Carta 12
El transcurso de todas estas cartas me dolió, me dolía cada vez que escribía recordando los momentos que pasamos juntos, las risas que compartimos, los abrazos que me dabas...toda nuestra relación.
Con cada palabra que escribía derramaba lágrimas.
Cuando te veía con chicas, tomados de la mano pude escuchar todo mi ser siendo desgarrado, siendo destruido, siendo carcomido por la impotencia de no poder hacer nada. Cuando te veía sonreír recordaba como yo no podía sonreír.
Cuando supe que tenías novia, después de haber terminado conmigo me hizo entender que para ti no signifique nada. Ni siquiera por respeto lo hiciste.
Era bonita, lo admito, era amable, compasiva, graciosa, noble, tenía una gran personalidad...y la conocí de verdad.
Pero ¡Demonios! Ella no te amaba de la misma manera que yo, nadie lo haría, nadie amaría tu lado oscuro como yo lo hice, nadie amaría al chico problemático que se metió en cada lío solo para sorprender, nadie te amaría con la misma intensidad al enterarse de tu cruel pasado, de tus fallos, de tus fracasos, de tus crimenes, de tu vida pasada.
Aquel ladrón. Ladrón de casas me habías dicho. Que tontería.
Realmente no sé si este bien esto, escribir esto, sacar de mi pecho todo esto, estar hablando de ti. Estar delatando mi historia y la tuya.
Después de todo. Esto nunca llegará a ti.
Pase día y noche pensando en lo que hice mal para que siempre volviera al inicio de todo y arrepentirme por ser toda una tonta.
Tonta por haber caído ante ti.
Esta...es mi última carta para ti, mi querido Tavo.
Nunca te dije...que tenía cientos de cartas para ti.
