Capítulo 4 "Abandono"

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Mamá y la enfermera charlaron todo el camino hasta casa, ambas sentadas en la parte delantera del coche de mamá, principalmente sobre la vida de la chica, quien no había captado mi interés en lo más mínimo. Nada lo hacía desde que sabía la verdad de mi situación. ...

Lo que había llegado a escuchar desde mi estado de sopor y casi completa desconexión, eran simples datos acerca de la persona a la que había condenado a cuidarme –hasta donde sabía- las veinticuatro horas del día. Mamá no podía dejar de trabajar.

La chica se llamaba ______ y si no captó mi atención, sí lo hizo con mamá, quien se mostró interesada por la historia que venía con ella. La enfermera tenía veinte años y acababa de obtener su título, venía de una familia de bajos recursos de las afueras de Stratford.

—Tuve que trabajar de muchas cosas para poder pagar mis estudios, no quería dejarlo todo cuando tenía alguna oportunidad de continuar —contaba ella con esa voz suya tan dulce —. Fui camarera, mucama, cajera, niñera… ya ni siquiera recuerdo todos mis trabajos —y rió por lo bajo.

¡Genial! La chica era alegre y ahora se topaba conmigo: un fantasma de pies a cabeza. Le arruinaría la vida si permanecía a mi lado más de una semana. Me desconecté de su conversación tan fácilmente como intenté inundarme de ella.

—Eh, Niall… —me llamó mamá cuando estuvimos en casa. Ambas se las habían ingeniado para pasarme del asiento trasero del auto a mi silla de ruedas —. Te cambié de habitación, ahora dormirás en una de las de visitas ¿sí? —guardó silencio—, lo decidí por lo de la silla de ruedas… digo, no podrás subir las escaleras…

—Está bien, mamá.

—Bajé todas tus cosas, tus mantas, tus almohadas, tu guitarra, tus cuadernos… —me explicó mientras la enfermera impulsaba la silla detrás de la voz de mamá.

—¡Oh, maravilloso! ¡Ahora que bajaste mis cuadernos podré dibujar! Espera un momento, olvidé que estoy ciego —dije sarcástico. Sólo hubo silencio —. ¿Vas a explicarme dónde está papá o quieres que me dé un ataque al cerebro mientras intente descifrarlo?

Otra vez silencio. Eso me volvía loco.

—No se callen tanto tiempo o voy a pensar que también me volví sordo —repliqué y escuché que alguien respiraba profundo.

—Niall… —comenzó mamá, sentí que me tomaba de las manos y su voz sonaba más a mi altura —, tu papá, al parecer, pensó que era mejor…

—Se fue, ¿cierto? —afirmé, interrumpiéndola, con un nudo en la garganta. Silencio —. ¡No te calles, mamá!

—Lo lamento.

—¿Y Alice? —pregunté, aunque en realidad no quería saberlo, de sólo imaginar que siguió el mismo rumbo que papá…

— No sé nada de ella desde hace una semana. Desapareció en el momento que estábamos hablando con el médico cuando dijo…

—…cuando dijo que estoy ciego. ¡Dilo, mamá! Es lo que soy.

—Siento mucho esto, amor. De verdad.

Era oficial. El mundo me había abandonado. Por primera vez comencé a lamentar ser hijo único, no tenía siquiera un hermano con quien conversar tranquilamente. Si mamá seguía conmigo era por el simple hecho de ser mi madre, y por ser Maura Gallagher, una mujer puro corazón, la persona más sensible que jamás había conocido, que se compadecía de los gatitos en las calles, que lloraba a mares con las películas y que habría rescatado a cualquiera que hubiera estado en mi lugar. También contaba con la enfermera… pero ¿Cuánto tiempo tardaría en hastiarse de mí? ¿Una semana? ¿Quince días? Todo era cuestión de tiempo para que me quedara solo.

Luz de medianoche. {Niall y tu} TERMINADAWhere stories live. Discover now