Seis

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Ahora no podía concentrarse, su belleza era inconcebible, se le hacía difícil comprender cómo alguien tan espléndido podía estar en un estado tan melancólico. Suga no creía que en verdad hubiese alguna criatura más perfecta que el príncipe Park Jimin, ni siquiera la hadas en el bosque podrían compararse con él. No, el joven de cabellera rubia superaba a todos aquellos seres diminutos y brillantes.

Con un poco de atrevimiento, saltó a un escritorio cercano donde tendría una mejor vista del príncipe. Éste tenía sus ojos cerrados y tarareaba por lo bajo. El sapo notó que hacer eso le reconfortaba de alguna forma, pues su expresión se suavizó.

Se había quedado mucho tiempo viendo al príncipe, que ni las moscas capturaron su atención, incluso una fila de hormigas pasó delante de sus amarillos ojos pero lo ignoró y continuó adorando al joven rubio. 

Más tarde, el príncipe Jimin se levantó de la cama para ir al baño —imaginó que esa puerta llevaba a un baño—. El anfibio quedó solo en la inmensa habitación, así que mientras el joven bonito hacía sus cosas privadas en el baño, él daría un paseo por el lugar para conocer más la zona que visitaría de ahora en adelante.

Se dispuso a saltar a la cama, pero falló en el intento que terminó cayendo al suelo. Un gruñido salió de su boca cuando una tela lo cubrió, la apartó y... saltó avergonzado al darse cuenta de que se había envuelto en la ropa interior limpia del príncipe por accidente. Levantó la mirada hacia la mesita de noche buscando un punto de dónde sujetarse, pero la puerta del baño abriéndose lo asustó demasiado que al querer escalar, saltó tan alto que aterrizó en la enorme ventana. Velozmente, se escondió detrás de un florero de cerámica. 

Sin embargo, por la misma rapidez, los movimientos torpes provocaron que un jarrón vacío cayera al suelo y se quebrara en pedazos.

Una chillido adorable salió de la boca del príncipe, miró a todos lados pero el jarrón destrozado era su mayor preocupación.

Espantado, se preguntó qué habría ocasionado que el florero cayera desplomado repentinamente, el viento no había sido porque la ventana estaba medio cerrada y la brisa era ligera. Tal vez solo... Abrió los ojos al tope.

¿Eso era un sapo?

Con pasos pausados e inseguros, se acercó a la ventana para observar mejor al animal y al instante, sus nervios enloquecieron.




-Niny ♡

❝왕자와 두꺼비❞; El Príncipe y El Sapo |Yoonmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora