Capítulo Final

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Mis finales siempre son malos, bien chafas.

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—Te levantaste muy temprano — comentó Luisa con curiosidad, cuando despertó y descubrió que Miguel no sólo ya se había levantado de la cama, sino que ya había salido de la ducha y ahora se encontraba completamente arreglado.

—Yo... ah..., ¿sí? — Miguel sólo había atinado a sonreírles, con su sonrisita nerviosa de yo-no-estoy-haciendo-nada.

—Sí, creí que dormirías más tiempo al estar cansado por el concierto de anoche — señaló Enrique.

—Y porque te dormiste tarde al estar enviando mensajes, seguramente con Hiro — Luisa enarcó una ceja, sonriéndole ladinamente cuando su hijo puso una mirada sorprendida —. Ni creas que no lo notamos.

—Lo siento..., es que yo — Miguel se mordió los labios, ruborizándose un poco al ser descubierto —, bueno, nosotros, estábamos hablando de...

—Sabemos que quieres pasar el día con él — su padre le interrumpió.

—¿Y para ustedes está bien? — el pequeño músico se encogió un poco, temeroso por la respuesta. Sus padres intercambiaron miradas, se asintieron uno al otro, y volvieron su mirada a él.

—Muy bien — su madre le sonrió.

—Sólo, ya sabes que no olvidar; tengan cuidado, no vayan a lugares peligrosos, no te regreses tarde, cualquier problema nos llamas en seguida — Enrique comenzó a enlistar.

—La cosa es que — Miguel jugueteó nerviosamente con sus propios dedos —, quiero que ustedes vengan.

—¿En serio? — su padre se extrañó.

—Sí — les asintió —. Mientras hablaba con Hiro, él me dijo que su tía aun tenía la invitación abierta para nosotros para ir a probar los nuevos platillos que intenta. Y entonces recordé, ustedes prometieron darles su propios tips de cocina mexicana. Podríamos pasar un rato en la cafetería, de cualquier modo me gustaría más estar así. Algo tranquilo. Él está de acuerdo.

—Pero, ¿y su tía lo está?

—Hiro me dijo que le preguntó y ella dijo que no había problema.

—No lo sé — sus padres comenzaron a dudar —. No queremos interrumpir en su trabajo.

—Me dijo que si tenían duda, podrían llamarle — Miguel les tendió su celular.

Luisa y Enrique volvieron a intercambiar miradas antes de que ella tomara el teléfono que su hijo le ofrecía. Se sentía un poco extraño por varias cuestiones; una, porque en verdad no querían ser una molestia para Cass al interrumpirle en su trabajo; otra era que el que Miguel y Hiro aprueben a tener su compañía en su último día juntos se sentía como si los dos chicos también confiaran en ellos, lo cual era lindo; pero por último, eso mismo le daba un toque serio con la convivencia entre ambas familias.

Ay Miguel, ya no crezcas.

En la pantalla del celular ya se mostraba el número de Hiro, ellos sólo debían iniciar la llamada. Ambos se miraron con confianza, prefiriendo también estar cerca de los chicos para no estarse inquietando mientras se preguntan si lo estarán tomando bien.

Luisa llamó, y de inmediato le enterneció el tono entusiasmo con que Hiro respondió la llamada al creer que se trataba de Miguel, pero igual siguió siendo adorable cuando le aclaró que ella y que quería hablar con Cass, porque Hiro entonces había tartamudeado un poco, pero amablemente le comunicó con su tía.

Bonito [HIGUEL]Where stories live. Discover now