El Mundo a través de ti

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Kara, Kara. ¡Joder con esta mocosa!
Alex corría tras ella por aquel campo propiedad de su familia a las afueras de Kansas.
A qué no me alcanzas Alex. Estás fuera de forma.
La sorna en las palabras le dieron un impulso a la mayor de las dos hermanas. Apresuró el trote pero fue inútil. La rubia menor tenía una velocidad imposible de igualar.
Una vez llegaron al borde de aquella laguna que delimitaba la propiedad, Kara la esperaba tranquila.
Juro que voy a matarte un día de estos.
No la harías aunque quisieras. Me amas demasiado.
¡Idiota!
Le dio un golpe leve en el hombro y la rubia fingió dolor profundo.
Iban a comenzar a juguetear cuando el ruido de aquel auto a lo lejos las distrajo.
¿Serán los nuevos propietarios?
Alex dejó la pregunta al aire y Kara uso su mano para contrarrestar la luz solar que le impedía visualizar en esa dirección.
Dicen que la propiedad la compró una joven pareja.
Si, eso escuche.
¿Tendrán hijos?
No lo sé Kara, pero pronto lo sabremos.
Se quedaron ahí y vieron cuando el auto paso a unos cien metros desde su posición por aquel polvoriento camino.
Ambas intercambiaron miradas y escogieron de hombros, restando importancia.

Pasó una semana desde ese día, Kara paseaba por el pueblo en busca de suministros para el ganado que criaban junto a su padre.
Te olvidas de la sal mineral para las vacas, tú padre te retara si no lo llevas.
Gracias Eve. Siempre soy tan despistada.
La mujer le envolvía los paquetes y Kara anotaba en aquella vieja libreta las compras.
Escuchaste que tenemos vecinos nuevos en el pueblo.
Algo así oí. ¿Los has visto?
Aún no, pero dicen que la señora es una mujer muy hermosa.
¿Es una pareja?
Al parecer si, dicen que el hombre se dedica a las ventas de coches y que viaja, y ella pues...
Una ama de casa, cómo es ley en la vida de la mujer.
Eve hizo una mueca ante la cantidad de ironía en el comentario de la rubia.
Era bien sabido en aquel pueblo que la hija menor de Jeremiah Danvers tenía tendencias masculinas. A pesar de su belleza física, está la escondía entre esos ropajes de hombres.
Siempre vestía camisas de cuadros que le quitaba a su padre, pantalones que su madre le ajustaba a su figura y aquel par de tirantes ya característicos de su indumentaria.
Tal vez algún día formes una linda familia Kara.
Si, cuando pueda volar lo haré Eve.
Le guiño un ojo y tras mostrar su mejor sonrisa, recogió su pedido y se marcho.

Metió todo lo que su padre le pidió en las alforjas y se trepó a su caballo llamado Flash.
Aquel caballo barcino que su madre le obsequio para su cumpleaños número quince, era su fiel amigo.
¡Vamos Flash!
Comenzó aquella cabalgata a toda prisa, mientras su mente repasaba las palabras de Eve.
Ja, familia. Cómo si eso fuera posible para mi.
Iba murmurando para ella cuando algo llamó su atención.
Una mujer de tez blanca con un vestido azul intenso estaba parada al borde de un auto negro del año.
Adelante del mismo, un hombre de baja estatura estaba de cabeza en la zona del motor.
¿Necesitas ayuda?
Kara detuvo a Flash y descendió hábilmente del mismo.
Gracias por ofrecerse pero el señor Schott ya se ocupa de ello.
Al girarse en dirección a la rubia, la mujer quedó repentinamente en silencio. Paseo sus verdes ojos de arriba a abajo en Kara, está sintió sus mejillas arder.
Kara Danvers.
Sus ojos azules estaban hipnotizados con los de la extraña, así que lo primero que hizo fue presentarse.
Lena Luthor de Mathew.
Tomó la mano pálida que tímidamente le ofreció y beso suavemente sus nudillos al mejor estilo de un caballero.
Fue fiel testigo de como aquellas níveas mejillas se tornaban carmesí.
Somos vecinas, nuestra propiedad está en los límites de la vuestra.
No lo sabía.
Señora Mathew creo que tendremos que caminar.
¿De qué habla señor Schott?
No encuentro la falla.
Puedo llevarle, tal vez no a ambos pero a usted al menos.
Gracias señora Danvers.
¡Señorita!
Señorita Danvers, no será necesario.
No hay autos de alquiler en esté pueblo y mi caballo es veloz. Llegará en una pieza a su casa. Lo prometo.
La joven mujer intercambio miradas de desconfianza con su chófer, pero tras una seña de éste, finalmente accedió.
Subir a aquella bestia, fue otra historia. Sus vestidos no eran aptos para tal tarea, sin embargo la rubia le acomodo lo mejor que pudo.
Subió fácilmente delante de la mujer.
Agarrese de mi cintura. Es por seguridad.
Noto la duda pero tras largos segundos, unas manos delicadas la rodeaban.
Instintivamente sonrió.
No se preocupe, Flash es manso, tengo siete años con él. Fue un regalo para mi cumpleaños.
En mis cumpleaños me regalaban vestidos y viajes. Nunca un animal.
Kara evitó replicar a aquella referencia amarga.
A veces es mejor un animal de regalo que telas, esas se desgastan con el tiempo.
¿Es usted casada?
Kara. Llámame Kara. Y no, no lo soy.
¿Por qué? A su edad mi madre ya me había tenido.
No me gusta que me condicionen la vida.
Es extraña señorita Danvers.
Kara trago duro y omitió la carga que llevaba entre líneas.
La típica niña rica, se dijo a sí misma.
Siguió galopando y evitó hacer más charla.
Veinte minutos después le ayudaba a su acompañante a bajar de Flash.
Gracias Kara.
De nada - le entrego las cosas que eran de su pertenencia y había  guardo durante el trayecto en las alforjas y ya se disponía a marchar-
Lamento si dije algo que le incómodo. A veces no mido mis palabras.
No se preocupe señora Mathew. No es su culpa.
La mujer frunció el entrecejo y su réplica fue tardía. Ya la rubia se perdió entre los pastizales que llevaban a su propiedad.

Supconeshot (Wattys 2019)Where stories live. Discover now