Capítulo 23 "Títeres"

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Movía los hilos como todo un maestro, nos miraba con aquella sonrisa tan suya complacido de como resultaba las cosas y yo solamente podía verlo mientras cada lágrima guardada en mis ojos esperaba a poder salir.

— ¿Quieres agregar algo? —me preguntó cuando noto mi mirada perdida.

—No.

—Vamos, Michael. Es tu boda y parezco más interesada.

—Tal vez lo está, señora Malware.

Todos miraron a Cressy suspirar con gran pesadez, no era el único con esas ganas terribles de salir corriendo, ella tanto como yo se sentía presa de aquella farsa montada por el gran titiritero que era mi padre, con esos ojos claros buscando la aprobación solamente de sí mismo.

—Tengo trabajo por hacer, mucho trabajo por hacer, y me gustaría volver a la oficina.

—A mí también —dijo intentando apoyar mi decisión de ignorar los preparativos para nuestra boda.

—Falta poco para el gran día y ustedes no están poniendo mucho de su parte, deberían animarse un poco porque de otra manera todo será un desastre.

Apreté las mandíbulas, era una maldita bruja intentando darme órdenes, agitando las pestañas contra mi cara, la odiaba, nunca me agradó la madre de Cressy, pero justo en ese momento yo la odiaba, detestaba la idea de hacerla parte de mi familia y estar sufriendo tanto a consecuencia suya.

—Ya es un desastre —me puse de pie sin prestar atención a ninguna voz llamando, estaba cansado, harto, me sentía tan estúpido, tan imbécil y entonces cuando estaba a punto de llamar al ascensor la vi, sentada en la sala de espera frente a la oficina de mi madre.

Cada indicio de tristeza se volvía sublime cuando la miraba, el aura azul abrazando su cuerpo con delicadeza era como un manto delgado de seda intentando protegerla de mí, de mis falsos encantos, de los sueños y fantasías flotando en el aire, vacíos, como cada esperanza rota por mi incontrolable impulso de arruinar el amor uniéndonos. Sus ojos verdes lucían cansados, e incluso con ese pequeño detalle continuaban brillando por la esperanza de un nuevo mañana. Me prometí alejarme de ella para no hacerle más daño, pero ahí estaba, frente a mí, deseando regresar el tiempo, quizá como yo, anhelaba volver a nuestra relación, huir, evitar aquellas palabras, verla antes de pronunciar la pregunta, la extrañaba, la extrañaba tanto y deseaba volver a casa, abrazarlas contra mi pecho para sentirme real de nuevo.

—Te extraño, Lisa.

—Lo lamento —dijo Monique poniendo una de sus manos en mí hombro.

—Déjame en paz.

—Michael, solamente quiero darte mi pésame por tu perdida.

—Nadie ha muerto, gracias.

—Por Lisa, tú te ves..., eres..., Lisa, Lisa debe sentirse muy mal.

—Eso creo.

Ella, su dolor era el mío, también me sentía herido, ella estaba por irse sin ninguna explicación, sin decir nada, sin voltear atrás por mí..., aunque volvió, seguía doliendo.

—Ella parece estar muy enamorada de ti. Podría perdonarte si en realidad no te casas.

— ¿Lo crees?

—Me duele admitir lo mucho que parecen entenderse. No deberías casarte con Cressy si quieres recuperar a Lisa.

Ella se levanto del sillón con un sobre blanco entre las manos.

—Te amo, Michael —me susurró con una tristeza totalmente papable.

Giré la cabeza para mirarla a los ojos, quería sentir algo, o pronunciar algo a la altura, pero mi mente se quedo en la chica de ojos verdes y el sobre. Me encogí en los hombros intentando hacer pasar ese gesto como una disculpa, la dejé a un lado del camino y fui hasta la puerta de la oficina de mi madre esperando a interrumpir algo.

—Lo siento, señor Jackson, pero su madre se encuentra en una junta con la señorita Presley, ¿Quiere dejarle un mensaje?

Abrí la boca, pero ella paso de su lugar a estar junto a Monique, hablando de algún asunto relativamente importante, estuve a punto de tocar a la puerta, pero las voces del interior me invitaron a quedarme afuera.

Quiero irme de aquí.

—No deberías tomar decisiones de esa manera tan presipitada.

—No lo hago, he meditado sobre todo, quiero mudarme de Montana, ir a otro lugar.

—Lo haces por mi hijo, ¿no?

—Lo hago porque lo necesito.

—Es un buen chico, tiene esa linda sonrisa y esos ojos encantadores, él no es como sus hermanos. Tiene esa inocencia adorable y no necesita hablar para parecer interesante, es como su padre, te envuelve con solo mirarlo.

—No lo hago por él.

Habló pausado intentando convencer a mi madre de algo sin poder lograrlo.

—Yo sé que no es un ángel puro y casto, es mi hijo, no puede ocultarme todo. No pudo ocultar a Monique y tampoco a ti. Él está enamorado... de ti.

Era sorprendente escuchar a mi madre diciendo todo eso, nunca la creí tan cercana a mí como para notar lo ocurrido en mi vida, pero los padres tenían ese increíble instinto para saberlo todo, podían notar la felicidad o tristeza con una pequeña mirada a tus ojos.

—Es un poco tarde para decirlo.

—Lo sabías.

—Lo sé, pero parece no ser suficiente ahora.

Admitió con ese tonó tan triste llenó de dolor.

—Lo lamento mucho, debe ser doloroso para ti.

—Lo es.

—Deberías esperar al termino de tu contrato... Quizá este tiempo sirva para hacerte pensar un poco más, las decisiones no deben tomarse en el calor del momento, nunca sucede nada bueno.

—A veces las decisiones deben ser así.

— ¿De verdad quieres irte?

—Debo irme.

—Por la boda.

—Por la boda.

Todo se quedo en silencio por varios minutos, sentí una opresión extraña en en pecho que hizo suspirar.

—Hablé con Michael, el dijo que yo iba a irme, no lo entendí.

La voz de Lisa apareció de nuevo, imaginé sus ojos empañados por las lágrimas.

—Fue por mí. Es un hombre sensible, le envié una carta donde pedías tu transferencia a otro lugar.

Su confesión me tomó por el cuello, el aire no me fue suficiente para continuar en pie y a causa del dolor me doble por la mitad con la fuerza suficiente para escuchar el último argumentó.

—Voy a esperar hasta el final del contrato, me quedaré hasta el último día, pero no tendrán otra opción cuando el contrato terminé porque entonces me iré.

Era despertar tras despertar, sin nada para defender a mis padres frente a mí mismo sin éxito alguno, ellos formaron una enorme barrera entre nosotros y cada intento por derribarla terminaba con mis fuerzas, sin lograr nada, yo era su títere, el lindo y adorable Michael siempre siguiendo las órdenes de los hilos sin poder resistirme o tener otra opción, pero a partir de ese momento se había terminado. Tenía poco menos de un mes para recuperar a Lisa y no está vez las consecuencias ya no eran relevantes.

Soñando Con Los Ojos AbiertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora