Imperfeccion

Capitulo 8.

Alexander.
Domingo, 2 de marzo. Rusia Jabaravks.

Las diez de la mañana. No entendí el por qué de los chillidos de mi hermana, tampoco entendí por qué golpeaban la puerta muchas veces sin parar. Oigan, la puerta durará.

Repito, las diez de la mañana, pasaron unos cinco minutos hasta que entendí el por qué de tanto alboroto. Elena Ivanov estaba acostada a un lado mío, sobre el sofá. Recordé todo lo qué pasó anoche, de lo que hablamos, como discutíamos sobre The 100, sobre nosotros, sobre todo. Vaya, quien diría que seríamos tan iguales.

- ¿Que está pasando?. - preguntó Elena entre susurros. No dude en mirarla, ¿Como podía verse tan hermosa? Digo, chicos, olviden eso.

- Supongo que son tus hermanos.

- ¡Cálmense, Selváticos!

Sonreí, mi hermana era la peor poniendo apodos o insultando a las personas, para eso estoy yo.

Elena se levantó del sofá, sintiéndome tímidamente al darse cuenta que estábamos pegados hace unos segundos. Carraspee.

- Gracias por..- Lo pensó un momento - No se, alegrarme la noche.

Me levante del sofá, sonriéndole de vuelta. Acompañándola a la puerta donde estaba mi hermano con los brazos cruzados gritándole a la puerta, entiendo por qué no los dejo pasar, con razón estoy vivo.

Abrí la puerta, dejando a Isabella atrás. Los hermanos Ivanov -incluso Sasha quien estaba recatada en el marco de la puerta con una sonrisa en el rostro- estaban detrás de la puerta mirándonos. Vaya, no tengo idea de ganas je me espera.

- Hola, hermanos.

Salió de la casa Elena, dándome una última mirada acompañada de una sonrisa, perfecta sonrisa diría yo. Sasha al igual que su hermana, dio media vuelta y se fue, dejándome solo con los cuatro hermanos Ivanov.

- ¿Necesitan algo?. - pregunte.

Ninguno respondió, por lo cual, les cerré la puerta en la cara. Auch. Creo que me harán pagar por ello.

- ¿Y de esta manera quieres empezar una relación con Elena? Estás mal.

Di media vuelta, viendo como Isabella agarraba una soda de la cocina, mientras que seguía hablando sin parar, solo tenía una opción para callarla, discutir.

- ¿Pensaste en lo que te dije?.

Ella se sentó en una silla que había en la cocina y asintió. Me recosté por la puerta de la cocina, esto sería muy interesante, desde mi punto de vista.

- Si, en realidad no tenemos ninguna idea sobre lo que está pasando, yo digo que, subamos e investiguemos un poco, ¿Que dices?.

Sacó unas llaves de su bolsillo, pude entender de dónde eran las llaves, de la oficina de nuestro Padre. No sé si deberíamos..

- Nos meteríamos en problemas, Isabella. - respondí, ella alzó una ceja. - Hagámoslo.

Subimos a la oficina de mi Padre, era la última habitación de la casa, Isabella abrió la puerta dejando ver las cosas que nuestro padre nunca nos dejaba tocar. Hora de investigar.