La chica del cabello azulado.

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El sonido de la música a todo volumen no le molestaba en absoluto, asistía allí cada fin de semana, casi todos los sábados en busca de una buena presa, alguien de cuerpo proporcionado, voluptuosa o lo que fuere, nada le importaba con tal de obtener solo un rato de satisfacción y no era precisamente que buscara a una cualquiera, sería muy fácil pagarle a una trabajadora sexual para satisfacer dicho requerimiento, pero las cosas no debían fluir así, no con él que era un experto en el arte de la seducción y atraer a la mujer que se le antojara, le gustaba dejarlas pidiendo por más, era todo un casanovas y nada le iba a arruinar ese título; también debía seleccionar con precaución, nunca quería mantener ningún tipo de relación seria con alguna de ellas, odiaba a las novatas porque fácilmente confundían todo con cariño y él no estaba para esas cosas, era una tontería, eran solo cuestiones de una noche, seguro de que jamás volvería a ver a alguna de ellas, al menos no con intenciones de su parte.
Echó de nuevo otro rápido vistazo a la multitud que lo rodeaba, examinando de pies a cabeza a todas esas chicas que bailaban al compás de esa música provocativa, sin embargo nadie llamaba su atención por el momento, todas parecían lo mismo de ese siempre y por alguna razón, esta vez quería algo de verdad interesante; tomo pues, el último trago que tenía al fondo del pequeño recipiente de cerveza y lo colocó en la barra, donde un hombre de sonrisa burlona y con una colita baja en su corto cabello, le llenó de nuevo el recipiente de inmediato.
??: ¿Nada nuevo Bankotsu?
Bankotsu: Nada nuevo, Miroku.
Respondió con una voz tosca y aburrida de lo mismo, giró de nuevo su vista azulada a la pista de baile con el vaso en la mano al mismo tiempo que echaba su larga trenza a un lado de sus hombros, fue entonces que a través del gentío pudo distinguir claramente a tres chicas en la pista, la primera tenía la piel muy blanca, el cabello liso color negro y vestía de rojo con zapatos de tacón, la que estaba a su lado tenía el cabello amarrado en una cola alta y la última fue la que llamó más su atención, ella tenía el cabello ondulado, el tono era bastante peculiar: negro azulado y un color de ojos bastante parecido al suyo, cosa que lo dejó perplejo por unos minutos, milagrosamente fue lo primero que vio en la chica, generalmente lo primero que buscaban sus ojos eran las partes físicas de su anatomía, negó mentalmente con la cabeza y entonces se concentró en lo que de veras le importaba, esa chica era la indicada, llevaba puesta un top azul oscuro que dejaba mostrar su ombligo, el inicio de sus redondos pechos y su estrecha cintura, seguidos de una minifalda negra pegada a su cuerpo, Bankotsu la vio fijamente mientras movía las caderas de un lado a otro, no le gustaba mucho ese tipo de música pero era muy conveniente para ver detalladamente el vaivén de sus caderas moviéndose de un lado al otro frente a sus amigas que parecían bailar en grupo, sin muchachos, otro punto a su favor, ellas seguramente andaban solas y eso le daba una fuerte ventaja, no tendría problemas con algún otro sujeto.
La vio bailar durante varios y largos minutos, parecía que la chica tenía pulmones de acero porque no había dejado de bailar desde que él clavó su vista en ella, sus amigas hacían el tonto comparado con lo bien que bailaba esa mujer y entonces suspiró, tratando de desconcentrar su vista en ella, ya que únicamente con verla bailar, hacia que parte de su anatomía reaccionara al ver ese trasero moviéndose de un lado a otro, debía controlarse al menos hasta saber su nombre y el resto ya sería sencillo para llevársela a la cama, era fácil, después de todo, no había conocido chica que se resistiera a sus encantos, Bankotsu sonrió de lado fijando su vista de nuevo en ella luego de haberle dado un pequeño golpe en el hombro a su amigo Miroku, quién confundido había vuelto a ver a la chica que ahora bailaba entre sus compañeras en una posición bastante sensual. Miroku arqueo una ceja y le devolvió el golpe a Bankotsu en un claro intento de animarlo a acercarse. Bankotsu rechistó, sabía que ese momento no era el indicado, debía esperar hasta toparse con ella en la entrada “por accidente” cuando se retirará del lugar, así la abordaría directo a un lugar apartado, confiando también en que bebiera lo suficiente para tener las cosas más sencillas aún. Clavó de nuevo su vista en ella como una flecha, cruzar una mirada eléctrica con ella debía ser esencial para que ella también se interesará en él, quería que ella se enterara que la estuvo viendo bailar y que le había gustado lo que veía… sin embargo pasaron muchos otros minutos, la chica ni siquiera lo volteó a ver, no se percató de sus existencia y eso empezaba a dañar su orgullo, estaba casi seguro que todas las mujeres lo habían visto esa noche al menos para morderse los labios, soltarle un beso pervertido o decirle palabras seductoras para que él les prestará atención… pero ella no lo hizo, solamente bailaba como una diosa moviendo ese tremendo cuerpo que tenía, delante de sus amigas y sin ver a nadie más… Bankotsu apretó la mandíbula, pensó en acercarse pero la presencia de sus amigas junto a ella podría arruinar lo que tenía planeado hacer, vaciló por unos segundos en su mente pensando la manera apropiada de hablarle pero justo cuando se decidió a dar el primer paso, un joven un poco más alto que ella, con el cabello platinado y un pequeño esparadrapo en la frente se acercó al grupo de chicas, la tomó de la cintura como un experto y la giró para dejarla frente a él, Bankotsu gruñó.

Exclusivamente míaWhere stories live. Discover now