7. ATAQUES MISTERIOSOS

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En la habitación más difícil de accesar en el cuartel de los cazadores Minho se encontraba tratando de convencer al líder del clan, el anciano Dongwoo a quien Minho llamaba "abuelo" a pesar de no tener parentesco alguno.

—De verdad creo que ese nuevo profesor de literatura es sospechoso, ni siquiera me dijo su nombre aun cuando... ¡Me presenté con él!—. Declaró molesto mientras limpiaba la daga con que había herido a la vampiresa junto al riachuelo.

—No puedes andar sospechando de todos por ahí, ya eres capaz de ir a cazar solo.

—Pero me pregunto, así como tu habilidades han madurado y se han fortalecido... ¿Cuándo madurarás tú?

Al escuchar aquel comentario Minho frunció el ceño pues siempre era regañado por el anciano sin causa justa, al menos él lo percibía de esa manera pues se consideraba maduro.

Además por más que creciera pensaba que a los ojos del anciano siempre sería un chiquillo ya que se trataba de un hombre viejo, más de noventa años seguramente, nadie estaba seguro de cuantos años tenía.

Incluso había quienes decían que era tan viejo como un vampiro noble, unos cientos de años tal vez.

Desde luego Minho pensaba que era una tontería, ningún humano sería capaz de vivir tanto, al final ese anciano era un gran misterio, ya que nunca se mostraba a los demás, solamente en las ceremonias y eventos especiales hacia una breve aparición.

Además de eso solo unos cuantos miembros del clan podían verlo cuando eran llamados, entre ellos se encontraba Minho.

—Una fuerte amenaza esta fuera de estas paredes—. El anciano rompió el silencio llamando la atención de Minho de inmediato.

Piel quebradiza y voz ronca, una cabeza que era como un espejo sin un solo cabello en la parte superior ya que diariamente se afeitaba, era la típica figura de un anciano y algo más.

Para Minho era mucho más, ya que prácticamente todo lo que sabía lo había aprendido de él.

—¿De qué amenaza hablas?—. Preguntó Minho.

El anciano respondió mirando a su escritorio al fondo de la habitación.

—Ratas y gatos han estado muriendo, ve a investigar—. Esas fueron las palabras del viejo.

—¡Sí!—. Minho respondió sin darse cuenta ya que siempre hacía lo que el anciano le encomendaba sin cuestionar.

Pero entonces reaccionó.

—¡¡¿Ratas y gatos?!!... ¿Por qué debería investigar algo así?

La negra mirada del anciano lo atravesó, tenía la mirada tan fría que cualquiera juraría que atravesaba las almas con ella, el anciano aclaró su garganta dos veces y Minho entendió que debía hacerlo.

—¡¡Asshh!!... está bien... ya me voy—. dijo mientras se levantaba y salía de la habitación cuestionándose una y otra vez el por qué el tendría que preocuparse por las ratas y los gatos.

—Tal vez alguien esta envenenando animales callejeros—. Chasqueó la lengua molesto y finalmente salió del lugar.

Mientras seguía quejándose por el pasillo de aquella que era la casa principal escuchó repentinamente la voz de Yoogeun.

—¿Vas a investigar lo de los gatos?

El pequeño cazador se acercó a paso rápido hacia él mientras limpiaba su daga, de hecho era el mismo tipo de daga que Minho utilizaba, en realidad, podría afirmarse que ese jovencito era la copia exacta de Minho pero varios años más joven.

Minho soltó un suspiro audible y llevando a Yoogeun a sentarse bajo el gran árbol de cerezo le dijo.

—Lo haré, ya que me lo han encomendado.

El jovencito dejó de tallar su daga y mientras lo miraba con un destello de preocupación en sus ojos dijo.

—No vayas solo Hyung, esa criatura... no sé qué es... pero es muy rápida.

Los ojos de Minho se abrieron de forma desmesurada y tomando al chico por los hombros le interrogó.

—¡¿Le has visto?!... ¡cuéntame! ¡dime todo lo que sabes!

El chico dudó por un segundo pero a pesar de ser joven sabía que lo mejor era contarle ya que al final Minho tendría que buscar a aquella criatura, entonces tomando una gran bocanada de aire comenzó con su relato.

—Solo la vi un momento... cuando venía de regreso de las clases extras junto con los chicos.

