Carta 6
Te enojabas fácilmente y eso a mí me enojaba también.
Llegue a recordar en las noches de soledad e insomnio que suelo tener tus miradas desaprobatorias que me dolían hasta el alma.
Aquel día salíamos de la secundaria y te encontré con tus tantas amigas que me fastidiaban la vida.
Te enojaste por un simple beso en la mejilla, no te gusto para nada. Así que también te enojaste conmigo.
Ese día lloré toda la tarde y me sentí una de las personas más miserables del mundo, no tenía ganas de nada.
Había querido decirte que lamente ese momento durante mi estadía en tu corta vida.
Las peleas que teníamos eran simples; que si yo te quiero más, que si tú me quieres más, agh, cosas triviales. Nada importante en lo que cabía una relación.
Te besaba y abrazaba hasta que tú fingido enojó se esfumara y me devolvieras el abrazo.
La primera vez que gritaste...en serio que salí un poco asustada, te mire, mire aquellos ojos que me encantaban y en ellos solo veia furia y desesperación por terminar eso pronto, veía en ellos la impotencia de ti, tus facciones reflejaban tantas cosas, como fruncias el ceño por querer dar a entender que el chico que estaba con nosotros se largará.
Funcionó.
Ese mismo día, estabas nuevamente enojado.
Ese día dijiste "quiero terminar contigo"
Créeme que podía escuchar mi caja retórica estrujarse y como las voces de inseguridad volvían a mi. Ese día no mostré ninguna emoción. No podía mostrar nada ya que no podía asimilar la noticia.
"El quiere dejarme..."
Ese día sentí que murió una parte de mi.
Nunca te dije que te llevaste algo que no te pertenecía. Te llevaste las ganas de amar.
