—Leiftan.— intenté hablar lo más tranquila que pude. —¿En qué ayudo para que todo sea más rápido?— fue lo primero que se me ocurrió, ya que sabía que todo eso de recibir gente en el refugio terminaba siendo algo tardado.

—Hay muchas cosas que hacer, pero en serio me ayudarías bastante si localizas a Nevra.— asentí, y escuché un suspiro de parte de la vampiresa. —Los que llegaron al parecer están en el bosque, por lo que aún tardarán un poco en llegar, pero necesitamos a los líderes por si algo sucede.—

—A mí también me ayudarías bastante, Aerye.— me sonrió de una manera que transmitía su pensamiento de si no lo encuentras, me convertiré en comida de gato.

—De acuerdo, nos vemos en la gran puerta cuando lo encuentre.— me dirigí a ambos, y poco después me di la vuelta para comenzar mi búsqueda.


Comencé por asomarme discretamente a la sala del Cristal, pero no había nadie. Simplemente se encontraba Miiko cuidando el Cristal con aún más ganas que nunca, lo cual supuse que era porque Jamón no estaba con ella en ese momento. Me dirigí hacia la biblioteca, suponiendo que estaba haciendo algún tipo de papeleo ahí, pero nada. Mi siguiente parada fue la enfermería, que, aunque dudaba que estuviera ahí, él solía ser quien se encargaba de llevar a la gente herida por su facilidad de oler la sangre.

La forja, la cantina... había buscado por cada una de las puertas que se encontraban en el cuartel general, pero no había ni rastro de Nevra. Incluso pensé en preguntarle a Karuto, ya que por la hora supuse que había ido a comer-cenar como solía hacerlo el descuidado, pero el fauno tampoco parecía estar por los alrededores. Comencé a desesperarme, pero mantuve la calma.

Salí del cuartel y recorrí todas las tiendas, preguntándole a los purrekos si sabían algo del vampiro. La única información que recibía de su parte era que sólo habían visto a Karenn y que les hiciera el favor de decirle que cada vez le quedaba menos tiempo para pagar. ¿Qué tanto había gastado para tenerlos tan molestos?

Tras una larga e infructuosa búsqueda, decidí buscar en su habitación. Sabía que, aunque Karenn me había dicho que no parecía responder, era posible que estuviera ahí y que cuando la vampiresa fue a buscarlo, estuviera tomando una ducha o algo por el estilo. Me dirigí hacia la habitación del vampiro, y toqué una vez, pero no obtuve respuesta alguna. Pensé en abrir la puerta con uno de mis trucos sucios, pero opté por seguir intentando. Algo en mí me decía que el idiota estaba dormido o algo por el estilo.

Toqué la puerta de nuevo, ahora más fuerte. No recibí ningún tipo de respuesta, y comencé a molestarme. Quizás era por la desesperación que sentía, pero mis golpes a la puerta comenzaron a ser agresivos y llenos de estrés. Tras mi último golpe, comencé a escuchar actividad dentro de la habitación, por lo que supuse que el vampiro por fin había decidido levantarse de su largo sueño y hacerme caso.

Re;Birth [Eldarya] (Re;Birth #1)Where stories live. Discover now