꒰꒰ ❛ ❏ A :: ❝ Gilbert, si tú hubieses sido Romeo, ni siquiera habrías pensado en besarme ❞
APRIL 23rd, 2O18
( gilbert blythe )
( written by dingxs )
( fem oc × gilbert )
( s1 > s3 )
( cover by fioregello )
#1 puesto en los Premios Eras, Me...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
autumn; ( CAPÍTULO OCHO )
•
Y VOLVÍAN A VERSE FRENTE A FRENTE. Anne había liderado la caminata de Diana y Autumn sin pensar que se encontraría con él, lo cual provocó que se quedara petrificada bajo su mirada y su sonrisa. Las dos rojas trenzas de la niña habían sido reemplazadas por un cabello corto y un tono naranja poco visible, adornado con un lazo celeste que Barry le había prestado.
—Anne —el pelinegro se alejó de sus amigos unos segundos, en medio del silencio en el que se sumergía toda la sala desde que la Shirley-Cuthbert había ingresado.
—Volviste —soltó, imaginando que su corazón dejaba de bombear sangre un segundo generando que se le congelaran las manos y sufriera de escalofríos.
—Sí —él tragó en seco, ignorando el hecho de que el peinado de la niña fuera abismalmente distinto al que solía llevar. De alguna forma le parecía lindo, demasiado—. Hola.
—No hay oro —se apresuró a agregar, como si decir eso fuera a provocar que el chico se fuera inmediatamente de Avonlea, lo cual le aterraba.
—Sí, umh, lo sé, pero no es por eso que estoy aquí.
La pelirroja lo miró unos segundos boquiabierta, indicándole al muchacho que no iba a decirle nada más, por lo que él se adelantó.
—Es bueno volver a verte.
Ella asintió, y de no ser porque el señor Phillips les ordenó que se sentaran y comenzaran a leer no habría reaccionado. Era tan maravillosamente imposible que el chico se encontrara allí, luego de casi un año en el exterior ahora por fin había vuelto.
Él, por su parte, sacudió su cabeza intentando suprimir todos los pensamientos y sentimientos que causaba la ojiazul en él, sin terminar de creerse los versos que Sebastian le había estado repitiendo desde que recibió su carta. No quería admitirlo, y aunque eso no lo hiciera "hombre" no le importaba, pues le parecía una locura empezar a enamorarse de Anne.