—Veníamos por el camino de siempre, como todos los días, entonces de pronto vimos como una enorme rata salió corriendo desde los arbustos, nos asustamos, pero eso no fue lo peor... solo un segundo después vimos otra criatura, no sé qué era.

—Parecía como un perro pequeño, de unos cuatro kilos tal vez, sus garras eran largas, su pelo negro y erizado, además gruñía todo el tiempo, en su cuerpo podía ver como respiraba fuertemente, babeaba mucho y sus ojos eran rojos..

—Era de atardecer, estábamos a la sombra, entonces la rata corrió y esa cosa la atrapó con su boca haciéndola chillar de una manera horrible para después llevársela, los chicos querían ver que animal era, así que corrimos tras él pero lo perdimos.

—Lo único que encontramos fue lo que quedó de la rata, parecía como un costal, solo piel y pelo, no habían huesos ni carne, solo algunas manchas de sangre en el suelo con marcas de lengüetazos.

Minho cerró los ojos y movió levemente su cabeza de lado a lado en un esfuerzo por no abofetearse a él mismo, en verdad no podía creer que hubiera perdido su tiempo escuchando ese relato.

Seguro Yoogeun estaba imaginando de más, un perro come ratas que solo dejaba piel de sus presas, era tan gracioso como asqueroso, después de todo estaba en la edad perfecta para utilizar su imaginación, aunque debería saber que con esos temas no se bromeaba.

Minho salió por la puerta principal de la casa, el sol estaba a punto de esconderse.

Si esa cosa era realmente una criatura de la oscuridad no tardaría en aparecer, a la distancia podían verse pocas nubes, era perfecto, la luna le prestaría su luz en su máximo esplendor para la cacería de esa noche.

Comenzó a caminar por las calles con su arma favorita lista, mientras jugaba con una de esas pequeñas dagas entre sus dedos la imagen de ese extraño profesor invadió su mente nuevamente.

Parecía amable, pero sin duda había algo extraño en él, no sabía que era y no podía ser un vampiro, estaba seguro de haber visto un crucifijo en su cuello cuando habló con él, sin embargo decidió que sería mejor mantenerlo vigilado.

Después de caminar durante algunos minutos Minho terminó en la orilla del riachuelo donde vio a aquella chica que enfrentaba a un monstruo por un cachorro, sin saber la razón, la verdad era que no había podido sacarla de su cabeza.

Cuando la vio por primera vez pensó que era un monstruo por la forma en no temió de la otra, pero el reflejo de la chica en la superficie del riachuelo lo convenció de que era humana y por eso terminó ayudándola.

—Me pregunto si, ¿se encuentra bien?

Dijo para el mismo mientras sus ojos contemplaban un bellísimo atardecer.

"Me gustaría volver a verla."

Fue la idea que surco por sus pensamientos.

Sin poder hacer más que esperar, me sentó a la orilla de aquel río, en pocos minutos la noche cayó y lo envolvió con un frío sentimiento nostálgico como en muchas otras ocasiones, como si hubiera algo que anhelara, pero no sabía qué era, y como tantas otras noches terminó contemplando la luna buscando la respuesta en ella.

Pasaron varios minutos más, no tenía idea de donde podría aparecer aquella bestia, y por si fuera poco al día siguiente llevaría a sus alumnos a una clase de estudio en el exterior, realmente quería dormirse temprano para variar, su cuerpo y su mente lo demandaban, una noche sin corretear monstruos para variar sería bienvenida.

Apenas comenzaba a relajarse un poco cuando de pronto, el desgarrador grito de una mujer se escuchó a la lejanía.

De inmediato se levantó y determinando la dirección del grito corrió lo más rápido que pudo.

Decidió tomar un atajo a través de los callejones que conocía bien, la terminación de atravesar el lugar se vio truncada cuando sus piernas se detuvieron de golpe al notar como el callejón en el cual se encontraba se oscureció por completo en un instante.

—¿Pero qué?—. Se preguntó el mismo.

La luna estaba perfecta esa noche, redonda y brillante en la parte más alta del manto nocturno.

¿Por qué se había oscurecido repentinamente?

Una brisa helada llegó repentinamente, un segundos más tarde se convirtió en una corriente circular que comenzó a envolverlo.

Los lacios y negros cabellos de Minho comenzaron a picar sus ojos mientras buscaba en la oscuridad el motivo de ese extraño viento, no percibía nada, tampoco veía nada, no entendía que era eso, hasta que el repentino eco de unas pisadas se escuchó con claridad.

