Capítulo 11

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Hiro había dormido de maravilla. La noche anterior fue fácil conciliar el sueño luego de sentirse entre nubes, además no hizo patrullaje y en ningún momento sus amigos le interrumpieron para avisarle de alguna emergencia. Habló con su tía sobre lo que pasaba con Miguel y ella lo tomó tan normal y agradable que lo hizo sentir mucho más relajado. Luego, había soñado con Miguel.

Al despertar con el ruido de la alarma del despertador, se removió un poco en la cama, apagó la alarma y entonces se dio cuenta de que había babeado más de lo acostumbrado. Una mancha húmeda descansaba en su almohada cerca de su boca, y con el movimiento había mojado su mejilla.

Se incorporó haciendo una mueca desagradable por el desastre de saliva. Se talló los ojos y luego se estiró un poco. Con el borde de su playera del pijama se limpió la comisura de sus labios, de cualquier modo esa prenda ya se iría al cesto de ropa sucia y necesitaba quitarse ese molesto rastro de baba.

Entonces recordó parte de su sueño y lo que pudo haberle hecho babear de esa manera. Había soñado que volvía a besar a Miguel.

Todavía con la prenda sobre su boca se congeló por un momento. Sintió los colores subírsele al rostro y maldijo mentalmente. Porque Miguel había dicho que no quería más besos y es lo primerito que sueña él. COMPÓRTATE, HIRO. Aunque, sólo fue un sueño inofensivo, ¿cierto? Nadie más que él iba a saber ese detallito. Y todo había sido inocente, porque el sueño comenzó con ellos como si estuvieran en una cita de lo más cliché; una ida al cine, luego un paseo por el parque, después yendo a comprar helado, y finalmente se habían despedido con un beso pequeñito y rápido en los labios. Bueno, fueron dos besitos. Besitititos en realidad. NO LO MATEN.

Pero ya, sólo había sido un sueño y él tenía que dejar de pensar ello porque debía alistarse para ir a la universidad. Así que corrió a la ducha, después sólo se vistió, tomó sus cosas y bajaría a tomar el desayuno. Siempre estaba listo en tiempo record, ventaja de no perder tiempo en elegir qué ponerse ya que él tomaba cualquier prenda, sólo se vestía y ya.

Caminó hacia las escaleras y se detuvo al pensar más en ello. ¿Debería de considerar la combinación de colores que llevaba? ¿Debería cambiarse los converse por unos menos gastados y más limpios? ¿Debería... intentar peinarse? Más tarde vería a Miguel y seguro a los padres de éste. Quería seguir causando una buena impresión, no quería que pensaran que era un vago o algo así. Regresó al baño para mirarse en el espejo. No pudo descifrar si había algo mal en su ropa, no entendía de modas, no las conocía si quiera. Miró su cabello que seguía húmedo luego de intentar secarlo con una toalla que además lo desordenaba más. Sabía que cuando se secara su cabello se esponjaría y resultaría en la maraña de siempre. Uhm..., pero ni un peine tenía.

—Hiro, ¿bajas a desayunar? — gritó Cass y el chico desvió su atención de su reflejo en el espejo.

—Sí, tía Cass. Ya voy — respondió. Rápidamente intentó peinarse con los dedos, pero seguro no le serviría de mucho. Con la duda ahora, mejor volvió a despeinarse. Se sentía tonto. Un peinado no haría diferencia en la forma en que lo miraría Miguel, ¿verdad?

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Miguel tuvo que levantarse temprano también, ya que tenía una cita con su representante para que le informara a él y a sus padres los detalles y arreglos que se iban dado luego de hablar con los organizadores del par de conciertos que restaban. Después de eso salió a desayunar con sus padres a un restaurante que les habían recomendado, y la charla que mantenían giraba en torno a lo que habían hablado con el representante, algo común. Y cuando volvieron al hotel, Miguel tomó la laptop para revisar lo que su profesora en línea le había enviado para continuar estudiando. Leyó la lección de ese día y se dedicó a hacer los ejercicios de matemáticas correspondientes. Así que no le había dado mucho tiempo para pensar en Hiro, sólo volvió a su mente cuando terminó, miró la hora y se dio cuenta de que pronto tendría que ir a la prueba de sus trajes, y que había pedido a Hiro que le acompañara.

Bonito [HIGUEL]Where stories live. Discover now