Capitulo 13: Tu sabor

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"De eso se trata, de coincidir con gente que te haga ver cosas que tú no ves. Que te enseñe a mirar con otros ojos"

Mario Benedetti.

17 de Junio (sábado)

—¡Que calor! —gritó Sanji desesperado, abanicándose con una mano mientras bajaba las escaleras hasta la sala, y colocaba un portátil en la mesa de centro junto a los demás libros que había encontrado para su sesión de estudio con el peliverde. Entró a la cocina por una lata de refresco y miró el reloj en la pared; 1:30 pm. Una vena de ira apareció en su frente mientras tragaba el jugo de golpe. Ese perdedor seguro se había perdido.

—Ha, lo tiene merecido por llevarme la contraria —El timbre resonó en la casa y supuso que era su invitado. Caminó a la puerta para abrirle y se encontró con un Zoro jadeante y sudoroso. Al parecer llegó corriendo—. Pobre niño Marimo. ¿Te tomo tanto tiempo encontrar mi casa aunque estemos a un par de calles? Debe ser muy triste ser tú.

—¡Cállate! Perona iba visitar a una amiga que vive cerca de aquí y se demoró demasiado arreglándose —explicó, mientras se secaba el sudor del rostro.

—No involucres a Perona-chan en tus problemas de orientación. Pasa —dijo haciéndose a un lado.

El peliverde se quitó los zapatos y caminó hasta la sala por el brillante piso de madera. A diferencia de su casa, la del rubio era más pequeña pero acogedora. Tenía un amplio ventanal que iluminaba la sala con luz natural, un cómodo juego de sala con un enorme sofá frente a una moderna chimenea. Justo encima, descansaban varios portarretratos y sobre estos, un enorme televisor estaba empotrado en la pared. Había varios cuadros y mesillas alrededor con diversos adornos, y una planta de plástico en una de las esquinas donde estaban las escaleras que conectaban al segundo piso. Justo frente a la sala, una hermosa cocina vintage. Sin duda, un lugar bastante agradable.

—Vaya, para ser alguien con la casa "echa un desastre" está bastante ordenada —comentó, mirando alrededor—. Y yo que vine dispuesto a ayudarte con las cajas más pesadas.

—Ace se encargó de ellas cuando vino —mintió. Había regresado a Japón hace mucho y su abuelo era un maniático de la limpieza. Era imposible que su casa fuera un desastre—. Vamos siéntate, no tenemos todo el día y ya es tarde.

—Sí, sí —Zoro caminó hasta la chimenea y reparó en cada una de las fotos. En varias aparecía un señor mayor junto a un pelirrojo, en otras una elegante pareja de rubios; incluso había varias con Luffy y los demás.

—Zoro —escuchó al rubio llamarle, antes de lanzarle una bebida—. Empecemos.

Sanji se sentó frente al portátil abriendo el archivo que había empezado y se lo entrego a Zoro que se sentó a su lado. Empezó a ojear uno de los libros y así en total silencio comenzaron a trabajar.

Sanji se alegraba en su interior de haber cambiado las fotos de la chimenea; no le convenía en absoluto que el Marimo las viera o toda su farsa se iba por la borda. Observó a Zoro trabajar con agilidad en el computador mientras transcribía algo de su cuaderno. En verdad era como ver otra persona cuando usaba gafas. Se veía tan serio y educado, incluso apuesto. Si, aunque fuera hombre, el rubio sabía reconocer cuando otro hombre era atractivo para los demás.

—¿Qué?

—Solo me preguntaba si esas gafas te hacían más inteligente o solo es tu excusa para impresionar a los demás.

—¿Te impresione? —preguntó, con una media sonrisa y bajándolas un poco para mirarle sobre ellas. Acto que causo cierta vergüenza en Sanji que aparto la vista.

I Promise (Zoro x Sanji)Where stories live. Discover now