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Narra Agoney

Camino por el centro comercial buscando la cafetería donde he quedado con mi hermana, pero por más que miro no logro encontrarla.

Ni la cafetería, ni a mí hermana.

Me ha dicho que estaba cerca de una tienda de videojuegos, que tampoco consigo encontrar. Siempre he sido un poco despistado, pero no es mi culpa que este centro  comercial sea enorme. Paso delante de una tienda de juguetes bastante llamativa, pero lo que me llama realmente la atención es ver a alguien sentado al lado de la puerta. 

Es un niño pequeño, así que me acerco para ver si está solo.

- Oye, perdona amiguito, ¿estás solito?- Pongo la voz más amable y cariñosa que puedo.

El niño levanta la cabeza y veo que está llorando, así que me lo tomo como un sí y hago que se levante cogiéndole una manita.

- No te preocupes cariño que te quedas conmigo hasta que encontremos a los papás ¿vale?

El niño asiente, aún hipando por culpa del llanto. Me lo llevo a un banco cercano e intento tranquilizarlo. Menos mal que ha confiado en mí, y no pone resistencia.

- ¿Cómo te llamas, amiguito?

- Pablo.- he conseguido que deje de llorar, pero sé que todavía está asustado. Sus mofletes están rojos y sus ojos siguen llorosos.

- Pablo me parece un nombre muy bonito, y ¿con quién has venido, Pablo?

- Con mi papá.- Hace un puchero y me parece que va a volver a ponerse a llorar así que le abrazo hasta que se calma otra vez.

- Escúchame, ¿y cómo es tu papá?

- Es... Es mi papá.- Vale, esa no es muy buena descripción. Tendré que especificar un poco, está solito y nervioso así que se lo pondré más fácil.

- ¿Cómo va vestido?

- Con una camiseta amarilla, y tiene mi mochila de La patrulla canina - Bueno, mucho mejor.- Me ha abandonado aquí.

Puedo ver que lo está pasando mal, y se me encoge el corazón, pero no creo que su padre lo haya abandonado a propósito. Vamos, me parecería una cosa horrible que alguien pudiera ha recibido eso con este chiquitín.

- Seguro que ahora mismo tu papá te está buscando como loco, ya verás, nosotros no nos movemos, que venga él a buscarte ¿vale?

El niño vuelve a asentir mientras se abraza a mi brazo, a lo mejor piensa que yo también me voy a ir, no lo sé.

Intento hacer bromas con él y que se anime un poco, le cuento cosas y él me escucha atento, pero llevamos aquí sentados bastante tiempo y nadie ha reclamado ningún niño perdido.

Mientras juego a las palmas con un Pablo ya bastante aburrido, veo a un chico con tupé rubio correr por el centro comercial. De repente, se para delante de un policía, parece bastante nervioso. No sé qué le habrá pasado. 

No sé qué le habrá dicho el guardia, pero el chico se lleva las manos a la cabeza y niega repetidamente. Pablo se da cuenta de que no le hago caso y me gira la cara para que lo mire, después, él mismo mira en aquella dirección. Veo cómo agranda los ojos y empiezan a brillar. 

Por favor que no se ponga a llorar otra vez...

- ¡Papá!

- ¿Qué?

Pablo sale corriendo y yo, como buena persona, pues también. Va directo al chico rubio que en cuanto lo ve, se lanza a cogerlo en brazos y llenarle la cara de besos.

PABLITO • Ragoney •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora