59. HASTA PRONTO

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Por otro lado Jinki se encontraba en el castillo, las cenizas de los sirvientes que perecieron, ya se habían ido en su totalidad con la suave brisa, solo dos seres quedaban en el lúgubre castillo, Joon y él.

—¿No te vas a ir?—. Preguntó a Joon quien no dejaba de observarlo a una distancia prudente.

—No me iré—. Respondió Joon observando aquella habitación que era extrañamente blanca.

Se sentía tentado a preguntar que era aquel lugar, una habitación en la que jamás había entrado, un entorno, que extrañamente lo hacía sentir mareado.

Paredes lisas y blancas adornaban el espacio, no había ventanas, una única puerta y una iluminación enceguecedora, la cual contrastaba con el resto del castillo.

La sensación de volver el estómago lo invadió, podría jurar que algo en sus entrañas se movía, estaba a punto de vomitar, y lo hubiera hecho, de no ser por el sonido de las prendas de Jinki, al deslizarse de su piel, para posteriormente tocar el suelo.

Sus ojos buscaron a su emperador, un rubor llegó a sus mejillas, y antes de procesarlo desvió la mirada.

El emperador se encontraba completamente desnudo, pero en su cuerpo se apreciaban enormes manchas negras, las cuales se movían por debajo de su piel.

—¿Qué es este lugar?—. Joon preguntó con la mirada baja.

—Es una habitación de purificación—. Jinki le dijo al entrar, en lo que parecía una enorme fuente.

Joon alzó su mirada, extrañamente veía el agua caer, pero no alcanzaba a distinguir su origen, sabía que estaba presente, pero no podía escucharla.

Como era su costumbre, se agachó a recoger las ropas de su joven amo, dejar de hacer aquello, que era lo normal durante los últimos dos mil años, no era para nada fácil.

—Es un lugar de animas—. Jinki expresó al perderse dentro de la fuente y abrir sus brazos.

Joon entrecerró los ojos intentando buscar su figura, y entonces, lo que él creía era agua, comenzó a teñirse de negro, al tiempo que un quejido de dolor se escuchó en la estancia, al instante reconoció la voz de su joven amo.

—¡Joven amo!—. Gritó al dejar caer las prendas y sin ningún cuidado entrar a la fuente.

Eso fue, un grave error.

De inmediato sintió una inusual debilidad en sus piernas, las cuales terminaron por ser vencidas por su propio peso, sus rodillas impactaron contra el suelo, el dolor de aquel golpe recorrió todo su cuerpo y se reflejó en su rostro.

Intentó levantarse apoyándose en sus manos, pero estás no tenían fuerza en absoluto, estaba tan débil, que el grito para llamar a su joven amo, se quedó a la mitad de su garganta, y posteriormente desapareció, a la par que sus párpados se cerraron.

—¿Hasta qué punto estás dispuesto a llegar para quedarte a mi lado?—. Cuestionó Jinki al llegar a su lado.

Su figura salió de aquella fuente, curiosamente completamente seco, aquello que parecía, no era agua.

La respiración de Joon estaba tan débil, su piel más pálida de lo normal y una pequeña lágrima intentaba deslizarse por la extensión de su rostro.

Jinki se acercó a él y con cuidado lo levantó, por primera vez en su vida, nuestro joven emperador cargó a alguien, lo alejó del lugar, y con delicadeza lo acostó en el blanco sofá que ahí había.

—Eres tan tonto—. Acarició la mejilla de su sirviente—Si no te vas por tu cuenta, no me dejas opción.

Nuestro joven emperador, podía sentir como su cuerpo dolía al entrar nuevamente a aquella fuente, una sensación comparable a ser rociado con ácido, se sentía sofocado y una enorme angustia crecía en su corazón.

LUNA ESCARLATA (FINALIZADO)Where stories live. Discover now