El repentino "blink" de un metal golpeando el suelo recorrió su piel, sus ojos buscaron en su mano y entre cerrando sus párpados para enfocar fue capaz de notar la ausencia de su daga la cual estaba en el suelo.

Su corazón comenzó a bombear más rápido, él estaba seguro que no la habia soltado, intentó agacharse para levantarla pero esa fría corriente de aire intensificó su fuerza impidiendo que se moviera, era como si, fuera sujetado por un par de fuertes cuerdas que no era capaz de ver.

Minho comenzó a observar alrededor para darse cuenta que las luces comenzaron a apagarse una tras otra mientras el sonido de las pisadas se intensificaban como si se acercaran.

—Debiste ser más cuidadoso si pensabas empuñar tus armas contra nosotros—. La voz de un joven se escuchó.

La piel de Minho se erizó mientras un extraño sentimiento lo invadió, los pasos seguían acercándose cuando la última luz se apagó quedando el lugar en una completa oscuridad, aquellas pisadas dejaron de escucharse cuando se detuvieron al lado de Minho.

Un silencio total y abrumador se hizo presente, solamente escuchaba el sonido de su propia respiración mientras luchaba contra aquello que lo mantenía inmovilizado, el viento comenzó a cerrarse aún más recreando un efecto de vórtice y dejando a Minho sin oxígeno, si pudiera moverse seguramente habría llevado las manos a su pecho producto del dolor que estaba sintiendo, pero no podía hacerlo.

—Es sofocante... ¿Cierto?—. Preguntó esa voz como si el propietario estuviese en su mente.

Una repentina sensación en su oído se hizo presente, la respiración, podía sentir que le respiraban en el oído, desagradable, un calosfrío recorrió su cuerpo, podía sentir como cada milímetro de su piel se tensionaba con el escalofriante chocar de aquella respiración en su oído y cuello.

Un segundo más pasó, un dolor indescriptible se sintió en su cuello, un ardor que lo atravesó, como si lo hubieran cortado con una navaja al rojo vivo.

De inmediato el remolino de viento cedió y cayó al suelo sin poder sostenerse, el lugar permanecía en completa oscuridad, lo único que se escuchaba era su turbulenta respiración mientras aspiraba bruscamente, el aire parecía rehusarse a entrar en sus pulmones, y la voz se hizo presente nuevamente.

—Ahora lo sabes... lo débil y patético que eres.

Así como llego aquella voz desapareció, las luces del callejón comenzaron a encender nuevamente mientras los sonidos de la noche regresaban.

Minho trataba de ponerse en pie luchando con su cuerpo que se rehusaba a reaccionar, un nuevo grito desgarrador se escuchó, era la misma mujer de minutos antes, intentó levantarse una vez más pero se tambaleó, no podía sentir las piernas y terminó cayendo.

Un estruendoso "¡¡AUXILIO!!" se escuchó, lleno de pánico y terror, la impotencia recorrió cada centímetro del cuerpo de Minho cuando en su desesperación comenzó a golpear sus piernas con todas sus fuerzas a fin de hacerlas reaccionar, buscó en todas direcciones su daga pero no pudo encontrarla.

Después de un minuto aproximadamente finalmente sus piernas empezaron a reaccionar junto con un terrible hormigueo en ellas que se intensificaba, los gritos continuaban así que forzandose se levantó y corrió, era doloroso, con cada paso que daba se sentía como si fuera a partirse en pedazos.

Incluso sus huesos parecían estar a punto de astillarse y atravesar su piel su cabeza dolía al grado tal que pensaba que su cerebro saldría por sus oídos, pero debía salvar a esa persona que desesperada mente pedía por ayuda.

Después de sentir que transitó un camino de clavos y llamas finalmente llegó al lugar, debió atravesar aquel largo callejón y cruzar una amplia avenida, un parque con poca iluminación y una fuente de piso en funcionamiento.

El agua ascendía desde el suelo en forma de chorros con fuerte presión, acompañados de una serie de luces que daban una llamativa vista al pequeño parque mientras la corriente resultante se desplazaba por el suelo y llegaba al desagüe.

Como si fuera una ilusión la mitad de la fuente era cristalina mientras en la otra, el inconfundible color de la sangre la teñía.

Minho de inmediato conoció una figura familiar en el lugar, dando la espalda a dónde él se encontraba y mirando de frente en dirección a la fuente.

—¡Jiah!—. Minho la llamó.

