Cap 8

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Luego de la deliciosa cena hecha por Mina, nos dirigimos a su despacho para revisar el dichoso contrato que debía firmar.

Ethan se posicionó detrás de su imponente escritorio y me tendió una carpeta con el contrato en su interior. Comenzé a leer detalladamente el documento y a medida que avanzaba mis ojos se abrían cada vez más, el sonrojo llenaba mi rostro y los nervios me invadían por completo. Era ridículo, realmente estaría a su merced. El documento detallaba claramente que yo pasaba a ser de su total pertenencia y debía acatar cada orden y petición que él diera, debía complacerlo en todos sus caprichos y depender de él para todo. Incluso mi ropa tenía que aprobarla y proveerla él por el tiempo que el contrato durase, también iba a proveerme de una vivienda, lo cual ya estaba claro y de cualquier otro objeto o propiedad que él considerase necesaria. Debía guardarle fidelidad durante el período de tiempo que nuestro acuerdo durase y los sentimientos quedaban estrictamente prohibidos, nuestro acuerdo sería meramente sexual. Además añadía una detallada alimentación que debía cumplir y cosas que no debía hacer o utilizar. Incluso debía hacerme análisis y una revisión médica para que me indicaran un anticonceptivo a utilizar. Luego detallaba cada práctica sexual que mantendríamos y aparatos u objetos que íbamos a utilizar. Y de no llevar a cabo lo que él demandase detallaba que recibiría un "castigo disciplinario". El último apartado era para el uso de una palabra de seguridad la cual estableceriamos en concenso en caso de necesitarla para cesar toda acción de él sobre mí en cualquiera de las sesiones. Esto era realmente abrumador y ridículo, no tendría potestad de decidir nada. Acaso también escogería mis toallas sanitarias? O quizás él decidía que utilizara tampones, me dije mentalmente.

-Esto es ridículo, pensé en voz alta, y tarde me dí cuenta, pues él me observaba como si quisiera matarme. -Y-yo lo siento, dije con temor. -Es solo que jamás imaginé algo como esto, señalé los papeles. El inhaló profundamente, creo que intentando calmarse.

-Sé que todo esto es nuevo para ti, pero debes firmar ese contrato y entregarte por completo a mí, si haces eso yo me encargaré de velar por ti y todo lo que necesites y de darte todo el placer que nunca has imaginado. - Te enseñaré que con el dolor puedes llegar a sentir un sublime placer pequeña.

Trague grueso con sus palabras, realmente tenía curiosidad y miedo a partes iguales de conocer este mundo, su mundo, pero igualmente no tenía otra opción, tenía que hacerlo o terminar sola y en la calle. Asentí nerviosamente, y mentalmente repetía que solo serían seis meses, luego todo volvería a la normalidad, o al menos eso esperaba.

-Puedes pensarlo está noche y mañana por la mañana nos reuniremos para que firmes si es lo que decides, dijo poniéndose en pie y rodeando el escritorio. -De ser así, mañana mismo iremos a un consultorio de mi confianza para que te realicen los análisis y evaluación médica y puedan recetarte un anticonceptivo, porque créeme que lo vamos a necesitar, dijo con una profunda voz.

-De acuerdo, dije nerviosa. - Eth... Señor, corregí. -Y-yo aún estoy estudiando en la universidad y necesito saber si podré seguir haciéndolo mientras permanezca aquí, dije nerviosa.

-No veo porque no, dijo él tranquilamente. - Adecuaremos tus horarios de trabajo y estudios para que puedas hacer ambas cosas a la vez, finalizó. Y luego salimos del lugar. Nos dirigimos hacia nuestras habitaciones y cuando estuve a punto de ingresar a la mía Ethan me tomó de la mano halandome hacia la suya, la cual ya se encontraba abierta. Era totalmente lo contrario a la mía, sus tonos oscuros y fríos, en tonos negro y blanco le daban un aspecto más frío y formal. Una cama de al menos cuatro plazas estaba al crentro de la habitación, junto a ésta finas mesas de noche en color gris oscuro, un juego de sillones blancos a un costado, un ventanal con puerta corrediza que daba a una terraza y dos puertas al extremo al igual que en mi habitación, que suponía correspondían al baño y el closeth. Ethan se dirigió a una de las puertas dejándome al centro de la habitación sin saber que hacer. Luego regresó con una camiseta de color blanco en sus manos y me la entregó. Lo miré con confusión y él sonrió de medio lado.

-Supongo que te vale eso para dormir, al menos por hoy dijo señalando la camiseta en mis manos. Su gesto me pareció de lo más considerado y de cierta forma especial, por preocuparse por lo que usaría esta noche para dormir. Sonreí sin poder y evitarlo.

-Gracias, es perfecto, dije levemente sonrojada.

-No se merecen, ahora ve a descansar pequeña, me ordenó suavemente

-Buenas noches Ethan, dije antes de salir. Él frunció su ceño y supe que lo había llamado por su nombre, me puse nerviosa al instante pensando en que me había ganado un castigo, pero luego su expresión cambió.

-Buenas noches Alishea, respondió y no esperé más por salir pitando de su habitación y dirigirme a la mía.

Ya en la que ahora era mi habitación, me dirigí hacía el baño. Ya no podía seguir impresionandome con tanto lujo, el baño no era la excepción, era muy amplio y moderno, con un hermoso tocador, una ducha con puertas acristaladas completamente transparentes y una preciosa tina con sistema de hidromasaje, era realmente increíble. Había un estante completo con sales de baño y gel de ducha de diferentes aromas, al igual que shampoo de marcas reconocidas, esponjas, velas y toallas. Todo el lugar era una maravilla. Me despoje de mi ropa y decidí tomar un largo baño y probar la tina para relajarme por todo lo que había vivido el día de hoy y meditar sobre lo que viviría de ahora en adelante. Porqué para que lo iba a negar, iba aceptar su propuesta, así tuviera que ser su esclava prácticamente, y no sólo por él hecho de que necesitaba el empleo que él me ofrecía a parte de ser su sumisa, sino porque había algo en él que me atraía fuertemente y me pedía casi a gritos sentir su cercanía y su tacto sobre mi piel.

Luego de casi una hora, salí del baño envuelta en un fino albornoz de color vino. Tomé la camiseta que Ethan me había entregado y la acerqué a mi nariz, olía delicioso, a él, a esa mezcla exquisita que él dejaba en el ambiente. Inhale profundo llenando mi sistema de su olor y luego la deslise por mi cuerpo. Me llegaba casi a las rodillas y era de esperarse, Ethan me sacaba al menos un palmo de altura. Me recosté en la enorme cama, que parecía hecha de nubes de algodón de tan suave y cómoda que era y casi al instante el sueño me invadió y me quedé dormida.

Bittersweet SubmissionTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang