23.|Natalie|

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«Natalie»

La lluvia no cesa, los relámpagos desde muy niña me han dado un poco de miedo, así que estoy un poco asustada, apesar de que ya tengo catorce años. Estoy en la cabaña que papá tiene en este frondoso bosque. Savannah y Marc bailan al compás de la suave y romántica melodía que suena en el iPod, eso hace que mi miedo se disperse.

Se acercan a mi y yo les sonrío, Marc me toma de la mano y me acerca a ellos para que bailemos los tres, él se enreda y cae de cara, nosotras dos nos empezamos a reír. De pronto, un fuerte sonido hace que me sobresalte, de inmediato mi guardaespalda y su prometido se acercan a la mesa, toman sus armas y van a ver lo que pasa, salen por la puerta ordenando que me quedé quieta.

Así lo hago, mi cuerpo tiembla, empiezo a sudar frío, mi corazón parece palpitar pausadamente, la respiración se me acelera y todos mis sentidos se activan cuando escucho disparos.
Luego todo es un silencio sepulcral, no se escucha más, después veo que todo a mi al rededor se quema, mis manos se llenan de sangre, al lado mío aparece Savannah y Marc muertos, tienen la garganta desgarrada.

Mis ojos se empañan de inmediato, mi voz se va, la garganta se me seca, caí de rodillas frente a ellos, tome la cabeza de mi guardaespalda y empecé a llorar, a maldecir y a gritar a todo pulmón.

—Esto es tu culpa —susurra alguien tras de mí—. Por eso te detesto tanto —me volteo y encuentro a Abraham tras de mí, con una sonrisa de decepción y llena de remordimiento.

—No. No es mi culpa —le digo entre lágrimas.

—Si, vas a morir llevando eso en tu conciencia, querida Natalie —su sonrisa se ensancha y saca su arma, la pone en mi cabeza y hala del gatillo.

Desperté gritando y exaltada.
Pero... ¡¿Que diablos?!

—Tranquila, una pesadilla... Otra vez —me digo a mi misma, esta vez mis padres no entran a mi habitación, es raro, ya que siempre es mamá o papá, incluso Joe. Pero esta vez nadie, en algunas ocasiones soy yo quien va a buscarlos, pero esta vez no, no querrán verme, me evitaran como lo hicieron ayer.

Pero, la pesadilla, hubo algo diferente, y fue la aparición de Abraham. ¿Que pasa? ¿Acaso es remordimiento por lo que dije ayer? ¿Me siento mal por qué lo despidieron?

¡Obvio no! Rode los ojos y me levanto, me saco la bata, voy al cuarto de baño, abro el grifo de la tina, así podré relajarme. Espero a que el agua llegue a la mitad y que este tibia. Me saco los mini shorts y la escotada blusa. Enrede mi cabello en un moño y vierto jabón líquido olor a kiwi en la tina, las espuma no tarda en aparecer. Me metí despacio, todos mis huesos empiezan a relajarse, y masajeo mis curvas con mis manos, mis piernas, brazos, cuello y abdomen.

¿Cómo será tener a Abraham haciandome esto?
¿Lo hará bien?

—Mierda —murmuro cerrando los ojos, mis dedos llegan a mi sexo y sigo pensando en mi guardaespalda, bueno... Ex guardaespalda.
  Después de pensar en Abraham metida en la bañera, gemir su nombre he imaginar tantas cosas con él, salí para poder ir a desayunar algo.

Me puse la ropa interior, unos jeans de cuero, una blusa negra que tiene el dibujo de una mano sacando el dedo corazón, me deje el cabello suelto y me pongo unas Vans. Baje las escaleras, voy camino a la cocina cuento me encuentro con Madison y Logan.

—¡Logan! —sonrío feliz.

—Señorita... Perdón, Natalie —ríe nervioso.

—Espero que no te lo lleves a la cama —Madison mira mi vientre.

Mi Guardaespaldas [A.M] Where stories live. Discover now