Ella volteó lentamente revelando la escena que había estado contemplando.

—Lo lamento Oppa... no logré llegar a tiempo—. dijo ella al mostrar el cuerpo sin vida de una joven.

Era la víctima que antes había pedido por "auxilio" desesperada mente, una joven de unos veinte y tantos años.

Nuestro joven cazador lucho por disimular su sorpresa al ver el cuerpo, ya que visiblemente no era un ataque ordinario.

Las ropas de la víctima se encontraban sucias y desgarradas, como si algún animal la hubiera arrastrado un largo rato sujetándola de ellas, unos profundos arañazos en sus brazos, pecho y espalda eran visibles debido a la gravedad de las heridas, y finalmente lo que la había sido la causa de su muerte... prácticamente le habían arrancado la cabeza.

Lo que fuera que la había atacado había ido directo a la yugular desgarrando todo su cuello, haciéndolo casi desaparecer, era algo nuevo, nunca lo había visto, era algo que incluso a nuestro Minho le revolvía las entrañas, la cantidad de sangre y un extraño hedor a lo que parecía ácido sulfúrico le quemaba la nariz y los ojos.

—Seguro fue muy doloroso—. Afirmó Jiah mientras daba la espalda al cadáver.

Minho que siempre llegaba a tiempo para salvar a las víctimas de ataques se sentía impotente en ese momento, un fuerte sentimiento de decepción y rabia lo invadió cuando sujeto el brazo de Jiah con suficiente fuerza como para hacerla quejarse.

Por primera vez Minho sintió la frialdad de la mirada de su "prima" como respuesta de tu acto, para él, que quien siempre había visto el lado amable de Jiah ese gesto le pareció tan extraño que su reflejo fue soltarla de inmediato.

—Deberías haber llegado antes... ¡¿Dónde estabas?!—. Preguntó la chica con un claro tono de molestia.

Su mirada era estaba fija en su compañero mientras un brillo feroz la adornaba, Minho tuvo que morder su mejilla interna para no responder pues no quería admitir que había sido atacado momentos antes.

Jiah se acercó a Minho y tomándolo de la mano comenzó a correr para sacarlo del lugar ya que el equipo de "limpieza" estaba cerca.

—¡¡Jiah!!...¡¡Espera!!—. Minho solicitó en medio de ser arrastrado.

Ella se detuvo y soltándolo mientras lo miraba severamente le dijo.

—Si estabas en problemas deberías haber pedido ayuda... ¡¡Límpiate!!—. Le gritó al tiempo que le arrojó un pañuelo para después irse.

Minho atrapó la prenda al tiempo que podía sentir como la rabia lo consumía, la sensación de estar indefenso ante un monstruo que ni siquiera se había mostrado, era algo nuevo y desconcertante para él.

Jiah mordía su labio al alejarse, estaba desconcertada, la idea de que Minho no había recurrido a ella estando en problemas la hacía decepcionarse de sí misma.

Una fuerte punzaba se presentó en el cuello de Minho mientras veía a su compañera desaparecer en la oscuridad, su mano subió a la zona y al retirarla se encontró con una gran cantidad de sangre en su palma, su corazón se estremeció al darse cuenta, esa sensación en el callejón, no fue una sensación... realmente había sido herido.

—¡¡Maldición!!—. Gritó al recordar que al día siguiente debía ir con sus alumnos.

¿Cómo les explicaría eso?

Tomó aquel pañuelo y limpió la sangre alrededor, acomodó su ropa y cubrió la herida para volver a casa rápidamente.

Salió a las calles transitadas para irse a casa mezclado entre las personas con naturalidad, su cuerpo estaba herido, su orgullo estaba herido, y aunque no quería aceptarlo, ese extraño ataque lo tenía nervioso, a grado tal que su caminar era tan veloz que prácticamente iba corriendo.

...

Mientras tanto Jonghyun miraba la luna desde el balcón de su sala, el ventanal se encontraba abierto de par en par y las nubes bailaban de forma extraña y magnifica alrededor de aquel brillante astro en medio del perfecto manto nocturno... una fresca y suave brisa lo envolvió peinando sus cabellos con suavidad y delicadeza.

Cerró sus ojos para disfrutarla al máximo, aspirando la fresca brisa sonrió satisfecho al sentirse abrazado por ella.

—¿Te divertiste hoy... Kibummie?

LUNA ESCARLATA (FINALIZADO)Where stories live. Discover now