Miedo

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Se quedó en el apartamento con el ceño fruncido pero Kagome ni siquiera le había prestado atención ya que trato de irse lo más rápido que pudo con la venda en el pié, logró salir de allí y subirse al ascensor antes de que Sesshomaru reaccionara ya que se había quedado pasmado imaginándose casada a Kagome con su hermano, él solo pensarlo hacía que se le revolvieron el estómago y su enojo aumentara, corrió detrás de ella pero el elevador se le cerró en la nariz con Kagome dentro y una sonrisa de victoria pintada en su cara, dio un puñetazo a una de las puertas de metal y rápidamente tomó las escaleras para bajar hasta el lobby, obviamente Kagome llegó primero a la entrada y empezó a caminar dispuesta a pedir un taxi o cualquier persona que quisiera ayudarle a salir de allí, sin embargo Sesshomaru logró alcanzarla antes de que se subiera a un auto amarillo.

Sesshomaru: ¿Adónde vas? *La tomó de la muñeca*

Kagome: Obviamente, lejos de ti.

Sesshomaru: No *Serio* Ella pasará la noche aquí, puedes irte.

El taxista lo vio con odio ya que había perdido a una valiosa clienta pero no le quedó otra opción más que empezar a conducir cuando Sesshomaru arrastró a Kagome a su lado y cerró la puerta del auto.

Kagome: No me puedes obligar a quedarme contigo.

Sesshomaru: Iré a dejarte más tarde cuando encontremos una solución prudente a esta situación.

Kagome: Ya te dije mi solución.

Sesshomaru: No me convence…

Kagome: ¡Pues no me importa y exijo que me lleves al rancho ahora!

Se mordió los labios, el embarazo a Kagome le había pegado mal, o al menos eso fue lo primero que pensó ya que ahora estaba más exigente e insoportable que antes.

Sesshomaru: Bien *Dijo vencido* Pero luego no andes llorando con que no eres feliz casada con alguien a quien no amas.

Se sacó las llaves del auto casi con furia y Kagome se metió al auto ignorando sus palabras y viéndolo enojada, se puso el cinturón al mismo tiempo que él encendía el auto y a penas había avanzado un par de centímetros cuando el destello de un relámpago seguido de un fuerte trueno hizo a Kagome sobresaltarse en su sitio, se llevó las manos al pecho cuando vio que gruesas gotas de lluvia caían sobre los vidrios, Sesshomaru vio su reacción y regreso el auto a su sitio en el parqueo, milagrosamente ella no protestó de ninguna manera.

Ambos guardaron silencio mientras la estrepitosa lluvia mojaba probablemente toda la ciudad, Kagome se abrazaba a sí misma cada vez que veía los relámpagos en los reflejos y se hacía ovillo cada vez que los truenos se hacían sonar impotentes, en todo momento Sesshomaru quiso abrazarla y calmarla, darle un beso en la frente y decirle que todo estaba bien, pero sabía que solo recibiría un terrible rechazo por su parte y puede que un empujón y varias cachetadas.

Kagome: Tengo miedo… y frío.

Sesshomaru: Nos hubiéramos quedado dentro.

Kagome: El “hubiera” no existe *Triste*

Sesshomaru: Nunca te gustó la lluvia.

Kagome: Desde pequeña me atemoriza, en especial luego del accidente.

Sesshomaru: Lo sé *Suspira* Será mejor que vayamos adentro.

Recordaba a la perfección lo que había sucedido en aquella noche, una oscura noche bastante parecida a esta, fue el mismo día que Inuyasha había regresado de Brasil para terminar su último año en la preparatoria, Kagome estaba feliz de que por fin, luego de 3 años iba a verlo, esperanzada que ahora que eran mayores tal vez Inuyasha le prestaría un poco más de atención, ambas familias habían organizado una cena de bienvenida y todos estaban entusiasmados por su regreso, el chico que se había ido a Brasil era muy aplicado en sus estudios, el programa de intercambio prometía reafirmar sus responsabilidades académicas y fundamentales que el señor Inu No demandaba como heredero de sus empresas, sin embargo toda la familia se llevó una decepción cuando Inuyasha entró por la puerta con un semblante rebelde, un par de tatuajes, uno en la espalda y otro en la cadera, venía vestido como un loco y su elegancia se había perdido en quién sabe dónde, sin embargo la cereza del pastel fue algo mucho más alarmante, un par de rubias que había conocido en el avión y que se había ofrecido “amablemente” a darles posada en su casa por una semana. Inu No las recibió por cortesía y  regañadientes pero a kilómetros de distancia podía notarse que no le había agradado en nada la estúpida idea de Inuyasha, especialmente porque no había avisado y los Higurashi estaban allí, Inuyasha saludo a todos olvidando su cortesía y de una manera muy maleducada, dejando a Kagome para el final, casi ignorandolos por completo, el entusiasmo de ella al verlo desapareció rápidamente cuando recibió un simple “hola” de su parte y luego de eso abrazo a una de las rubias para llevarlas a la habitación de huéspedes, al llegar el momento de la cena se tomó el descaro de invitarlas a la mesa aún cuando sabía que la reunión era familiar, Sesshomaru todo el tiempo lo estuvo viendo con odio, desaprobando la estúpida actitud que había adoptado y notó la incomodidad de Kagome en sus ojos, en ese momento no solo odiaba a Inuyasha, si no que estaba totalmente decepcionada de lo mucho que había cambiado. Tomó la cena tan rápido como pudo y como ya tenía su permiso de conducir a penas hacía un par de días, dijo que no se sentía muy bien y que le urgía irse a casa, sus padres comprendieron a Kagome y la dejaron ir, Inuyasha de nuevo la ignoró cuando la vio irse a la sala y eso la encabrono aún más, pasó de largo a las malditas rubias que parecían que se burlaban de ella y se metió al auto, empezó a conducir enojada… ¿Por qué? ¿Por qué se había vuelto tan estúpido? Tanto tiempo enamorada del caballero Inuyasha Taisho y ahora no solamente se había olvidado de ella, si no que parecía que se había hecho un cabrón, iba tan sumergida en sus pensamientos que no se fijó en que cruce se metía equivocándose de calle, se maldijo por su error estúpido cuando se percató de ello ya que era tonto olvidarse del camino a su propia casa, sin embargo antes que empezara a retroceder, un tipo se puso en la parte trasera del auto y cuando se dio cuenta, habían varios matones a alrededor del carro, trago saliva asustada, las puertas tenían seguro pero eso no impedía que el miedo le llegará a los huesos.

Exclusivamente míaWhere stories live. Discover now