Cpítulo 8

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**NOTAS*

Siempre olvido mencionarles algo, y lo que el capítulo anterior se me pasó es que voy a seguir metiendo referencias a la serie para TV de BH6. En el anterior fue lo del bosque Muirahara, el que Hiro nunca ha salido de San Fransokyo, y el pasatiempo de Gogo.

Aquí también habrá leves referencias a otras cosas vistas en la serie, pero para no darles spoilers, las aclaro en las notas finales para aquellos que no las ubicaron.

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Al despertar, Hiro miró su teléfono celular para revisar sus mensajes. Tenía uno de Honey Lemon diciéndole que pasarían a desayunar a Lucky Cat Café antes de irse a la escuela, así que desde temprano tendría que lidiar con sus cuestionamientos de lo que pasó el día anterior con Miguel, bien sabía que no lo dejarían pasar tan simple. Y hablando de Miguel, uh, Hiro se dio cuenta que seguía sin recibir respuesta de los mensajes que le envió anoche. Bueno, no eran mensajes relevantes, sólo donde le deseaba buenas noches y alguna imagen graciosa que se encontró, y quizá Miguel se había dormido apenas llegando al hotel y ya no los vio, y ahora todavía no se despertaba.

Sin muchos ánimos se levantó para ir directo a tomar una ducha, luego terminar de vestirse entre bostezos perezosos y tomar su mochila para bajar a la cafetería, encontrándose con sus amigos que apenas iban llegando. Saludó primero a tía Cass y luego fue a sentarse junto a los otros chicos. Un silencio incómodo para él se instaló, ya que los otros parecían relajados, aunque no le quitaban los ojos de encima. ¿Querían que él hablara primero? ¡Já! Eso no iba a ocurrir.

—¿Dónde está Baymax? — preguntó Gogo.

—En su estación de recarga, olvidé activarlo.

—¿Qué es lo que te tiene tan distraído? — Fred le sonrió traviesamente.

—Nada — Hiro le frunció el ceño.

—Es obvio que no quiere hablar de eso — dijo Wasabi en voz baja.

—Vamos, Hiro — pidió Honey emocionada, igual de sonriente que Fred.

—No sé qué esperan de mí — Hiro se cruzó de brazos.

—Que nos cuentes por qué casi besas a Miguel ayer — Gogo dijo directamente, y aunque Hiro quería notarse fastidiado y firme en su posición de no contarles nada, no pudo evitar sonrojarse.

—¡No digas eso estando cerca de mí tía! — se alarmó.

—Creí que ella lo sabía — dijo Honey —. Después de que subió a tu habitación supuse que hablarían de ello.

—No, ella no se dio cuenta — Hiro suspiró —, afortunadamente.

—¡Ajá! — exclamó Fred — Entonces admites que sí querías besarlo.

—Que no hablen de eso aquí — dijo entre dientes.

—Aquí traigo el desayuno para que los genios se alimenten — Cass se acercó como siempre de buen humor, así que los otros se callaron con aquél tema y recibieron animosamente sus platos.

—Gracias, tía Cass.

Hiro se concentró en su plato como si en él estuviera lo más interesante del mundo, mejor eso a levantar la vista y encontrarse con los ojos fisgones y sonrisas infantiles de sus amigos. Sabía que no podía negar lo que ocurrió, después de todo ellos estaban justo ahí, notaron cada una de sus intenciones y la reacción de Miguel; todo le había delatado. Pero ya que no podía negarlo, entonces prefería no hablar de ello porque sólo lo hacían sentir más avergonzado, seguro lo juzgaban y no dejaban de verlo burlonamente como un niñito.

Bonito [HIGUEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora