Siete

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—¡Hola, príncipe Park! —saludó el sapo Suga, intentando no perder la compostura. No quería quedar como un bobo nervioso frente al bonito joven.

Pero esas palabras bastaron para que el príncipe quedara en trance y segundos después, cayese desmayado.

¡Oh, no!

Bajó llegando al suelo justo frente al bello príncipe de cabellos rubios. El sapo se sintió culpable cuando puso sus patas en la tela nítida del albornoz de seda que el príncipe usaba. Lo había ensuciado un poco. Esperaba que las pequeñas marcas en la tela no le molestaran. Subió a su sólido torso, fue lento hacia su pecho y cuando lo tuvo a centímetros de distancia, quedó aún más fascinado por las perfectas facciones del príncipe Jimin.

Todo él era... Indescriptible. 

Olía bien, su loción emanaba una fragancia a duraznos. Tenía un olor bastante cálido y suave, muy agradable. 

Empezó a croar.

Ansioso, miró como los párpados del príncipe se iban abriendo poco a poco, sus largas y finas pestañas revolotearon para aclarar su vista y poder enfocarla en la criatura pesada que tenía en su pecho observándole fijamente. 

—¡Ew, quítate! —chilló. Se levantó de golpe logrando que el sapo cayera al suelo. Suga maldijo en su mente, ¿cuántas veces de había caído de lo que llevaba en esa habitación?—. ¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! —hiperventiló exaltado mirándose las manos que anteriormente habían tocado la piel áspera del anfibio—. ¡Voy a morir! —Tomó un pañuelo y se limpió las manos, después agarró un bote blanco que contenía una crema humectante, colocó un poco sobre la palma de sus manos y empezó a frotarlas entre sí.

—Pero si no tengo veneno.

El príncipe detuvo lo que hacía y abrió sus ojos con terror, levantó la mirada y vio un sapo subiendo por una mesa hasta quedar en el alféizar de su ventana.

Frunció el ceño.

¿El sapo fue quien le habló?

—Creo que debería obedecer a mi hermano y salir a tomar aire —susurró aturdido.

—Se ve muy mal, príncipe, estoy de acuerdo con lo que dice.

Tragó saliva y ladeó la cabeza. —Eh, disculpa... ¿Acabas... Acabas de hablarme? —se señaló a él mismo.

—¡Claro! Déjeme presentarme —aclaró su garganta—. Soy Suga.

—E-Encantado, soy el príncipe Park Jimin.

—¡Wow! ¡Lindo nombre! ¿No huirá de mí? —preguntó el sapo con miedo de ser desechado a la basura. Retrocedió despacio.

—¿Por qué debería?

—Normalmente después de decir mi increíble seudónimo, las cosas terminan mal.

—Voy a ser honesto... —musitó el príncipe, desconcertado—. En este momento quiero gritar, pero me siento muy confundido que prefiero fingir que esto es lo más normal del mundo.

—Mi príncipe, soy un sapo que habla. Lo único que le pido, es que no me haga daño.

-Niny ♡

❝왕자와 두꺼비❞; El Príncipe y El Sapo |Yoonmin|Where stories live. Discover now